Largo Caballero ante la OIT en junio de 1931
 
Largo Caballero ante la OIT en junio de 1931
Eduardo Montagut Contreras

El ministro de Trabajo Largo Caballero intervino en la Conferencia Internacional del Trabajo, que se celebró a primeros de junio de 1931 en Ginebra, para explicar el programa social del Gobierno Provisional de la República. Como el propio Largo expuso en su discurso siempre había tenido una intensa vinculación con la Organización Internacional del Trabajo, pero con la particularidad de que ahora llegaba como ministro de su país, un hecho que le producía una intensa satisfacción.

Largo Caballero explicó que, ante las dificultades con que tropezaba la OIT para lograr las ratificaciones de los convenios votados en la Conferencia, el cambio de régimen en España, aunque siempre había sido “leal y hasta entusiasta” con la Organización, generaría una colaboración con todo tipo de garantías para “poder compenetrarse en absoluto”. Debe recordarse que la cuestión de las ratificaciones siempre ha sido el problema fundamental de la Organización del Trabajo desde sus inicios.

El ministro hizo un repaso histórico y elogioso de la legislación social española, algo sumamente interesante de resaltar por parte de un veterano sindicalista y socialista. Largo se remontó a la Edad Media y a la época del descubrimiento de América, citando, en este sentido, el reconocimiento que se había hecho en el primer tomo de la Legislación Social de América Latina, publicado por la OIT. En la obra se recogían las palabras del profesor Carmelo Viña Mey en la que se defendía que España había iniciado y puesto en práctica por vez primera en la Historia uma doctrina de protección y tutela de los indígenas. Después puso más ejemplos posteriores.

Estos hechos históricos lejanos y más recientes debían servir de punto de referencia para el trabajo presente, y para que todo lo que significaban de humano y universal pasara a ser acervo de la OIT.

A continuación, Largo se centró en la preocupación que tenía como ministro y que el Gobierno compartía por mejorar la situación de los obreros del campo, dada la importancia de su número en el conjunto de la población activa española. Además de preparar una batería legislativa para que fuera discutida en las Cortes Constituyentes, el Ministerio de Trabajo de motu proprio o en colaboración con los Ministerios de Hacienda, Economía y Justicia se había apresurado a dictar disposiciones favorables, como la constitución de los Jurados Mixtos, que consideraba como tribunales paritarios, la prohibición de los subarriendos, el laboreo de las tierras, etc.

El siguiente punto que abordó Largo Caballero tuvo que ver con la orientación social del Gobierno Provisional de la República. Se inspiraría en el antiguo Instituto de Reformas Sociales y en los modernos organismos de carácter social para reorganizar el Consejo de Trabajo, dividiéndolo en secciones especializadas con cierta autonomía de funcionamiento: legislación social, relaciones con la OIT, el paro, la inspección de trabajo, los seguros sociales, estadística, la emigración, orientación y formación profesional, cooperación, protección de los obreros agrícolas y del mar, etc. La institución debía ser un observatorio en el que se estudiarían los distintos síntomas que anunciasen la aparición de nuevos fenómenos sociales o la transformación de los ya existentes, pero, por otra parte, también debía ser un laboratorio para preparar las medidas adecuadas con el fin de hacer frente a los problemas que fueran surgiendo. El Consejo de Trabajo se convertiría en un instrumento del Ministerio para desarrollar su política, basándose en principios de “justicia y equidad”.

En el campo internacional, explicó que uno de los primeros actos que había realizado como ministro había sido la de ratificar sin condiciones el Convenio de Washington relativo a la jornada laboral. El decreto correspondiente salió en la Gaceta de Madrid (precedente del BOE) del día primero de mayo, para darle solemnidad al acto. Largo explicó que el Gobierno había declarado ese día como fiesta oficial. Además, explicó como el director de Primera Enseñanza, que sabemos que era Rodolfo Llopis, había publicado una circular para que los maestros explicasen a los niños la significación de dicha fecha. Siguiendo con la dimensión social en relación con el exterior el orador explicó que también se había firmado el Convenio de la Conferencia de 1921 sobre los accidentes laborales en la agricultura. Y se anunciaba que a estas ratificaciones seguirían otras a la espera de la necesaria adaptación de la legislación nacional con el fin de que dichas ratificaciones fueran reales. En este sentido, aludía a las disposiciones precisas en relación con el paro forzoso y la protección de la maternidad que, en realidad, ya habían sido ratificados por España, pero que no se aplicaban adecuadamente, precisamente por esas contradicciones entre los Convenios y las leyes nacionales.

Largo Caballero quería una colaboración estrecha de España con la OIT. En el Ministerio de Trabajo ya existía una Sección Internacional, pero cuya organización iba a ser revisada. Quería que se estableciese un servicio especial que no solamente mantuviese las relaciones con la OIT, sino que siguiera también de cerca sus actividades y para preparar las participaciones de España en las reuniones de la Conferencia.

El ministro deseaba que en la Escuela Social del Ministerio y en otras instituciones educativas se estableciesen cursos para el conocimiento del funcionamiento de la OIT.

Largo quería demostrar en la Conferencia que los problemas sociales ocupaban un lugar prominente en la nueva República, algo que auguraba se plasmaría en la futura Constitución, que se iba a elaborar en las Cortes Constituyentes.

Un aspecto destacable del final de su intervención tiene que ver con la comparación que hizo entre la legislación social española hasta el momento y la nueva que se estaba poniendo en marcha y se desarrollaría en el futuro. En todo caso, reconociendo la tradición “tan típicamente española de justicia y generosidad” de la legislación social española, en realidad, había buscado la protección y tutela de los trabajadores, pero ahora el espíritu de las leyes tenía que ver con la emancipación del trabajador como hombre y como ciudadano.

Hemos empleado como fuente el número 6965 de El Socialista. Sobre Largo Caballero es imprescindible acudir a la casi definitiva biografía de Julio Aróstegui sobre nuestro protagonista, y que Debate publicó en 2013.


Fuente → andalan.es

banner distribuidora