La pequeña historia de los refugios antiaéreos franquistas de Barcelona
  
La pequeña historia de los refugios antiaéreos franquistas de Barcelona / Antonio Gascón Ricao:

Serpientes de verano

Es curioso observar como lo superficial se transforma en trascendente, y más aún en época de verano. Un ejemplo de ello fue lo que sucedió con cierta noticia referida a la existencia en Barcelona de unos refugios antiaéreos construidos durante la época franquista y en plena Segunda Guerra Mundial, descubrimiento que habían realizado dos arqueólogos barceloneses.

Historia aquella, que leída en la actualidad, deja un cierto mal sabor de boca al advertirse que estaba llena de enredos y de malas interpretaciones, producidas a causa de un desmedido afán periodístico, muy similar al de la película de enredo de Billy Wilder, Primera plana1. Cuando en la realidad aquella noticia no tenía en sí nada de novedosa, porque sobre el mismo asunto y por los mismos protagonistas ya se había hablando y escrito tiempo atrás2. Asunto que la prensa ignoró, desconociéndose si por incompetencia de las plumas de turno, que todo pudo ser, o por la falta de claridad del portavoz encargado de transmitirla.

Por otra parte, a la vista de aquellas deficiencias no vendrá mal recordar una olvidada advertencia de Menéndez Pelayo, conocido historiador de la cultura, que en su Prólogo de 1910 a su Heterodoxos afirmaba que: “nada envejece más rápido que un libro de Historia”. Aserto que en el caso que nos ocupa se ha cumplido, ya que a la vista está que con el tiempo, aquella en apariencia novedosa noticiaa, no ha tenido continuidad alguna.

Portada de una publicación de la Junta de Defensa Pasiva de Barcelona

Desenlace que lleva a reflexionar al respecto de cómo se debería reaccionar cuando salte a las páginas de la prensa otra nueva noticia de un nuevo descubrimiento “arqueológico”. Una de las reacciones podría ser la de recordar una popular canción de Serrat, cuya letra irónica asevera que: “Probablemente que todo eso debe ser verdad, aunque es más turbio cómo y de qué manera, llegaron esos individuos a ser lo que son3.

Recelo que nace de la terrenal experiencia, porque al contrario de lo que se pueda pensar, no siempre dichos descubrimientos obedecen al arduo trabajo arqueológico, o en su defecto a la venturosa casualidad, o al esquivo azar, sino que obedecen a otros muchos factores, en ocasiones, muy ajenos a la arqueología.

Un ejemplo cercano lo tenemos en los últimod “descubrimientos” de restos del legendario Rec Comtal en la plaza de las Glorias de Barcelona. Existencia de restos harto denunciados por los veteranos comerciantes de los antiguos Encantes, muchos de ellos ya desaparecidos. Sino que se lo pregunten a Lluís Barberà, paradista de toda la vida, como también lo han hecho los vecinos de más edad del barrio del Clot, quejosos de que nadie les hiciera caso, Restos que ahora han aparecido asentados, ¡que casualidad!, en el mismo lugar donde de siempre ya se sabía que estaban. Aunque en el caso actual “descubiertos” por arqueólogos, que se han limitado a excavar, pero sin excederse y volviendo a tapar, dando la impresión de que han vuelto a quedar en tierra ignota4.

Franco se prepara para guerra

Por otra parte, en el caso de los refugios construidos por Franco, la noticia estalló en el caluroso mes agosto de 2019, haciéndose eco de ella buena parte de la prensa generalista, tanto local como nacional, en papel o digital, resaltándose en todas las publicaciones que Franco había construido en Barcelona unos refugios antiaéreos después de la guerra civil española, cuando Franco personalmente, que se sepa, nunca construyó nada, sino más bien todo lo contrario.

Eso sí, con unos titulares de escándalo, al ser más propios de la prensa amarilla: “Barcelona tuvo más de 300 refugios franquistas ante el temor de una invasión aliada” o “Como preparó Franco la ciudad por si España entraba en la Segunda Guerra mundial”. Mientras que otras cabeceras afirmaban: “Una investigación revela que el régimen franquista construyó refugios en Barcelona tras la guerra” o Cuando Franco planeó cómo evacuar Barcelona...”, “Los refugios construidos por Franco en Barcelona ante el temor de una invasión”, “Descubiertos refugios franquistas construidos tras la Guerra Civil en Barcelona5.

A la vista de los titulares, se hizo patente que la noticia tenía matices, que divergían según los casos, pero siempre en función del medio6, dado que de la mayoría repetía la historia casi como cotorras. Mientras que otros de forma simple y acrítica se limitaban a fiar de las fuentes, sin más preguntas, en aquel caso a los dos conocidos arqueólogos municipales barceloneses que decían ser los descubridores.

2. BEC
Refugio franquista: Banco Español de Crédito, Plaza de Cataluña, BCN.

Pero el consenso era general estaba en afirmar que la existencia de aquellos refugios, muy propios de la política militarista del franquismo, proliferaron en Barcelona, mientras que a la hora de dar un número concreto bailaban7. Pero si en algo estaban de acuerdo era en que el origen de los mismos había sido el “temor” que sentía “el vigía de Occidente”, ante el peligro de una hipotética invasión de España por parte de los ejércitos aliados. Afirmación aquella de los arqueólogos decían sustentar en unos papeles que habían descubierto en los archivos locales, después de duros y arduos años de estudio.

Sin embargo, tal como se verá, en dichos papeles nada se decía en concreto sobre aquella supuesta “visión apocalíptica” de Franco, o según se mire sobre su supuesto “temor”. Pero al parecer aquello era lo de menos. Ya que en un intento por dar cuerpo a aquella afirmación, uno de los periodistas, alardeando de su ilustración, llegó a ligar hábilmente la existencia de aquellos refugios de Barcelona, con la construcción de la línea defensiva P o pirenaica8, mezclando de aquel modo churras con merinas, y al igual que lo anterior sin prueba alguna.

La famosa  línea P, oficialmente Organización defensiva del Pirineo o también Línea Gutiérrez, fue una barrera defensiva construida por el franquismo entre 1944 y 1948  teoricamente para  evitar, dependiendo de las épocas, que los  maquis, la Alemania nazi o los Aliados penetraran en territorio español, barrera que se componía teóricamente de unos 10.000  búnkers, de los únicamente se construyeron unos 6.000. Hacia 1980 el proyecto se abandonó definitivamente.

Por otro lado, la afirmación sobre Franco era de por sí muy arriesgada, por no decir temeraria, cuando aquellos papeles de referencia no habían aparecido por arte de magia dentro de un archivo reservado, ni tampoco en el momento justo de dar la noticia, ya que los mismos papeles, al menos de los que se aportaron detalles, y por lo mismo fácilmente identificables para la gente avisada, resultaba que llevaban años viviendo el sueño de los justos en el Archivo Municipal Contemporáneo de Barcelona, de donde nunca habían salido.

Cuestión distinta hubiera sido que los descubridores, haciéndose de nuevas, dijeran que los acababan de localizar en aquel momento, y por ello habían decidido dar la noticia al público, pero aquel no era precisamente el caso. Y la prueba residía en que hacía ocho años que los mismos arqueólogos protagonistas de aquella historia, ya habían hablado y escrito sobre aquellos mismos refugios en concreto, primero, uno de ellos exponiendo el tema en unas Jornadas monográficas en el MUHBA9, y el otro actuando como moderador de las mismas Jornadas10, y después en una publicación conjunta aparecida en la misma institución11. Luego entonces la pregunta pertinente debería haber sido: a que obedecía la necesidad de hacer pública aquella noticia, que ya era vieja, teniendo en cuenta la forma tan anómala y extemporánea que se había utilizado.

Lo que tampoco quedó claro en todo aquel cúmulo de noticias, dado que curiosamente ningún medio lo recogió, fue si aquellas informaciones habían salido de una cotidiana y vulgar rueda de prensa oficial o procedían directamente del resumen de una nota informativa aportada por fuentes cercanas a la principal, a juzgar por los detalles que aparecieron. Dado que resultaba muy evidente que hubo un medio de prensa muy concreto que tuvo una información más certera que otros, con infografías incluidas, que en su caso provenían de la propia fuente, como así lo reconocía el medio agraciado con el regalo, al citar el autor12.

La perdida Nota de prensa

Por aclarar algún misterio, tal se sospechaba antes, la información con alguna enjundia salió del propio Ayuntamiento barcelonés, directamente de su servicio de Prensa, y más aún en concreto del Servei d’Arqueologia de l’Ajuntament de Barcelona, que según se decía en la nota hecha pública, había participado en un proyecto de investigación junto con el arqueólogo especialista en la Guerra Civil, Jordi Ramos Ruiz13.

Y apareció en una presentación que, realizada en catalán, llevaba por título: “Una investigación inédita saca a la luz los refugios construidos en época franquista en Barcelona”. Con un subtítulo aún si cabe más sugestivo: “El estudio de años de documentos y archivos concluye que hasta bien entrada la década de los años 50, el régimen franquista intentó recuperar los refugios antiaéreos republicanos, y también realizó de nuevos.”

Pero si de por sí la noticia con lo anterior no tenía suficiente enjundia, la continuación de la misma no tenía desperdicio, al brindar en bandeja a los corresponsales asistentes el posible titular, enmarcado en negrita y además subrayado: A partir del temor y pánico de una intervención aliada contra el Estado español, se dictó el decreto del 20 de julio de 1943 sobre la construcción de refugios en las edificaciones nuevas. Y si por quedaba alguna duda al respecto, se volvía remarcar que: “Esta nota incluye recursos gráficos y declaraciones”, o sea, que era pan comido.

Y así era, ya que junto con casi tres páginas de letra impresa con interlineado sencillo, en las que se desarrollaban las ideas más importantes a transmitir, incluido entre ellas el mencionado Decreto de 20 de julio de 1943, tal como se afirmaba en la cabecera de dicha nota, cuando aquel Decreto no era precisamente el significativo, al no dar el detalle de los lugares donde debería construirse los mismos, detalle que no aparecerá hasta octubre de aquel año, y además con la peculiaridad de que en la nota no estaba recogido en su totalidad, sino solo en una parte que interesaba resaltar, y para colmo manipulando en su contenido, como más adelante se verá.

Concluía la nota con una guinda, “Descarregar document ZIP”, y para cierre los nombres de las personas responsables de aquella presentación: Declaraciones de Carme Miró i Alaix, responsable del Pla Bàrcino, Servei d’Arqueologia, y el arqueólogo especialista en Guerra Civil, Jordi Ramos Ruiz.

En el Zip aconsejado se aportaban además seis fotografías de complemento, y la correspondiente relación con detalle de las mismas. Pero el premio gordo era lo que parecía una prometedora publicación titulada: Los refugios antiaéreos de la época franquista en la ciudad de Barcelona, con título en castellano, y cuyos autores eran los protagonistas principales de aquella jornada: Carmé Miró y Jordi Ramos, cuyos nombres estaban intercambiados en los créditos de la portada, al aparecer primero el de Jordi Ramos y después el de Carmé Miró, y con ambos nombres respectivamente puestos semiencaramados a dos vistosos anagramas, en el caso de Ramos, en uno en el que se leía Atics, nombre de una empresa particular de la que el autor se supone debería ser socio o representante, y en el caso de Carmé Miró14, en el del Servei d´Arqueologia de Barcelona.

Refugio franquista: Teatro Calderón, chaflán Rambla Cataluña, Diputación, BCN.

A tiempo pasado es de imaginar la sorpresa que se debieron llevar los periodistas al descargarse aquel Zip, dado que en dicha publicación, no había más que imágenes y algún que otro grabado de producción propia, algunas de ellas incluso eran las mismas que se aportaban antes, mientras que las otras eran las que de común corrían por la prensa barcelonesa, en cada ocasión que aparecía algún refugio. Pero lo más llamativo, y para más inri, era que la obra no estaba paginada ni tampoco poseía índice, por lo que daba la impresión de ser un mal borrador de algo inconcluso, más que un complemento de la noticia del día, folleto del que no consta que se llegara a imprimir.

Pero lo más sorprendente era que en la misma obra, totalmente exenta de texto, había varios “cuadros” que aparecían sin detalle de procedencia, pero que en su caso tenían nombre y apellido concreto15, pero el misterio estaba en el por qué no se daban a conocer, ya que sin duda habían “salido” del fondo M101 de la Junta de Defensa Pasiva que se conserva Arxiu Municipal Contemporani de Barcelona.

Más concretamente de una Memoria de 1944 que después veremos, o un cuadro con los refugios construidos en la época franquista, que también provenía de la misma fuente, a los que en alguno caso se había añadido fotografía de los edificios actuales, de hecho una de las pocas novedades que aparecerán en la noticia. Noticia que al día siguiente reaprovechó una publicación local dependiente del ayuntamiento con fotos incluidas16.

Dossier de prensa

Dado el elevado volumen de noticias aparecidas sobre aquel tema en la prensa durante aquel mes de agosto, vamos a intentar sintetizarlas, tomando retazos relevantes, no sin antes resumir el número de publicaciones y su procedencia. En un principio cabe destacar que el día 4 de agosto de 2019, y solo en Cataluña fueron dos medios en papel los que dieron la noticia: La Vanguardia, El Periódico y dos más digitales: Memoria  Democrática, ayuntament, barcelona. cat, El Nacional.cat. A nivel español, tres medios en papel, El País, El Mundo, y El Español, en su Crónica global, y una agencia de prensa, Europa Pres. Y finalmente hubo un medio despistado que hasta el 6 de marzo del presente año no reparó en la noticia. Metrópoli abierta, en este caso digital de Barcelona, aparecido en marzo de 2017. Resumen simple de cabeceras que pone de relieve el fuerte impacto desencadenado por la noticia.

Entramos ahora al detalle en Crónica Global, donde se afirmaba que: Si hasta ahora la idea era que el franquismo dejó caer en el olvido los refugios antiaéreos que se construyeron en Barcelona, una investigación revela lo contrario: El régimen siguió promoviéndolos hasta finales de los años 50 a consecuencia del temor a una intervención aliada durante la Segunda Guerra Mundial”.

Comentario que en sí mismo era una pura incongruencia, al aseverar primero, pues no hay constancia, que el “franquismo dejó caer en el olvido los refugios antiaéreos que se construyeron en Barcelona”, comentario incierto, puesto que en 1940, por ejemplo, el ejército franquista hizo un inventario exhaustivo de las fortificaciones de la costa catalana17, por lo que es de imaginar que debió existir algo similar en lo que respecta a los refugios, aunque todavía no haya aparecido. Como también lo es el afirmar que las obras se habían alargado “hasta finales de los años 50 a consecuencia del temor a una intervención aliada”, ya que de hacer números, la II Guerra Mundial había concluido el 2 de septiembre de 1945, y por lo mismo el comentario sobre los años 50 no tenía ningún sentido.

Aunque en la última aseveración existía una cierta verdad, dado que en 1948, es decir tres años después de concluir aquella guerra todavía se construyeron unos pocos refugios, pero no habilitados como refugios propiamente dichos, sino como sótanos aprovechables en caso de necesidad para aquella función, que no era precisamente lo mismo, pero haciendo buena la frase de que, “más vale prevenir que curar”18.

Y continuaba la noticia: “ Ante tal situación, la Junta Nacional de Defensa Pasiva emitió un decreto en julio de 1943 para dotar a la ciudad de 304 refugios en mina, tres de entradas y 400 celulares con 800 bocas. Así lo determina una investigación del Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Barcelona encabezada por Jordi Ramos Ruiz y Carme Miró,19 tras revisar numerosos archivos y estudios durante varios años Franco no sabe qué pasará con la guerra mundial. Está al acecho. Piensa que debe seguir militarizando una defensa, por eso sigue construyendo refugios”20, ha explicado la arqueóloga Carme Miró. Sin embargo, el hecho de que las autoridades tapiaran algunos refugios republicanos tras la Guerra Civil instaló en el imaginario colectivo la idea de que Franco había puesto fin a estas edificaciones. Nada más lejos de la realidad: “Vieron que era buena y la siguieron aplicando, no solo en Barcelona sino en otros lugares”,21asegura Miró”…

Al hilo de lo anterior habrá que advertir que la Junta Nacional de Defensa Pasiva nunca emitió decreto alguno, o que el decreto del que se habla en la noticia que apareció en julio, fue ampliado en noviembre de aquel mismo año por otro complementario. Y que tanto en el de julio como en el de noviembre siguiente, nunca se dio número alguno de refugios que deberían realizarse en ningún sitio en concreto de España, al limitarse a relacionar las capitales y los pueblos más importantes con 20.000 habitantes o más.

Refugio franquista: Al fondo edificio de la Caixa, Meridiana.

Por ello el comentario del párrafo con detalles sobre el número de refugios a construir no es cierto, ya que dicha información numérica, no salió de un decreto sino de una memoria elaborada por la propia Junta de de Defensa Pasiva Barcelona. Memoria que se realizó en 1944, aconsejándose en ella aquel número, pero siempre en función de la capacidad de los mismos, que tendrían que ser como máximo para 100 personas22.

En cuanto hace a la dedicación de los arqueólogos citados, era un hecho indudable, dado que llevaban juntos en aquel asunto concreto, cuando menos, desde 2009, publicando durante aquel tiempo transcurrido, que se sepa, un par de trabajos conjuntos, donde abordaban el mismo tema con un cierto detalle23. Trabajos que en su tiempo no alcanzaron la resonancia mediática que alcanzó el comunicado a la prensa del 2019, y por lo tanto trabajos que quedaron reducidos al ámbito profesional o académico, al no llegar al gran público.

Por otra parte habrá que admitir que Franco, aún teniendo muchos “dones”, no poseía el de la clarividencia, y por tanto no pudo saber nunca cómo concluiría la II Guerra Mundial, o si finalmente los aliados triunfaban si estos decidirían o no pasarle cuentas por su envío de la División Azul a Rusia, o por la venta de wolframio a Alemania, procedente de Salamanca. Pero de pensar que el régimen franquista era militar, tampoco es descabellado imaginar que se planteara, por si acaso, tácticamente minimizar daños, y por lo mismo tomará la decisión de iniciar tanto la construcción de la línea P en los Pirineos, como remodelar y alargar la existencia de las antiguas Juntas de Defensa Pasiva republicanas, con lo que ello conllevaba.

Y con ellas el estudio y la rehabilitación de determinados refugios antiaéreos de la guerra en toda España, al tener de antemano el conocimiento de que con las nuevas armas aéreas que se estaban empleando en la guerra europea, hacía necesario pensar en reforzar los mismos o crear nuevos, por una simple cuestión de prudencia, todo ello pensando en el futuro, y aprovechando la coyuntura de que entonces brindaba el estar en plena reconstrucción del país después de la guerra española, sin perder de vista que todavía no se conocían la existencia de las armas atómicas, con sus terribles consecuencias, frente a las cuales todo cambiaría de forma radical24.

La República había dejado terminados 111 refugios25. Quedaron iniciados otros 155 y en construcción en minas 606, así como varios planificados en plantas bajas de edificios. Una vez que el franquismo tomó el poder se constató que el censo de Barcelona alcanzaba un total de 1.081.175 personas mientras que la capacidad de evacuación solo permitía proteger al 60% de la población, es decir, apenas 600.000 habitantes” …. “no hay una cantidad exacta, pero hay más de 100 construidos y reaprovechados por el franquismo26“…

La República en puridad no dejó nada, ya que la encargada de aquellas obras había sido la Junta de Defensa Pasiva de Barcelona, salvo alguna que otra aportación económica. Y aquellas cifras que se dieron habían salido de un informe-memoria elaborado en su día por la Ponencia de Refugios de Barcelona franquista, memoria que se redactó en 1944. En cuanto al comentario de la evacuación es el mismo que figura en la Memoria ya comentada, pero las conclusiones de aquella memoria, no marchaban en la misma dirección, ya que en ella se expresaba a la inversa, al recontar primero a la población que se podría albergar en los refugios, y por lo tanto se planteaba que hacer con la sobrante, que en su caso era para la que se estaba pensando realizar una posible evacuación.
Al igual que el anterior apartado toda aquella información aparecida en la noticia había salido de la misma Memoria, un documento que no tenía valor ejecutivo alguno, sino simplemente informativo, y por tanto aquellos planes elaborados por la Junta debieron quedar sujetos a la aprobación de la autoridad superior, en este caso los militares, y en su defecto de Franco.

La Carta Arqueológica municipal cifra en 1.273 los refugios antiaéreos de Barcelona que, para Miró, suponen “pequeñas piezas de un rompecabezas que ayudan a avanzar en el conocimiento y la historia”.

La Carta arqueológica invocada, casi como si fuera la Biblia, cifra lo que le parece a cada especialista, dado que todavía no se han puesto de acuerdo, ni tan siquiera en la numeración de los refugios, ya que cada uno utiliza la que mejor le parece para sus intereses. Detalle que se aprecia incluso en el fondo M-101, al existir en él hasta tres numeraciones antiguas distintas, sin contar la proporcionada por una conocida historiadora27, o la que figura en una relación de 153 refugios que alguien en tiempos modernos renumeró a mano y con lápiz con dos numeraciones indistintas, al no existir numeración alguna en el original28, tal como ya admitían Carme Miró, y Jordi Ramos en 201129.

Por el contrario La Vanguardia, presentó el tema desde otra perspectiva:Estos nuevos refugios se proyectaron a partir del mismo año 193930, pero, entre los localizados hasta ahora, destacan los que se llevaron a cabo a partir de 1943, cuando en la II Guerra Mundial, nazis y fascistas comienzan a encajar sus primeras derrotas de relevancia. Ese mismo año se dictó un decreto, firmado por Luis Carrero Blanco31, sobre la obligación de construir refugios en determinadas edificaciones nuevas en el caso “de poblaciones de más de 10.000 almas” 32. Se trata de sótanos, hechos con hormigón armado, pensados para resistir el impacto de las bombas. Todavía hay muchos en uso, aunque con otras funciones muy distintas a cuando fueron proyectados”

Ramos ha documentado varios: uno de los más llamativos es el sótano de la tienda Apple de plaza Catalunya –el edificio fue la sede del Banco Español de Crédito y se construyó en 1943–. También destaca el sótano del ya destruido Teatro Calderón de la Rambla (de Cataluña) (1945); o, en la calle Provença, el del Hotel Olivia, cuyo edificio albergó la Sociedad Anónima de Productos Químicos (1943). Bajo la empresa Ingraf en la calle Balmes (1943) hubo otro refugio franquista, así como bajo el actual edificio Windsor de la Diagonal (1945).

Aquel descubrimiento fue en la práctica sencillo, ya que en todos los casos eran edificios reformados, y de los cuales el Servei de Arqueologia no había tenido hasta entonces referencias de la existencia en ellos de aquellos refugios, al no haber intervenido. Por lo tanto su conocimiento del asunto se limitó a tomar las referencias que aparecían en el ya citado M101, 57.286, y apartir de ellas unicamente tuvieron que localizar las empresas o lo que fuere que hubiera existido antaño bajo las direcciones conservadas. ¡A buenas horas mangas verdes!Habrá que recordar que el tema anterior, de la existencia de refugios construidos en 1943, ya lo habían tocado los mismos protagonistas de la noticia, en su trabajo: “Els refugis antiaeris de Barcelona (1936-1973) Una nova visió des de l’arqueologia d’intervenció”33

Historia del reaprovechamiento de antiguos edificios, afectados por la construcción de refugios, que volverá a recoger El Periódico, pero dándole un cierto aire cinematográfico, en el caso de la tienda Apple de Plaza Cataluña, recordando la película de La máquina del tiempo, basada en la novela homónima de H. G. Wells. Nada nuevo bajo la capa del sol. En el mismo artículo se insistía en que “El final de la guerra no puso fin a los refugios. El bombardeador (sic) temía ahora probar su propia medicina”.

Renunciamos a seguir analizando la cantidad ingente de detalles, que con mayor o menor fortuna aparecieron durante aquellos días, pero si destacamos, para voracidad de curiosos, que soslayando algunos, el trabajo que se puede considerar mejor, pero sin nombre de autor se titulaba: “Cómo Franco preparó la ciudad por si España entraba en la Segunda Guerra Mundial”34, Memòria Democràtica, 4-8-2019.

Una historia pedestre

Tal como afirmábamos en un trabajo anterior, que iniciado en los principios de 2010 apareció publicado en 201335, y en el cual abordamos el tema de las obras impresas y mecanografiadas de la Junta de Defensa Pasiva de Cataluña36, cuando se trata de abordar el tema de los refugios antiaéreos, construidos durante la pasada Guerra Civil española (1936-1939) en Barcelona, con motivo de los bombardeos fascistas de aquel tiempo, resulta imprescindible citar dos obras pioneras de obligada referencia en Cataluña: Oblits de rereguarda: els refugis antiaeris a Barcelona (1936-1939) de Judit Pujadó i Puigdomènech,37 y Grácia, Temps de bombes, Temps de refugies, del amigo Josep Mª. Contel Ruiz.38

Pero de entrar al detalle en ellas, no es difícil descubrir en ambas lagunas historiográficas39, cuestión normal en las obras pioneras, pero circunstancia que obliga a cualquier interesado a tener que volver atrás y revisar con cuidado las fuentes primarias, incluidas las colaterales.

En el caso de la primera de aquellas obras, dichas deficiencias resultan hasta cierto punto comprensibles, de pensar que en los días o en los tiempos en que se elaboró la obra, los archivos municipales barceloneses no estaban en el estado en que actualmente los conocemos, aunque si situados físicamente, tanto antes como ahora, en el mismo lugar, antes Arxiu Municipal Administratiu de Barcelona (AMAB), y en la actualidad Arxiu Municipal Contemporani de Barcelona (AMCB).

Nos explicamos. En una conversación personal mantenida con las autoras en aquel tiempo,40 del Inventari de la documentacio de la Junta Local de Defensa Pasiva (M101) Custodiada per l´Arxiu Municipal Administratiu, 41 y que hoy en día, por fortuna, se puede consultar en dicho archivo o en línea, ambas nos confesaron que, hasta el año 2008, toda la documentación existente al respecto de la Junta Local de Defensa Pasiva (JLDP),42 era todavía, en dichas fechas, un tema pendiente de una más exhaustiva y cuidadosa catalogación. Ingente tarea que decidieron tirar adelante, ante el interés despertado entre los investigadores de aquel momento, y cuyo resultado fue al final su actual y moderna catalogación, trabajo que concluyeron aquél mismo año.

Detalle Refugio Clot-Meridiana / Memoria Refugio Clot (Archivo Municipal Contemporáneoa de Barcelona). Pulse aquí.

Por otra parte, en los momentos actuales, y gracias a la existencia de dichos fondos documentales, y a una cierta facilidad para poder acceder a ellos, personalmente o en línea, se han seguido realizando diversos trabajos referidos al mismo asunto de los refugios, algunos entrevistos en ponencias durante jornadas celebradas en Barcelona en el Museu d’Història de Barcelona, (MUHBA) y publicados a posteriori a dos manos43 comunicaciones o trabajos que curiosamente serán el principal detonante utilizado, pero no citado, en aquella noticia de 2019 sobre los refugios franquistas. Tarea que en la actualidad resulta más sencilla, al poderse abordar los diferentes aspectos que aparecen relacionados dentro del amplio contenido de dicho inventario, de hecho un fondo casi inédito, dada la vasta variedad y amplitud de temas que contiene el mismo.

Nuestro interés de aquel momento, al ser ambos investigadores miembros de un grupo local de Recerca44, era buscar los refugios construidos durante la época de la guerra específicamente en el barrio del Clot-Camp de l´Arpa, pero como es normal una cosa llevó a otra, ya que entre la nueva documentación catalogada apareció una sorpresa, al advertir que bajo el epígrafe 57.287, 5.6.45, aparecía de una corta lista de 24 refugios documentados, donde aparecía la anotación de que se habían construido entre los años 1943 y 1945, los mismos refugios que años después aparecerán en una infografía de 2019, complementaria de la noticia del aquel año 2019, 46 y en el caso concreto de nuestro barrio apareció uno construido en 1943, que vino a resultar que estaba situado concretamente en la calle Juan I, Clot, Meridiana47, cuyos bajos en la actualidad corresponden a una conocida sucursal de la Caixa en la calle del Clot , del cual se conservaban, “plano, memoria y otros”.

Memoria, fechada en enero de 1944, que entre otras cosas decía:

“La Caja de Pensiones para la Vejez y Ahorros, en terrenos de su propiedad, emplazados en la avenida Meridiana y las calles de Juan I, y del Clot, de esta ciudad, proyecta construir un edificio de bajos y ocho pisos, aunque solamente en parte los dos últimos. Y, como quiera que por Decreto de la Presidencia del Gobierno, de 20 de julio del corriente año, se dispone la construcción de “locales refugios” en todos los inmuebles de nueva construcción, a fin de ganar tiempo, e ínterin se tramitan los planos, presupuestos y demás trabajos preliminares para la construcción del edificio, se proyecta construir el “refugio” necesario… por lo que se ha calculado dicho “refugio” para una cabida de 200 personas, dividido en tres departamentos. El local vendrá emplazado en el sótano del edificio lindante a las calles del Clot y de Juan I… tendrá el refugio, a más de la puerta de entrada por la ante-cámara, otra secundaria, de socorro de salida a la calle del Clot, la que solo se empleará en caso de obstrucción de la principal, y para cuya salida deberá subirse por una escalera de hierro vertical, empotrada en el muro…”
 
Y continuaba:

“Para el suministro del agua para los servicios del refugio, a más de la derivación de la instalación general de la casa, se instalarán 4 depósitos de 500 litros de cabida cada uno. El coste de las obras necesarias para la construcción de este “refugio” se ha calculado en unas DOSCIENTAS DIEZ MIL PESETAS, (210.000,00 Pesetas). Firmado: José María Sagnier, arquitecto”48.
 
Ante aquella documentación, de la cual solicitamos oportuna copia, que nos fue proporcionada sin más problemas, lo primero que se nos ocurrió fue ir a hablar con el director de la sucursal bancaria ubicada sobre el refugio, al cual conocíamos por una simple cuestión de proximidad. Al exponerle nuestro hallazgo, no se lo podía creer hasta que finalmente pudo ver la documentación que poseíamos, porque él después de muchos años trabajando en la sucursal no sabía nada del asunto. Y lógicamente le pedimos de forma amistosa, y después de identificarnos, poder ver el espacio que se hacía referencia en aquellas obras del refugio en 1944, petición que después de hablar él con la Central, nos fue denegada,

Tras aquella negativa, en cierto modo normal, le comunicamos a su vez que nuestra obligación como ciudadanos y como miembros de los grupos locales de reçerca era dar el pertinente aviso del hallazgo al Servei d’Arqueologia de Barcelona del Ajuntament de Barcelona, ante la posibilidad de la existencia de un refugio en dicho inmueble, idea a la que el director de la sucursal no puso pegas.

Y así lo hicimos, cita previa, pasando a hablar con personas responsables de aquel servicio, a las que explicamos con todo lujo de detalles y papeles en mano nuestro hallazgo, tanto el de aquel refugio como el de la posible existencia de los otros 23 refugios restantes más, construidos entre 1943-1946.

Y el asunto concluyó de forma radical, ya que ante la negativa del propietario del local, se nos dijo que el Servei no podía intervenir sin autorización previa de la entidad propietaria del local. Por ello, y muy posiblemente por quedar bien con nosotros, se nos dijo que lo máximo que ellos podían hacer, era tomar buena nota, situando un punto rojo en el plano correspondiente, para que en el futuro si se diera el caso de que la finca fuera modificada de algún modo, se tuviera en cuenta en el Servei la posible existencia de aquel refugio en sus bajos, y de aquel modo tan formalista tuvimos que dar por concluida aquella pesquisa.

Unos días antes, en la búsqueda de más certezas, se nos ocurrió entrar a visitar el Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Barcelona49, donde volvimos a tener otra sorpresa, ya que el archivero no dudo en proporcionarnos un listado impreso de 6 folios numerados, donde aparecían un total de 69 refugios más, la mayoría de Barcelona, de los que se conservan documentos adicionales50, refugios que en gran parte correspondían a fábricas o colegios, comentándonos que ellos no tenían nada publicado al respecto, con relación al Sindicato de Arquitectos de Cataluña, más conocido como el SAC, que era la entidad que los gestionó durante la guerra.

Dicho Sindicato de Arquitectos de Cataluña (en catalán, Sindicat d’Arquitectes de Catalunya), también conocido por las siglas SAC, fue una organización surgida en 1936, al inicio de la Guerra Civil española, en sustitución del Colegio de Arquitectos de Cataluña. Creado por iniciativa de algunos milicianos de la CNT y la UGT, así como por varios arquitectos vinculados al  GATCPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea). Con sede en Barcelona, su objetivo fue la colectivización del ramo de la construcción y el impulso de la municipalización de la propiedad urbana. Fue elegido como secretario general  Josep Torres Clavé, arquitecto y socio director del GATCPAC. El Sindicato desapareció en 1939, al final de la contienda, fecha en que fue sustituido de nuevo por el Colegio de Arquitectos.

De hecho aquel Sindicato era un gran desconocido, ya que la primera en citarlo fue la historiadora Judit Pujado que fue la que citó en una ocasión a dicha institución en dos de sus obras, pero sin aportar más detalles al respecto51. Relación de la que también hicimos participes al Servei d’Arqueologia de Barcelona el mismo día de nuestra visita.

Resumiendo, la sorpresa de aquella investigación en el ámbito local resultó mayúscula, al advertir que aquellos 24 refugios de Barcelona que habíamos localizado se habían estado construyendo entre 1943, una minoría, una gran mayoría en el 1944, y uno solo en 1945, y otro más en el 1946, por tanto en pleno periodo de régimen franquista, y no en el periodo 1936-1939 como tendría que haber sido lo normal y habitual.

Pero a la vista de la decisión del Servei d’Arqueologia de Barcelona, que invocando normas y protocolos, nos había cerrado el tema, fue por lo que decidimos en paralelo cerrar el asunto. Tomando entonces la decisión de realizar un trabajo distinto referido a La Junta de Defensa Pasiva de Barcelona, titulado: “La obra mecanografiada e impresa de la Junta de Defensa Pasiva de Cataluña”52 con la documentación entresacada del mismo fondo de archivo. No sin guardar antes a buen recaudo, los papeles inherentes a toda aquella averiguación.

Una de las sorpresas colaterales de aquella averiguación fue que en dicha Memoria se hablaba de un “Decreto de la Presidencia del Gobierno, del 22 de julio de 1943” 53, hasta aquel momento desconocido en nuestro caso. Ignorancia que nos llevó en directo al Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, donde pudimos comprobar que aquella orden primera de julio se había ampliado en el BOE del 19 de octubre del mismo año54, y que fue justo en aquel momento cuando la noticia saltó a la prensa generalista española, en aquel momento radicalmente franquista.

Así en el diario ABC de Madrid del miércoles 20 de octubre de 1943,55 apareció una noticia intrigante, ya que con ella se daba en apariencia al traste a la idea impuesta por el régimen de que España no tenía ninguna pretensión de entrar en ninguna guerra, y menos aún en la II Guerra Mundial y todavía menos aún cuando ésta se encontraba en pleno apogeo.

De hacer historia, cabe recordar, que el primer y fulgurante avance de las fuerzas del Eje en 1939, había sido frenado por los las potencias aliadas en 1942, tras la derrota de Japón en varias batallas navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África, unido la decisiva derrota alemana en la batalla de Stalingrado en el Este, y por tanto perdiendo fuelle el Eje.

En 1943, el mismo año de la aparición del Decreto de Refugios, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en la Europa del Este, unido a la exitosa invasión aliada de la Italia fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico, el Eje estaba perdiendo la iniciativa, y por lo mismo tuvo que emprender una retirada estratégica en todos los frentes de guerra. En 1944 los aliados occidentales invadirán Francia, al mismo tiempo que la Unión Soviética recuperaba las pérdidas territoriales y ambos iniciaron la invasión de Alemania. Finalmente la guerra concluyó con la victoria total de los aliados sobre el Eje en septiembre de 1945.

La anterior historia será la que dará pábulo para afirmar los protagonistas de aquella noticia de refugios en 2019, que la construcción de los de Barcelona habían obedecido al pánico de Franco ante una posible invasión aliada, un hecho indemostrado documentalmente y por tanto una simple y vulgar hipótesis de trabajo56.

Es más, la misma historia, la del supuesto pánico franquista ya corrió por los mentideros españoles en las mismas fechas de 1943, siendo ya ridicularizada en aquel mismo tiempo por la prensa franquista, tal como recogió La Vanguardia del 8 agosto de 194357 .

“Una medida de previsión

Gentes pusilánimes y espíritus de torcida intención, en compadrazgo demoledor, dieron rienda suelta a un coro disonante de rumores y chismes cuando, no ha mucho, la previsión oficial, en el ejercicio de sus irrenunciables deberes, dictó disposiciones precautorias que, en la actual situación internacional, ningún Estado responsable puede olvidar ni siquiera posponer. Nos referimos a la obligación establecida de proveer de refugios los edificios de nueva construcción en determinadas circunstancias. La orden que comentamos no debe en modo alguno alarmar a la opinión; no presupone que un peligro se cierna sobre nuestros techos acuciándonos a la adopción de medidas de protección… El decreto que acaba de publicarse hace obligatoria la construcción de refugios en los edificios de nueva planta o en los que sufran reparaciones de mucha importancia, pero limitando dicha obligación por lo que se refiere a las ciudades importantes y sólo a las construcciones que tengan dos plantas o más sobre el nivel, del suelo. Esta disposición tampoco obliga a hacer refugios en todo el término municipal, pues se determinará para cada ciudad las zonas en que, por estar comprendidos objetivos, militares o económicos importantes, será obligatoria la construcción de refugios. Mientras (que en el resto del término municipal será libre), como con anterioridad a la disposición de que nos venimos ocupando…”.
 
No por las ridículas explicaciones anteriores debió de dejar de sorprender al público en general que en octubre de 1943, se resaltara en un titular de ABC la noticia de: “Construcción de Refugios Antiaéreos”, haciendo en ella referencia a una Orden de la Presidencia del Gobierno, que había aparecido en el Boletín Oficial del Estado en fecha tan lejana como era el 20 de julio anterior, o sea, tres meses atrás,58 y que al parecer había pasado sin pena ni gloria, es decir desapercibida, pero noticia que en su parte primera decía así:

“Orden de la presidencia del Gobierno El (sic) “Boletín Oficial del Estado” insertó ayer la siguiente orden de la Presidencia del Gobierno:

A fin de dar cumplimiento a lo preceptuado en el decreto de 20 de julio de 1943 sobre construcción de refugios en todas poblaciones del territorio nacional de más de 20.000 habitantes y en aquellas otras de menor población en que por su importancia estratégica se presuma puedan ser objeto preferente de agresiones aéreas, a propuesta de la Junta Nacional de Defensa Pasiva, esta Presidencia del Gobierno se ha servido disponer:

Primero. Las poblaciones a las que habrán de aplicarse los preceptos de dicho decreto son las siguientes:….59

Segundo. La Jefatura Nacional de Defensa Pasiva dictará las disposiciones necesarias para inspeccionar el cumplimiento del Decreto de 20 de julio de 1943 y la presente Orden. Madrid, 18 de octubre de 1943.

P-D. El Subsecretario, Luis Carrero.” 60
 
Justo también en la cabecera de aquella misma página se daba la noticia, a modo de publicidad, e un “transcendental” discurso pronunciado por el “Caudillo”, que había tenido lugar en la Ciudad Universitaria de Madrid, haciendo de una de sus frases una sentencia lapidaria evidentemente falsa, porque el franquismo precisamente no sería el que recuperó la gloria de la Universidad después de la guerra, sino todo lo contrario:

“La primera ley que elaboraron las Cortes españolas ha sido la de Ordenación universitaria, con la que se tiende a remediar la triste decadencia en que por espacio de un siglo ha vivido nuestra Universidad, consumida por la anemia espiritual, que le privaba de ejercer la plenitud de su funciones. (Del discurso del Caudillo en la Ciudad Universitaria)” 61
 
En lo que no se reparó, ni entonces ni en 2019, fue que aquel decreto de 1943 era la puesta en marcha de un Decreto muy anterior, hecho público el 23 de enero de 1941, tal como recogía el propio preámbulo del Decreto de 1943, en el cual se avanzaba el futuro del mismo:

“El desarrollo del Decreto de veintitrés de enero de 1941, por el que se creó la Junta de Defensa Pasiva exige en base a la experiencia adquirida en nuestra guerra de Liberación y del estudio de la legislación existente en otras naciones, la adopción de medidas de protección de la población civil contra bombardeos aéreos, reglamentando la construcción de refugios de nueva planta, así como en aquellos que hayan de sufrir reformas de importancia. En su virtud, Dispongo…”. Y seguían toda una colección de normas específicas para la construcción de aquellos refugios que abarcaban 5 páginas62.

Otra cuestión que ha estado quedando en el tintero hasta la fecha, ha sido la existencia de un pacto firmado por el ministro de Exteriores, Francisco Gómez Jordana y el embajador alemán en Madrid Von Moltke en nombre respectivamente de Franco y Hitler, el 10 de febrero de 1943, por el que España se comprometía con Alemania a resistir ante cualquier acción de las fuerzas aliadas, si estas ponían pie tanto en España, como en África, o en el protectorado de Marruecos, a cambio de: “armas, pertrechos y elementos de guerra modernos y suficientes”,

De aquel modo Hitler consiguió la neutralidad de España y que además siguieran las ventas de las necesarias materias primas, aceptando por ello Franco firmar lo que Hitler por mediación de Muñoz Grande pedía. Pacto que justificaría, no el pánico de Franco tal como se afirmó en 2011 y 2019, sino el pacto de Franco con la Alemania nazi, que debió dar lugar, a modo de previsión y como parte importante del cumplimiento del mismo, tanto la construcción de aquellos refugios como el de la Línea P pirenaica.

“En el momento de dar efectividad al propósito del Gobierno alemán de proporcionar al Ejercito español en el plazo más breve posible armas, pertrechos y elementos de guerra modernos y suficientes, el Gobierno español a petición del Gobierno del Reich declara que está decidido a resistir toda acción de las Fuerzas Armadas anglo-americanas para poner pie en la Península Ibérica y territorios españoles fuera de la Península, es decir, en el Mediterráneo, Océano Atlántico y África, así como en el Protectorado español de Marruecos, y de defenderse contra tal acción con todos los recursos de que disponga.

Ambas partes se comprometen a esta declaración redactada en español y alemán permanezca secreta.

Madrid 10 de febrero de 1943”63.

La Memoria de 1944, fuente de conocimientos

A la vista de los detalles concretos contenidos en las diferentes noticias aparecidas en la prensa de 2019, resulta ineludible poner nombre y apellido al documento o documentos que permitieron elaborar la mayoría de aquellos detalles, documentos que aunque aludidos no fueron citados por nadie, y menos aún por sus descubridores. En primer lugar se trataba de la documentación catalogaba bajo el epígrafe, M101, Junta de Defensa Pasiva, y el conjunto de la misma proviene a su vez de varios departamentos del Ayuntamiento de Barcelona.

El primero proviene de la documentación generada por la propia Junta, el órgano encargado en su día de la planificación de la defensa de la ciudad, y de la gestión de los refugios tanto construidos como por construir. Otra parte salió de la documentación proveniente de una documentación posterior al final de la Guerra Civil, generada por la nombrada “Ponencia de Refugis”, que actualmente es una serie documental cerrada y cuyos extremos abarcan desde 1936 hasta 1963. Y está recatalogada en los siguientes ámbitos: bombardeos, construcción y funcionamiento de refugios, abarcando un total de 28 cajas, 1 carpeta y 22 planos.64

Detalle de la memoria

La siguiente fuente es el apartado 57291, del mismo M101, de Ponencias de Refugios, y más concretamente el punto 5.19.2.11, Ponència 6ª Refugis 1943-1948, que incluye una relación de refugios existentes y obras necesarias. De dicho expediente concreto fue de donde se sacó la mayor parte de la información principal que después se filtro a la prensa en la nota de 2019, y en particular utilizando la llamada “Ponencia de Refugios- Memoria- Barcelona”, compuesta por 12 folios numerados, concluidos sin fecha ni firma, más una “Relación de refugios existentes con indicación de las obras necesarias para su habilitación, inspeccionados por los Servicios Técnicos Municipales”, compuesto por 48 folios más también numerados, a los que se une 4 folios de la Ponencia nº 6 “Refugios”- Apéndice nº 3, fechada en enero de 1948, y 3 folios más de la Ponencia nº 6, año 1948, Apéndice nº 4, fechado en diciembre de 1948.

Documentación anterior de la cual se aprovecharon los arqueólogos citados para su trabajo ya mencionado de 2011: “Els refugis antiaeris de Barcelona (1936-1973) Una nova visió des de l’arqueologia d’intervenció”65, pero cometiendo un  flagrante error, a la hora de recoger literal sic el texto del Decreto de 18 de octubre de 1943, queremos pensar que no intencionado, dado que a la hora de reproducir los poblaciones que se debería aplicar el decreto, únicamente recogieron las catalanas, y más concretamente las correspondientes a la demarcación de Barcelona, pero dejando fuera a las de Gerona , Lérida o Tarragona, dando con ello la impresión, que aquella orden solo y únicamente rigió para una parte de Cataluña y no para todo el resto del territorio español66, dejando de aquel modo olvidadas y en el tintero a todo el resto de ciudades españolas de más de 20.000 habitantes, citadas en explicito en el Decreto original67 . El mismo error se deslizó textual (sic) en la nota de prensa ya citada, la que hizo pública el Ayuntamiento en 2019.

Al comienzo de aquel apartado de la nota, los autores inciden en el asunto del censo de Barcelona, recogiendo que en aquel momento alcanzaba a un total de 1.081.175 habitantes, 491.834 hombres y 589.341 mujeres. Aquel recuento obedecía a considerar que las zonas industriales y el puerto eran tanto zonas vulnerables como objetivos militares. Y por tanto al no tener la ciudad refugios para el total de sus habitantes, en caso de un ataque aéreo, la población más cercana a aquellas zonas tendría que ser obligatoriamente evacuada.

Sin embargo lo que no se explicaba en aquel artículo es que aquellas conclusiones no eran fruto exclusivo de la investigación de los autores68, al haber salido directamente del apartado de aquella Memoria de 1944, titulado “Número de habitantes a proteger” que no citaba en su trabajo de 2011.

En dicho apartado de la Memoria ya estaban diseñadas las zonas a evacuar, incluido un estudio por distritos, con un cuadro pormenorizado de la zona portuaria e industrial, con número de refugios aprovechables o de locales adaptables, o de las necesidades, asunto que la Memoria analizaba en el apartado siguiente69. Pero Lo curioso fue que aquellos detalles sacados de la documentación archivística no se citaron como correspondía en el artículo de 2011, pero si se utilizaron diligentemente como relleno de la noticia de 2019, ocultando, tal como anteriormente ya se había hecho, el uso de la fuente franquista, al aducir que los descubrimientos eran propios de su estudio.

En el siguiente apartado de aquella Memoria se analizan las Posibilidades actuales, detallando el estado de los refugios. Párrafo que en el trabajo de 2011, está copiado literal (sic), y siguiendo la pauta anterior sin la cita obligatoria y correspondiente70.

“El número de refugios existentes es el de 321. De los 1400 que figuraban como solicitados en el padrón de refugios de la Junta pasiva roja, solo se acabaron 11. Quedaron empezados 155 y en construcción en mina 606, siendo el resto sótanos o plantas bajas habilitadas o refugios no habilitados y solicitados. De las 606 minas en construcción, fueron informadas por los servicios municipales y estudiadas, 122, y con menor detalle por dificultades de tiempo y personal, 199, o séase el total de 321 citado”71.
 
En la Memoria tantas veces citada se hace balance de que “….el número total de refugios, de acuerdo con los datos expuestos, sería de 304 en mina con 912 bocas, y 400 celulares con 800 bocas. De los totales, deben ser respetados los refugios existentes aprovechables“ 72.

El mismo párrafo fue aprovechado diligentemente para el artículo de 2011, pero utilizando en particular solo los detalles numéricos, y como ya era habitual sin cita alguna, y añadiendo que los materiales y el coste de los salarios eran abismales, detalle que no figura la citada Memoria, ya que esta concluye con una advertencia de Junta de Defensa, que se perdió en el mencionado artículo de 2011.

“La envergadura del problema se pone de manifiesto con el cuadro siguiente en el que se especifican las cantidades de material, mano de obra, transportes y volumen de tierras a remover, considerando refugios de los tipos y modelos I y II que se adjuntan, y teniendo en cuenta la reparación de los existentes, según detalle que se acompaña”.
 
Así, según aquellos mismos cuadros, en el caso del Modelo I, los costes alcanzaban las 201.600 pesetas unidad, mientras que el modelo II subían a 328.440 pesetas unidad. El título de aquellos presupuestos era desmesurado: “Cantidades y materiales, transporte y mano de obra necesarios para la construcción de refugios modelo I y II”. Y concluía el cuadro con una evidente “reverencia” a sus superiores esperando que con los mismos “la “Superioridad” pudiera formarse cargo, con claro criterio, de las características que ofrece este problema en nuestra ciudad”73.

Pero lo peor de aquel trabajo de 2011, si dejamos en el olvido lo anteriormente denunciado, son las propias conclusiones, ya que evidentemente son las mismas que en el 2019 se utilizaran como bandera de enganche de la noticia dada a la prensa, dado que en el cierre del trabajo de 2011 fue cuando ya se pusieron las bases del futuro discurso supuestamente derrotista del franquismo, al afirmar sin documento alguno que lo avalara que: “A partir del temor y del pánico de una intervención aliada contra el Estado español, se dictó el decreto del 10 de julio de 1943 sobre la construcción de refugios en las nuevas edificaciones74. De hecho aquella fue la única aportación propia y “novedosa” en aquel apartado concreto de los refugios de la época franquista.

El triste final de toda aquella historia

A todo esto, lo que aquellos arqueólogos se dejaron en el tintero, puesto que no lo citaron por ningún lado, sino su historia no hubiera tenido gancho, fue que aquella historia tuvo una fecha de conclusión, al cerrarse literalmente un año y un mes más tarde, en noviembre de 1944, y por tanto fecha muy anterior a la que ellos aducían, según dichos especialistas, basada en la documentación.

Con el detalle de que aquella conclusión radical fue del más alto rango, ya que estaba firmada, nada más y nada menos que por el propio Francisco Franco, que en aquella fecha de noviembre de 1944, fue el que dio por concluidas todas aquellas obras con carácter nacional, y cosa rara, argumentando en defensa de su evidente reculada, motivos económicos.

Detalle que demuestra, que al no haber concluido todavía en aquella fecha de noviembre de 1944 la II Guerra Mundial, Franco no se preparaba para la guerra, que era el principal argumento periodístico de 2019, el mismo que habían expuesto los arqueólogos, ya que al paralizarse todo, el argumento perdía su fuerza, quedando definitivamente desmontado, al faltar, en noviembre de 1944, casi un año para concluir aquella guerra, cuya trayectoria ya apuntaba a su pérdida por las potencias del Eje.

Lo que implícitamente viene a demostrar que Franco no desconfiaba de los aliados como hasta ahora se afirmaba, sin tener en cuenta que durante la guerra civil había sido la poderosa norteamericana TEXACO la que surtió de gasolina a toda su maquinaria de guerra franquista75, o que la propia Inglaterra ya había reconocido a Franco en 1939, semanas antes de concluir la guerra española.

De ahí que Franco no pudiera ver en aquellas potencias al supuesto enemigo, como tampoco lo fueron tristemente los guerrilleros españoles, desarmados por el propio De Gaulle tras la fracasada intentona de la Vall de Arán. Recordemos que Francia había firmado el reconocimiento de Franco cogida de la mano de Londres. Que da como corolario que resulta muy difícil conjugar la arqueología con la geopolítica, y más aún sino se dan unas referencias verificables.

El Decreto de suspensión, el punto final

Cuando nadie lo esperaba, y el gran plan estaba empezando a rodar, con unos 15 refugios construidos o a punto de concluir en Barcelona, apareció el Decreto de 13 de noviembre de 1944 que dejaba en suspenso una parte muy importante del decreto de 1943, al advertir lo improcedente del mismo, al haber entrado en colisión con el problema de la construcción de viviendas civiles tras la guerra civil. Asunto que los arqueólogos no citaron, suponiendo que lo conocieran, teniendo en cuenta que se trataba del mismo asunto, y que ambas historias eran complementarias.

“Decreto de 13 de noviembre de 1944 por el que se deja en suspenso, en parte, la aplicación del Decreto de 20 de julio de 1943, sobre construcción de refugios.

(Preámbulo) La necesidad de resolver a la brevedad posible el problema de la vivienda aconseja estimular la iniciativa de la construcción. Frenada ésta en parte por el aumento de los precios de la misma, como consecuencia de la construcción de refugios ordenada por Decreto de veinte de julio de mil novecientos cuarenta y tres, y entendiéndose que puede ser superior el perjuicio de una disminución en las construcciones que la construcción de unos refugios cuyas características tendrán que ser posiblemente modificadas como experiencia de la guerra actual, parece conveniente suspender por el momento la vigencia de los preceptos del citado Decreto manteniéndole, sin embargo, en todo su vigor para la construcción de edificios para el Estado y para los edificios particulares no dedicados a viviendas pero que tengan carácter de aplicación colectiva, y en especial aquellos que estén dedicados a la custodia de valores u otros objetos.

En su virtud y previa deliberación del Consejo de Ministros,

DISPONGO:

Artículo primero.- Se suspende hasta nueva orden la aplicación del Decreto de veinte de julio de mil novecientos cuarenta y tres, sobre construcción de refugios en los edificios de nueva planta y la reparación de estos inmuebles, cuando se trate de construcciones dedicadas principalmente a viviendas

Artículo segundo.- Los edificios del Estado no dedicados a viviendas pero que tengan carácter de aplicación colectiva, y los particulares en igualdad de condiciones, sobre todo si custodian valores u otros objetos, tanto propios como de depósito76, quedarán obligados a cumplir íntegramente el Decreto de veinte de julio de mil novecientos cuarenta y tres.

Así lo dispongo por el presente Decreto, dado en Madrid a trece de noviembre de mil novecientos cuarenta y cuatro. Francisco Franco”

La justificación de la Junta Pasiva de Barcelona ante la suspensión del decreto

Problema económico invocado por Franco, en aquel Decreto de 1944, que también fue utilizado como argumento por los propios componentes de la Junta de Defensa Pasiva de Barcelona, apareciendo como tal, en la tanta veces mencionada Memoria de 1944. Un detalle más que los especialistas volvieron a dejar en el olvido, al romperse con él aquella imaginada historia del “pavor” del dictador.

“…Al mismo tiempo existen las características de los pocos construidos en virtud del Decreto de 1943, aunque la suspensión del mismo por el decreto de la Presidencia en materia de refugios de fecha 20 julio de 1943, aunque la suspensión del mismo por el decreto de 13 de Noviembre de 1944 ha paralizado completamente la construcción de los que en su día hubieran contribuido a solucionar en gran parte el problema de la protección de la población civil…”
 
Otra queja razonada de la propia Junta pasó por explicar a sus jefes superiores la gran “resistencia” que la Junta había encontrado a la hora de poder construir aquellos refugios, protagonizada, no por el pueblo como sería de esperar, sino por los arquitectos o los responsables de las más importantes empresas de construcción, y por ello aquellas obras no habían podido prosperar en mayor medida.

Y la excusa, al igual que el Decreto firmado por Franco, era el aumento de costes, que evidentemente repercutían sobre precio final de las viviendas. Ya que aunque no se dijera en aquel informe, resultaba muy evidente que las empresas tendrían que rebajar el precio de venta, para poder vender sin problemas la promoción, perdiéndose de aquel modo una parte de su margen empresarial. Por ello el enfado entre los empresarios debió ser importante, al pensar aquel colectivo que al final la defensa antiaérea de los refugios la estaba pagando el pueblo, al comprar la vivienda y ellos mismos al venderla y no repercutirla en su totalidad, y no el Estado como correspondía al ser una necesidad de evidente uso militar.

“…Se notaba la gran resistencia a la construcción de refugios en edificios de nueva planta y se nos hacía presente, por Arquitectos y Jefes de Servicios de importantes empresas, que el Decreto sobre estos refugios no podría prosperar, pues aumentaba el coste de la edificación notablemente y aunque en las diversas consultas elevadas a la Jefatura Provincial se les hacía saber la necesidad de cumplimiento de lo ordenado y se rebatía lo de la carestía del refugio por los Arquitectos Inspectores, dicha resistencia pasiva basada en informes que llegaban de Madrid, anunciando la supresión de dicha orden, como así ocurrió…” 
 
En el mismo informe los miembros de la Junta también se quejaban de la importante disminución del número de los refugios “rojos”, al haberse derrumbado muchos de ellos, y no disponer de fondos para su arreglo y mantenimiento. Motivo más que suficiente para tener que concluir con toda aquella operación.

“Al ocurrir esto, nos encontramos con que desciende notablemente el número de refugios de que se podría disponer. Así mismo, muchos de los que quedaban empezados y tenemos anotados de la época roja, se han derrumbado, quedando ya inútiles para su aprovechamiento en parte o todo él… se necesitaría disponer de los fondos necesarios, por lo menos para efectuar las obras indispensables y evitar que poco a poco se vayan desmoronando, como está ocurriendo en la mayoría de ellos, con lo que se irá reduciendo el número de minas-refugios construidos y aprobados….”
 
Por otra cuestión diferente era que se hubiera pensado en reutilizar espacios muy concretos, como era el caso de la Estación subterránea de la Plaza Cataluña: “…se había tenido que prescindir, para habilitarlo como refugio, del segundo sótano de la Estación Subterránea de la Plaza Cataluña, ya que ha quedado dispuesto que se instalara en él, una estación telegráfica Central supletoria en caso de guerra77.”

Conclusión

Teniendo en cuenta lo expuesto, resulta evidente que de aquella noticia del 2019 solo ha quedado de provecho la existencia de unos pocos refugios franquistas en Barcelona, ya que aquel descubrimiento no ha tenido continuidad alguna, y menos aún por parte de los protagonistas de la misma. Y por tanto siendo su única aportación novedosa la mencionada lista de los 24, que al estar estudiados en parte, queda pendiente el resto, al existir en casi todos los casos, planos y la memoria correspondiente. Un auténtico reto para los profesionales.

Sin embargo es destacar en su segundo trabajo conjunto: “Els refugis antiaeris de Barcelona (1936-1973) Una nova visió des de l’arqueologia d’intervenció”, dieron a conocer los refugios tutelados en su día por el Sindicato de Arquitectos de Cataluña, al dar a conocer al gran público los detalles que figuran en el inventario de refugios, custodiado en el Colegio de Arquitectos de Cataluña78, cuando menos los de algunas fabricas, colegios u hospitales que en él aparecen, pero limitandose a dar sus nombres (razón social) y direcciones respectivas, que son los detalles que figuran en el Inventario, pero sin entrar en más profundidades79. Otro trabajo pendiente para especialistas 

Por otra parte, muy poco debieron creer en aquella historia de los refugios franquistas, cuando el proyecto de libro o folleto sobre los mismos, aportado a la prensa en 2011 como complemento: Los refugios antiaéreos durante la época franquista, ha quedado perdido en la sombra, y por tanto desaparecido. Otro reto.

A destacar que en aquel mismo folleto, que los mismos autores habían tenido el detalle de dar a conocer en con motivo de la presentación de la noticia, por fin daban noticia en él del texto “casi” real del Decreto de 1943, en su caso el mismo que aprecía manipulado en la nota de prensa de 2011, añadiendo ahora todas las poblaciones catalanas afectadas, la mayoría de ellas ignoradas en dicha nota, pero sin explicar que todavía faltaban todo el resto de las españolas. Detalle puntual que evidentemente les paso desapercibido a los sagaces periodistas del momento, al no comparar la nota de prensa con el folleto-libro80:

“Decreto del 20 de julio de 1943. Refugios obligatorios en toda nueva construcción en poblaciones con más de “20.000 almas”. En Cataluña, aparte de Barcelona también las ciudades de Badalona, l’Hospitalet de Llobregat, Manresa, Mataró, Sabadell, Terrassa, Igualada, Vilanova i la Geltrú, Lleida, Girona, Figueres, Tarragona, Reus y Tortosa.”


Fuente → serhistorico.net

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