Del falangismo al neoliberalismo: La singular peripecia política del último defensor de la autarquía franquista.

Del falangismo al neoliberalismo: La singular peripecia política del último defensor de la autarquía franquista. / David Ruiz. / Catedático Emérito de Historia Contemporánea Universidad de Oviedo:

Se trata del economista Juan Velarde Fuertes (JVF en adelante), el mismo que al festejar su jubilación como catedrático de  la Universidad Complutense a finales del siglo pasado confesaba emocionado al grupo de amigos que le homenajeaba haber quedado fascinado por el nacionalismo hispánico desde su más tierna infancia. Concretamente desde que el cura párroco de Salas, la villa asturiana donde había nacido en 1927 le adoctrinó sobre tan importante asunto de Estado. Que el mensaje falangista le impactaría en alto grado lo prueba el hecho de que hasta sesenta años después no abjuraría de aquél ideario económico. Exactamente, hasta el 10 de diciembre de 1997 en que a raíz de la privatización de Ensidesa -la siderúrgica inaugurada en Avilés 40 años antes por su hasta hoy venerado caudillo- se manifiesta en el diario asturiano La Nueva España de Oviedo cual furibundo liberal “neocon” al servicio del gobierno de José María Aznar.

Juan Velarde Fuertes © Comunidad de Madrid
Juan Velarde Fuertes © Comunidad de Madrid

Su trayectoria político-académica o académico-política, tanto da en este caso, se entiende mejor troceándola en tres etapas: la que se inicia en el Frente de Juventudes y concluye en el otoño de 1967, en que tienen lugar las primeras elecciones por el tercio familiar a las Cortes franquistas; la que discurre entre la fecha citada y octubre de 1982, en la que se enfrenta  la llegada y consolidación de la democracia; y, finalmente, la de su plena inmersión en las filas del Partido Popular, en el que permanecerá hasta nuestros días.[1]

De falangista premiado a procurador familiar frustrado,1944-1967
Tal como se acaba de apuntar, el compromiso de JVF con el régimen de Franco cristalizaría en el ambiente familiar durante sus años juveniles bajo el telón de fondo de las privaciones económicas y de la represión política, obviamente librándose del “atroz desmoche” del profesorado universitario en palabras del historiador Jaume Claret. Indeseable contexto académico que en absoluto afectará a la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas en la que cursó estudios y  en la que, en 1948, realizará su primera aportación escrita a la causa el entonces  militante del Sindicato Español Universitario(SEU) en  la revista Alférez : un artículo de una sola página, la 6, en la que, tras rendir pleitesía al intervencionismo económico de la Alemania hitleriana, arremetería sin piedad contra los empresarios españoles por “no ser precisamente los elementos más aptos ni inteligentes de la sociedad para dirigirla en el aspecto económico”. Panfleto aquél que le supondría el inicio de su irresistible ascensión política: tras graduarse y ser nombrado profesor auxiliar de la Facultad, su inserción en el entramado organizativo del fascio hispano le llevará a figurar  en 1953 en el grupo redactor de la ponencia económica del único congreso celebrado por Falange que no solo le permitiría convertirse en colaborador de Arriba, el diario del partido, sino el desempeño del secretaria técnica de la Organización Sindical Española, la OSE.

Sin embargo, en el plano académico necesitaría nada menos que 13 largos años para acceder a la plaza de catedrático. Tardanza que, entre los suyos, solía atribuir a las interferencias de los tecnócratas liderados por López Rodó, un tanto hostiles al pensamiento joseantoniano aunque siempre contaría con el apoyo de Manuel Fraga y de otros falangistas incrustados en el régimen como era el caso de José Solís, el ministro de la organización sindical. En cualquier caso, en 1967 JVF, inasequible al desaliento, no resistió la tentación de presentarse  a las primeras  elecciones a procuradores del tercio familiar en las que, según la Ley Orgánica de 1966, únicamente tenían derecho al voto los cabezas de familia y mujeres casadas.([2]).

Tan en sintonía se encontraba aún JVF con la corriente falangista, entonces ya en horas bajas tras la entrada en el régimen de Franco de los tecnócratas, que, a pesar de compatibilizar su presencia en Arriba, en el aparato del Sindicato Vertical y en la Universidad, no estaba dispuesto a renunciar a verse en las Cortes orgánicas luciendo el uniforme de gala franquista, el de la chaquetilla blanca, la camisa azul y la corbata negra. De sobra sabía, ambicioso él, que si salía victorioso del intento, la condición de procurador le llevaría a figurar en la principal cantera de cooptación del Caudillo para el  desempeño de más altas responsabilidades. Así fue como el camarada JVF se lanzó resueltamente a la arena electoral, concretamente a la caza y captura de un escaño de Procurador Familiar por la provincia de Oviedo donde formará candidatura con el correligionario Manuel Robledo Núñez para, en buena lid, competir en la Asturias que le vio nacer con otras cuatro parejas de acreditados franquistas no fascistas.

Esta última circunstancia será la que permita a JVF y a su compañero Robledo publicitarse electoralmente como “Una candidatura diferente”, lema  bajo el que recorrerán las principales ciudades y villas asturianas predicando a quien quisiera oírlos – más bien pocos – que había llegado la hora de que los ricos pagaran más impuestos, de la reforma agraria, de la nacionalización de la banca, de que se acabara con los monopolios y la especulación del suelo y de que, de una vez por todas, la enseñanza pública fuera “la principal preocupación del Estado”. Un programa inspirado en el ya fracasado  “discurso de la revolución pendiente” al que Velarde y Robledo añadieron otras reivindicaciones más prosaicas como el impulso al cooperativismo lechero en el campo y el respaldo a Hunosa, empresa estatal del carbón en trance entonces de acoger a las minas de los “degenerados capitalistas” (sic) que después de beneficiarse de la autarquía se acogieron a la “nefasta liberalización económica” introducida por los tecnócratas. Y  sin olvidarse, por supuesto, de que la suerte de Ensidesa no debía ser otra que alcanzar el estrellato nacional en la producción de acero para dar su merecido a  Altos Hornos -la histórica acerería de la Vizcaya separatista – por el daño infligido en el pasado demoliberal a las siderúrgicas asturianas de Mieres y de La Felguera.([3]).

Sin embargo, contra lo que pensaban ellos y sus correligionarios, la pareja de falangistas asturianos en campaña tendrá muy escasa proyección pública. Pudo influir la prohibición gubernativa de informar sobre el desarrollo de los actos y del número de asistentes a los mismos – solo se autorizó informar sobre la fecha, hora y lugar de celebración, siempre en locales cerrados – circunstancia ésta que imposibilita cuantificar la acogida con la que contaron en los mítines. También, probablemnte, porque La Nueva España, principal diario falangista regional, había sufrido un año antes (26.04.1966) la destitución de su director por publicar un breve artículo de JVF titulado el “El rabo del zorro capitalista”. El caso fue que el periódico citado se limitó a insertar en sus páginas los programas de las diferentes candidaturas sin comentario alguno sobre los mismos. En cambio en  El Comercio, histórico diario volcado en la defensa de los intereses de Gijón, su director, Francisco Carantoña, se permitiría la ironía en su editorial de calificar de “izquierda radical” el programa de la pareja de falangistas mientras el de La Voz de Asturias se permitiría a su vez la licencia de calificar el programa falangista de “muy propio del radicalismo simpático y utopista de Velarde”([4])

En cualquier caso huelga añadir que la campaña de las elecciones familiares de 1967 casi pasará desapercibida en una Asturias traumatizada por la incertidumbre de la reestructuración minera en marcha y la profunda resaca política del ciclo huelguístico que tuvo lugar en la primavera de 1962. La detención por la policía de un grupo de estudiantes universitarios por distribuir clandestinamente propaganda del Partido Comunista instando al boicot en las urnas, sería la única acción que cuestionó la última mascarada electoral promovida por la dictadura franquista.([5]).

Fue colaborador de Arriba, el diario del partido Falangista.Fue colaborador de Arriba, el diario del partido Falangista.

Respecto a los resultados de la votación que tuvo lugar el 10 de octubre de 1967 baste indicar que arrojaron una abstención cercana al 50% del censo y que la candidatura falangista solo obtuvo 53.546 votos, cifra que apenas representaba la mitad de los obtenidos por la pareja ganadora. Finalmente, la imagen de malos perdedores que ofreció la pareja de esforzados defensores de la España una, grande y libre cargando  toda la culpa de su derrota sobre los campesinos “por votar de forma masiva  a otra candidatura” según declarará un indignado JVF a La Nueva España, ilustra sobre la catadura moral del principal candidato falangista.

¿Rumbo posterior emprendido por parte de JVF tras la frustrada experiencia electoral? De inmediato buscar consuelo en el José Antonio Primo de Rivera que despotricaba del  “nefasto Rousseau y de esa farsa de las papeletas introducidas en una  urna de cristal”([6]), jurando  no volver a repetir experiencia semejante. Dicho y hecho, en las siguientes elecciones  familiares de 1971, JVF ya no se presentaría.¿Le bastó que a modo de compensación La Nueva España le distinguiera en 1967 como el “asturiano del año” para poner punto final su etapa política y volcarse en la Universidad? En absoluto, rotundamente no, como se verá a continuación.

2. Pragmática “travesía del desierto”,1968- 1978.
Vuelto a Madrid tras la aciaga experiencia electoral, JVF  proseguiría desempeñando sus cargos de designación digital en el Sindicato Vertical a los que en 1972 añadirá otro en el Banco de Crédito Industrial. Y en paralelo a su condición de “intelectual orgánico” del Movimiento Nacional volverá de nuevo a la autarquía pero ya solo para defenderla  de los primeros estudios académicos que la hacían responsable del más brutal retroceso económico registrado en la España del siglo XX([7]).Y a salir beneficiado del asesinato de Carrero Blanco en diciembre de 1973 que dio lugar al renacimiento de la vieja guardia falangista encarnada en Arias Navarro bajo cuyo mandato JVF desempeñaría la Secretaría Técnica del Ministerio de Educación y el rectorado de la Universidad Hispanoamericana de La Rábida siendo ministro el también falangista Cruz Martínez Esteruelas, cargos que le depararía la asignación de coche oficial, uno de su más acariciado sueños a juzgar por el testimonio de uno de sus amigos  que se citará más adelante.

Pero hete aquí que al poco tiempo de iniciar su época dorada, siendo uno de los beneficiarios del “no hay mal que por bien no venga” que le acarreó la desaparición de Carrero Blanco, la muerte del caudillo Franco el 20 de noviembre de 1975 tampoco le supondrá una catástrofe. De nuevo JVF se beneficiará de Arias Navarro, presidente del primer Gobierno de la monarquía de Juan Carlos I. El caso fue que le situaría en el Ministerio de Trabajo como director del Instituto de Estudios Laborales y de la Seguridad Social en los que, exceptuando un breve paréntesis, permanecería nada menos que hasta diciembre de 1982.Pero donde su apego a lo cargos de designación brillará a mayor altura será  en el rectorado de la Universidad de verano de La Rábida donde, tras la celebración de las primeras elecciones de la democracia del 15-J de 1977, todavía se permitió la licencia de declarar en la inauguración del curso de verano del mismo año que lo que en aquella singular circunstancia España le demandaba era un nuevo sacrificio por la Patria y no hacer de la citada universidad “un sitio para veranear, rodeado de comodidades y de un grupito de inteligentes alumnos universitarios..”([8]).Y el caso fue que, contra todos los pronósticos, todavía logró permanecer un año más al frente de la citada universidad de verano; concretamente, hasta su desalojo, casi físico,  por decisión de  la también democratizada Universidad de Sevilla.([9]).

Numantino como pocos ante el riesgo de perder las prebendas de la dictadura, en los comienzos de la Transición JVF no solo se mantendría  distante del partido de Adolfo Suárez sino de las tres opciones vinculadas al ideario falangista que se presentaron en las citadas elecciones del 15-J de 1977. Finalmente, ingresaría en la Alianza Popular de Fraga Iribarne, el mismo que había acogido a los denostados tecnócratas reconvertidos en los “7 magníficos” sin que ni Fraga ni estos últimos le hicieran a JVF hueco en candidatura provincial alguna; tampoco le requirieron, como un cuarto de siglo antes  en el congreso de la Falange, para colaborar en la ponencia económica en el congreso fundacional de Alianza Popular celebrado en 1977.En su condición de humillado y ofendido en los inicios de su militancia democrática llegará al punto de  postular – sin éxito, por supuesto – que la primera lista de AP por Asturias fuera encabezada “por un obrero o un campesino” en lugar del catedrático de Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, próximo a los tecnócratas, que acabó liderándola [10]

De ahí el antológico lamento de años después recordando ante el grupo que le homenajeaba en su jubilación que “entre 1978 y 1982, sobre todo en el segundo, los sucesos políticos tuvieron repercusión en mi vida diaria. Tuve que reconvertirme, y todos los que lo hacen  saben que, sobre todo cuando por encima del que acomete ese cambio vital se sitúa una especie de sombra política de ostracismo, existe una evidente sensación de soledad”([11])

Amargo testimonio para un tiempo en que ya no corrían vientos favorables para descalificar el viejo “demoliberalismo” que sus jefes de centuria le habían enseñado, sobre todo si la fidelidad a sus principios no le garantizaba el mantenimiento de elevados ingresos económicos y del disfrute de coche oficial. Sin embargo, su tránsito por la incipiente democracia  tampoco le había llevado a la ruina económica: en 1979  desempeñaba aún los dos últimos cargos que se han indicado y sus correligionarios del gobierno de Adolfo Suárez le encargarían un informe económico sobre Guinea Ecuatorial a raíz del golpe de Estado de Macías en la ex-colonia española. También continuó colaborando en el diario falangista hasta 1979 tras conseguir que un año antes  le publicaran artículos del año anterior en un volumen que tituló Libretillas. Lo hizo la Editora Nacional, la de la  “vieja casa” falangista que, a su vez, pasaba también a mejor vida brindando sus últimos servicios a los antiguos camaradas.

Así y todo, para aliviar a JVF de la pesadilla democrática, acudiría en su ayuda la Fundación Francisco Franco premiándole en 1977 por “La Herencia”,un artículo que tiempo atrás había publicado  en la Hoja del Lunes de Madrid en el que arremetía contra el ensayista catalán Jaume Maravilles autor, a su vez ,de otro artículo publicado en La Vanguardia el 15 de julio del mismo año en el que, a juicio de JVF , tuvo la osadía de mantener la tesis del carácter ficticio de la  prosperidad franquista: “Nada de ficticia – le replicaría furibundo -quienes se alzaron hoy hace cuarenta y un años no merecen estas confusiones”. Más aún, las graves dificultades del momento -concluía – se debían a que “desde 1975 la herencia recibida no se había administrado precisamente bien”([12])

¿Era este mensaje su postrer servicio al régimen fenecido ante la llegada de los nuevos aires de la libertad? Si no hubo tal, probablemente si le sirvió para que uno de sus amigos en el homenaje de la jubilación citado le lisonjeara extendiéndole el certificado de que entre tantos economistas solo él persistiera en la defensa de la economía falangista ([13])

3. ¿JVF demócrata?,1979-2010.

Teniendo en cuenta su trayectoria, increíble fue que a finales de 1978 JVF tildara de deshonestidad a quienes  justificaban “con historias a medias” sus personales tránsitos a la democracia. Sin embargo, así lo escribiría, sin sonrojo, en el prólogo al volumen de las Libretillas de “Arriba”  al que se acaba de aludir. Nada que ver, efectivamente, con el pragmatismo por él adoptado para sobrellevar su reconversión política en la que la angustia padecida tuvo menos que ver con la crisis ideológica que con la más prosaica pérdida de ingresos económicos determinada por el fin de los cargos de designación franquista que desempeñó ¿Procedimiento que utilizó para superar la situación? Muy sencillo, mendigar  expresamente auxilio económico a un grupo de personas que estimaba generosas,  “a  mis   queridos acreedores preferentes  porque de forma exquisita me echaron una mano, tanto para que las pesetas siempre precisas no faltasen como para que mantuviese el entorno siempre exigente para el trabajo intelectual” según también confesaría en el homenaje a la jubilación ([14]).

Y así fue como junto a otras cinco personas, JVF desvelaba en 1992 que años atrás había acudido en petición de ayuda a Teodoro López Cuesta, último rector predemocrático de la Universidad de Oviedo, al que conocía desde los primeros sesenta cuando éste último necesitó de sus favores para, después de muchos años de espera como profesor auxiliar y empleado bancario, obtener la cátedra de Economía y Hacienda de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo con la ayuda de JVF. La dirección de “Los Encuentros de La Granda” desarrollados durante los veranos en un palacete avilesino construido por el INI en los terrenos de la factoría estatal de “Ensidesa”, vino a ser la contraprestación económica disfrazada de colaboración académica ofrecida en recompensa a JVF por el entonces rector ovetense. Con la ayuda de subvenciones municipales del ayuntamiento de Avilés y de otros, el palacete de La Granda fue convertido por sus dos promotores  en “Un lugar de encuentro para que  intelectuales y estudiosos procedentes de América, Europa y España discutan temas de palpitante actualidad para la cultura hispánica en todas las ricas posibilidades de ésta” llegó a declarar – con increíble desfachatez – el citado rector ([15]).

Transformada “La Granda” en una especie de alternativa asturiana a “La Rábida”  de la que  JVF había sido expulsado por la supuestamente rencorosa democracia, el escenario de su actividad se mantendría “a salvo de la rapiña de la Extensión Universitaria ovetense” como sin rubor declararía el propio rector ovetense volcándose ambos en blindar el control de la sede de la fundación urdida a espaldas de la Universidad de Oviedo ([16]).

A partir de lo que se acaba de describir, sobra insistir en la satisfacción que a JVF le brindó la dirección de “La Granda” desde el verano de 1979 en la que “rodeado de comodidades y mimo fraterno” se instalará con su familia en el palacete de Ensidesa para – llegará a escribir sin el menor rubor -“realizar mi trabajo intelectual veraniego”([17]). Estancias estivales que, efectivamente, le permitirán establecer un red de contactos a través de invitaciones a “La Granda” de personajes hispanoamericanos y portugueses ideológicamente afines  sin tener que interrumpir sus colaboraciones con el ABC tras el cierre del Ya en el que previamente se había refugiado JVF tras la desaparición de Arriba.

Por lo demás, los veranos de “La Granda” le brindarían también a JVF la ocasión de rentabilizar su posterior vinculación al Partido Popular. En 1986 como vicepresidente de la Fundación Cánovas del Castillo, entidad promovida por su ex-camarada Fraga Iribarne; y en 1991 aupado a una vocalía del Tribunal de Cuentas del Reino en representación de los populares. Nada extraño que en el mismo año en que logró la citada vocalía sufriera un ataque de amnesia  al presentar como mérito en su curriculum haber pronunciado la lección inaugural del curso del CEU, la Universidad madrileña de los Propagandistas Católicos, borrándosele de la memoria los tiempos de aspirante a “familiar orgánico” en los que denunció esta modalidad de centros educativos como competidores indeseables de la enseñanza pública.

Juan Velarde Fuertes ha sido otorgado como Doctor honoris causa" por la Universidad Rey Juan Carlos. © portaldelsuresJuan Velarde Fuertes ha sido otorgado como Doctor honoris causa” por la Universidad Rey Juan Carlos. © portaldelsures

Finalmente, no todos sus ingresos procedieron del desempeño  de cargos digitales. JVF se las arreglaría para que la denostada democracia le distinguiera en 1992 con el premio “Príncipe de Asturias” de las Ciencias Sociales otorgado por un jurado presidido por su correligionario Manuel Fraga al que años después lisonjearía con “Fraga o el intelectual y la política” (Planeta 2001).Posteriormente bajo el primer gobierno de José María Aznar, JVF también recibiría los premios “Rey Jaime I” de la Comunidad Valenciana y el “Infanta Cristina” de la de Castilla y León, comunidades ambas gobernadas por el Partido Popular. Finalmente, en diciembre de 2001,segundo gobierno de Aznar, sería nombrado vocal consejero del Tribunal de Cuentas en representación del Partido Popular, cargo en el que permanecería hasta finales de 2012 cuando él y los 11 restantes miembros de la entidad dependiente de las Cortes Generales percibían 112.249 euros de retribución anual, mientras al año siguiente recibiría el “Juan Carlos I” de economía y en marzo de 2013 le condecoraba el gobierno de Rajoy con la medalla de Alfonso X el Sabio.

¿Tan sesudos estudios había realizado el aventajado alumno del sacerdote de Salas que en los años treinta del siglo XX le inició en las venturas que el nacionalismo económico le podían acarrear a la madre patria? En absoluto. Vergonzoso fue que en las actas del jurado de la Fundación Príncipe de Asturias solo se avalara la distinción ” en su dilatada carrera, su ininterrumpida dedicación docente y  su curiosidad intelectual”([18]).

Inabarcable es ya el número de testimonios documentados sobre las penurias sufridas por millones de españoles durante los casi tres cuartos de siglo transcurridos desde el comienzo de la Guerra Civil hasta el final de la dictadura. El rechazo frontal de los vencedores de la contienda al discurso “Paz, Piedad Perdón” pronunciado por Manuel Azaña en 1938 retomado en los años cincuenta por el de la reconciliación nacional postulada por el Partido Comunista de España, imposibilitó que el mensaje calara en la inmensa mayoría de la sociedad española hasta finales de los setenta. Sin embargo cuando lo hizo los indeseables comportamientos individuales  como el que se acaba de resumir no impidieron, afortunadamente, que el 15 junio de 1977 se recuperaran gran parte de las libertades perdidas el 18 de julio de 1936. Así y todo, la  huella legada por los cuarenta años de dictadura no ha sido ajena al profundo deterioro sufrido por la democracia recuperada a partir de los finales ochenta sin olvidar la aparición del neofranquismo historiográfico en los primeros años del siglo XXI coincidiendo con el segundo gobierno de Aznar. De ahí la pertinencia de examinar peripecias individuales como la que se ha resumido en éste artículo.


  1. Exceptuando los aparecidos en prensa, los datos autobiográficos de JVF ya citados  y otros que aparecerán más adelante proceden de su artículo  “Mis queridos acreedores preferentes” (título este que, sin citarle, plagia de un capítulo del libro de Ramón Carande Siete estudios de Historia de España, Barcelona, Ariel 1976)  incluido en  Economía española, cultura y sociedad, Madrid, Eudema 1992,coordinado por J.L. García Delgado y J.M. Serrano Sanz; tomo I, págs 25 – 73.También de la página 14 de su libro Cien años de la economía española,. Madrid, Encuentro,2009 .
  2. Según el entonces ministro de Información y Turismo, los antecedentes de la convocatoria electoral se remontaban a 1957 en que tuvo lugar la celebración del primer congreso de la Familia Española auspiciado por él desde la Delegación Nacional de Asociaciones.En M.Fraga Iribarne: Memoria breve de una vida pública. Barcelona, Planeta, 1980;p.54.
  3. El programa de Velarde-Robledo así como el de los restantes candidatos aparecerían en los tres principales diarios regionales La Nueva España, La Voz de Asturias y El Comercio el 28 de septiembre de 1967.
  4. La valoración de F.Carantoña y de E. Greciet, director de La Voz de Asturias, se encuentra en las ediciones del 29 de septiembre y 1 de octubre de 1967, respectivamente.
  5. Los estudiantes detenidos en su mayoría de Historia – especialidad que había sido implantada pco tiempo antes en la Universidad de Oviedo – fueron los siguientes: Gabriel Álvarez Santullano, Miguel Ángel del Hoyo, Alfredo Mourenza, Prisciliano Fernández y Alfonso Selgas.( La Voz de Asturias,9 de octubre de 1967).
  6.  El alegato condenatorio al autor de El Contrato Social  figura en José Antonio Primo de Rivera: Obras Completas   Madrid, Ediciones de la Vicesecretaría de Educación Popular,1945;pp.17-18.
  7. La defensa de la citada política económica de los regímenes fascistas frente a la opinión de la inmensa mayoría de economistas y la práctica totalidad de los historiadores llevaría a JVF a la autocomplacencia de creerse “un economista heterodoxo” presentando a Franco como un estadista tan anticapitalista como antiliberal e impulsor de leyes sociales justas y generosas. En “Epílogo” al libro de M.Fraga Iribarne, J. Velarde Fuertes y S.del Campo Urbano (edits): La España de los años 70 vol.II, Madrid, Moneda y Crédito, 1973;pp.981-1031.
    Por otra parte a JVF le sería indiferente la aparición de estudios en los que se probaba  que la renta per cápita de 1935 no se alcanzó hasta casi 20 años después, investigaciones que no tardarían en pasar a los manuales, entre otros al de Gabriel Tortella: El desarrollo de la España Contemporánea. Historia económica y social de los siglos XIX y XX.Madrid, Alianza Editorial,1994;pp.368 y ss. Lo mismo sucedió sobre el tema de la subordinación de la economía a la política estudiado por Elena San Román(Ejército e Industria. El nacimiento del INI, Barcelona, Crítica.1999).
  8. Juan de Luís Camblor :”Recuperación, consolidación y lanzamiento de una institución universitaria: La Universidad Hispanoamericana de Santa María de la Rábida (1974-1978)” en  García Delgado y Sanz(coods),ob. citada, t.III, p.661. 
  9.  “A Velarde Fuertes le cerraron la Universidad de la que era Rector – afirmaría años después su incondicional amigo Teodoro López Cuesta de la Universidad de Oviedo – creo que en aquella ocasión no fue feliz la decisión del entonces Rector de la de Sevilla que por otra parte gozaba de un gran y merecido prestigio”.TLC “Los veranos de trabajo de Juan Velarde Fuertes” en Garcia Delgado y Sanz, t.III. p.639.
  10. La propuesta del obrero o el campesino como cabeza de lista contaba con el apoyo de Licinio de Lafuente,  ex – ministro de Trabajo franquista. Pero fue JVF quien la hizo llegar a los medios de comunicación de la provincia, según refieren Eduardo García  y José Manuel Piñero  en el libro La Transición en Asturias 1975-1978.Oviedo,1995; p.43.El cabeza de lista elegido fue Juan Luis de la Vallina.
  11. Ver, “Mis queridos acreedores  preferentes” vol.I;p.57.
  12. En la copia remitida al autor por la citada Fundación  el artículo de JVF figura como “Segundo premio periodístico”, no único ni primero, sin precisar fecha ni el medio en el que
  13. Joaquín Fernández Fernández en Economía española,ob.cit vol III;p.563. .
  14. El texto de JVF figura en “Mis queridos acreedores preferentes”,ob.cit.p.57. Su obsesión por el acumulo de pesetas le llevaría  en un posterior homenaje a su amigo Tedoro López Cuesta – personaje que aparecerá continuación en escena – a ensalzar el sacrificio de este renunciando a “pingües ingresos” – según JVF – tras abandonar un puesto bancario para dedicarse en exclusiva a la Universidad. ”Su decisión – llegó a decir JVF con brutal sinceridad al verse rodeado solo de los suyos  – tiene bien pocas semejanzas, López Cuesta sí puede tirar, no una parte de nosotros, la primera piedra”. Esta curiosa intervención ante el grupo de amigos de ambos puede verse en Homenaje al Profesor D.Teodoro López Cuesta. Oviedo, 1987.p.35.( Es esta publicación un breve folleto sin autor ni editor, por lo que en la Biblioteca de la Universidad de Oviedo figura clasificado de forma un tanto anómala a nombre del homenajeado TLC)
  15.  “Los veranos de trabajo…” art.cit.p.646.No obstante esta declaración de intenciones solo parcialmente responderá a lo inicialmente proyectado. Con la finalidad de prestigiar los cursos lograrían que Severo Ochoa y Grande Covián, asturianos ambos, pasaran breves estancias veraniegas en La Granda mediando para atraer a la misma a otros científicos. No obstante, algunos de ellos como Santiago Grisolía no se cortaría al declarar un cuarto de siglo después del inicio del citado invento que entre las razones aducidas por Teodoro López Cuesta para convencerle de que asistiera figuraba el dato de que en la residencia de La Granda “se comía muy bien”.(La Nueva España, 25.08.03)

  16. Tiempo después de constituirse ante un notario de Madrid  la Fundación de La Granda el 20 de abril de 1979, el citado rector aún se vanagloriaba de haber urdido en solitario tan astuto procedimiento. Tan sigiloso fue –  probablemente creyendo que su confesión no sería publicada – que además del presidente de Ensidesa, Baranda Ruiz, López Cuesta solo daría a conocer su plan a José Luís García Delgado, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Oviedo, profesor de – según JVF – tras abandonar un puesto bancario para dedicarse en exclusiva a la Universidad. ”Su decisión – llegó a decir JVF con brutal sinceridad al verse rodeado solo de los suyos  – tiene bien pocas semejanzas, López Cuesta sí puede tirar, no una parte de nosotros, la primera piedra”. Esta curiosa intervención ante el grupo de amigos de ambos puede verse en Homenaje al Profesor D.Teodoro López Cuesta.Oviedo, 1987.p.35.( Es esta publicación un breve folleto sin autor ni editor, por lo que en la Biblioteca de la Universidad de Oviedo figura clasificado de forma un tanto anómala a nombre del homenajeado TLC).Pero no menos llamativo será que transcurridos ocho años de aquél singular episodio, al profesor García Delgado aún le costaría encontrar adjetivos para agradecer a su ex-rector “la enriquecedora experiencia académica y humana” que vivió en la Universidad de Oviedo, valorando la puesta en marcha de “La Granda” como reflejo “no solo de inquietud intelectual y capacidad gestora sino también de sentido y valor para la anticipación, esa cualidad de nuevo tan apreciada por la filosofía moral y política de nuestro tiempo” según se puede leer en la página 53 del folleto dedicado a López Cuesta antes citado.  
  17. En “Mis queridos acreedores preferentes”,pp.57-58. Más explícito sería López-Cuesta al escribir sin sonrojo lo que sigue: “…aunque la mayor parte del tiempo que duran nuestros cursos suele acompañarle (a JVF) la familia…el viaje a La Granda tiene un riguroso y necesario rito. Llegada en primer lugar del profesor Velarde con su fiel Vicente, que desde el tiempo en que fue su conductor oficial prescindía de sus tiempos de vacaciones para acompañarle” (… ); “los viajes los realiza siempre en uno de los vehículos particulares que posee el Profesor. El coche llega cargado hasta lo más inverosímil. En una pequeña porción con parte del equipaje familiar, el resto de la carga lo constituyen naturalmente sus libros”(“Los veranos de trabajo de Juan Velarde”,art.cit.p.647).

  18. Ver www.fpa.es (Premiados).Web de la Fundación Príncipe de Asturias. Testimonios de la afinidad política y personal de JVF con Manuel Fraga pueden leerse en las memorias de éste último En busca del tiempo servido. Barcelona, Planeta,1987;pp.115 y 306 principalmente.
    Por otra parte el periodista asturiano Gregorio Morán, autor de varios ensayos sobre la España franquista y la transición, valoraría así años más tarde la obra de JVF como economista del franquismo: “Leí en unos casos por obligación y en otra por curiosidad intelectual la deleznable obra teórica de Juan Velarde. Digo lo de obligación porque si mi memoria no me engaña  era preceptivo estudiar en mi colegio uno de sus textos de Formación del Espíritu Nacional. Su especialidad tiraba hacia la economía del franquismo de la que era algo más que un propagandista a sueldo, se había erigido en entusiasta (…).Lo tengo fijo en mi memoria con su camisa azul y su correaje, cosa infrecuente ya en los sesenta tratándose de un profesor universitario. Pero siguió así hasta que murió el general Franco e incluso después, en el intento del golpe del 23 de febrero de 1981, aún andaba Juan Velarde fascisteando por aulas y cursillos. Fue posiblemente el último economista del falangismo español. Aún yo lo creía ahí  cuando hete aquí que aparece, no frente a los luceros sino haciendo compañía a Aznar y para mayor sarcasmo en un ejercicio de la defensa de la Constitución de 1978 (…) que con toda seguridad no votaron ni uno ni otro” ( “Lo versátil de la memoria” en La Vanguardia 10.07.04)
  19.  

Fuente → cronicapopular.es

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