En la actualidad, una parte importante de la
sociedad considera que la dictadura franquista fue un periodo oscuro desde el
punto de vista cultural. Esta choca frontalmente con la percepción que la
sociedad tiene sobre el periodo republicano e incluso sobre la restauración,
ejemplos de esto pueden ser las generaciones del 98, 14 y 27, generaciones que
tuvieron su propia visión sobre España y su historia.
La realidad es algo distinta,
la historia nos demuestra que las cosas no son ni blancas ni negras, por tanto, no podemos afirmar que el periodo
franquista fuera algo oscuro culturalmente. Como ejemplo, el filósofo Julián
Marías nos indica como durante el periodo franquista, hubo una producción
intelectual que, es posible que no fuera comparable con la de los periodos
anteriores, sin embargo, siguió siendo brillante. Es importante destacar que
Julián Marías no solo habla de los autores peninsulares, sino que también
incluye a los autores en el exilio, esto es importante ya que muchos también
van a publicar obras en EE..UU o en México, dejando a su vez plasmada su visión
del mundo, sobre la sociedad española o la propia Guerra civil.
Un ejemplo de esto puede ser Borja Sender,
quien en su obra “Requiem de un campesino español”, nos describe la
sociedad española y el periodo republicano. La producción intelectual en el
exilio va a estar promovida tanto por las autoridades mexicanas como por
personalidades como Daniel Cosío Villegas, quienes van a acoger en su patria a
los intelectuales republicanos, esto va a provocar que, por esta parte, la
producción exiliada no se interrumpa.
Muchas de estas obras nos retratan la sociedad
española, esto ocurrió también en la península, siendo “La Colmena” una obra
que serviría de análisis de la sociedad española del momento.
Respecto a la dictadura, aunque Franco se había
apoyado en Falange. Esta organización, con el tiempo, se diluyó de tal manera
que al final ya no solo se acabó convirtiendo, ya en la década de 1950, en un
organismo parcialmente apartado del poder, sino que, perdió el apoyo de ciertos
intelectuales que habían apoyado la insurrección. Un ejemplo de esto es el
propio Ridruejo.
El carácter semiautónomo de estos intelectuales
también influyó en su producción intelectual, pues algunos de ellos todavía
eran sentidos como leales a la causa del régimen, fue así como se constituyeron
editoriales independientes y círculos en los cuales podían compartir
conocimientos y pensar más allá de la dictadura.
El cambio más importante fue en los años 60,
pues el aperturismo trajo consigo una renovación social y política, ya que los
partidos y sindicatos que anteriormente estaban acosados por el régimen,
pasaron a reconstruirse con mayor rapidez y a infiltrarse en las instituciones.
Respecto a la cultura, debemos destacar el abandono de ciertas ideas que
estaban asentadas desde el mismo alzamiento, como es el caso de la visión de la
Guerra civil como una cruzada nacional, un ejemplo de esta ruptura serían obras
como “El otro árbol de Guernica” o “Las últimas banderas”. En estas
obras se trataba el conflicto como algo ya no patriótico, sino dramático y
fatal.
En lo que al aprendizaje se refiere, las
técnicas educativas del régimen fueron aceptadas tras la contienda, sin
embargo, fueron causando rechazo entre una parte tanto del sector docente como
del estudiantado, sobre todo durante el desarrollismo, ya que estas se basaban
en la memorización y repetición sin reflexión, sin hablar de la escasa
actualización del contenido, ya que se repetía según avanzaban los cursos.
Una gran parte de los intelectuales va a
desligarse durante esta época del régimen. Algo parecido pasará con una buena
parte del estudiantado en las universidades, esto va a influir ya no solo en la
creación de culturas alternativas al régimen, sino que, estas también van a
empezar a ser contestatarias.
En lo que refiere a la historia de España, esta también tuvo
su propia revisión, esta incluyó por primera vez periodos como el de la
Segunda República y la Guerra civil, también chocó frontalmente con la
visión nacionalista y heroica que se había lanzado a partir de 1936 por
parte de la dictadura. La pérdida de la universidad supuso el
descontrol ideológico de una parte de la sociedad y la demostración de
que sus instituciones estaban comenzando a quebrarse respecto a la
sociedad española que había surgido.
El fracaso de las instituciones franquistas fue generalizado,
la población, salvo en los primeros momentos de la dictadura, no se
adhirió a las actividades y asociaciones promovidas por el régimen, como
es el caso de Acción Católica. Respecto a las personas que ingresaron
en estas organizaciones, en muchos casos fue con la voluntad de servirse
de estas para su propio beneficio.
La iglesia tuvo peso en las universidades desde el golpe militar ya
que les fueron dados muchos puestos en la institución. La iglesia tenía
que ser también tenía ser un referente moral para la creación de
ciudadanos para la nueva España. En la universidad ya sabemos cómo esta
influencia se fue diluyendo, pero, ¿y en la sociedad? ¿Qué influencia
tuvo la iglesia en la sociedad?
La década de 1960 para iglesia fue de distanciamiento de las
realidades sociales y de desconexión con la sociedad. Aunque una parte
del clero raso si se adaptó a las nuevas circunstancias, las redes que había establecido la iglesia fueron sustituidas por las comunidades de vecinos y asociaciones civiles.
Esta contracultura nacida de la reorganización de la resistencia
política va a estar presente también en los medios de comunicación,
durante esta época también nacerán radios clandestinas como Radio España
Independiente, para informar sobre todo aquello que el régimen no
quería contar.
Desde el punto de vista económico, el estado desarrolló planes con
los que implementar un estado de bienestar, sin embargo, estos no fueron
eficientes a la hora de proveer a los ciudadanos de servicios. En
cuanto al desarrollo industrial, debemos destacar que se potenciaron
diversas zonas que englobaban a las ciudades y a sus entornos más
inmediatos, creando así polos que subsisten hasta nuestros días.
Por otra parte, ¿pasó el régimen a ser un problema tras esta década de desarrollismo? Lo
que es evidente es que la movilización de las organizaciones junto con
el fracaso en diversos ámbitos de las instituciones del estado acabó por
construir un imaginario en las mentes de muchos españoles, en los que
se vio como un problema la mera existencia del régimen.
El régimen ya en sus últimos años no consiguió resolver los problemas
laborales de los trabajadores derivados a su vez del estancamiento
económico, esto llevó al descrédito del sindicato vertical, ocupando ese
vacío de poder las organizaciones clandestinas.
Desde
mi punto de vista, la cultura surgida tuvo su esencia en la contestación,
además, su formación fue paulatina, comenzando en los grupos de intelectuales y
en los grupos resistentes a extenderse a la masa social.
La transición fue posible ya no solo por los cambios
políticos y económicos de las décadas anteriores, sino por los cambios
culturales que se dieron en las universidades y escuelas con el aumento de los
estudiantes, el crecimiento de las clases medias y la creciente globalización,
que también actuó como un impulsor de estos cambios.
En
ocasiones consideramos que nuestra historia cambia según factores internos,
dejando a un lado la evidencia de que, el mundo, estaba y está interconectado.
Como ejemplo de esto las manifestaciones en París de 1968, en las que se
manifestaron valores que, en España, se reivindicarían durante la transición a
la democracia.
Aunque
aparentemente vinculado con la política, la entrada de los norteamericanos en
España junto con sus bases supuso también la entrada de nuevas dinámicas
culturales que influyeron al cine, a la estética de los ciudadanos y al
comportamiento de los mismos.
Lo
que es claro es que el régimen va a cambiar de una autarquía de posguerra a un
desarrollismo, esto implicará cambios en la estructura social debido a las
migraciones internas, la entrada también de estas nuevas culturas derivadas de
la propia inmigración de españoles a países europeos. Estos cambios van a ir
influyendo a la construcción del imaginario en la que se asentará la España
democrática.
Fuente → diario16.com
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