Cuando fue fusilado por los franquistas en 1936, alzó el puño y clamó ¡Viva el Socialismo!

JOSÉ GARROTE TEBAR, Médico y SOCIALISTA, cuando fue FUSILADO por los franquistas en Valladolid en 1936, alzó el puño con orgullo y entereza y clamó ¡Viva el Socialismo!

José Garrote Tebar nació en Valladolid en 1883, donde estudio medicina, y se doctoró en Madrid en Ginecología. Amplió conocimientos en Londres y París, y obtuvo plaza en la Facultad de Medicina vallisoletana. Contribuyó a crear el Partido Republicano Reformista, en cuyas filas resultó elegido concejal en 1913, y diputado provincial 2 años después. Ya en las filas del PSOE, participó en la creación de la Universidad Popular Pablo Iglesias en 1921. Fue diputado provincial en 1923, y en 1931 fue concejal, diputado, y presidente del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Valladolid.

A pesar de su intensa actividad política, José Garrote no se apartó jamás de su profesión: Era un médico vocacional excelente que asistía a sus pacientes allá donde estuvieran. Se desplazaba a los pueblos de la provincia para atender casos difíciles, y no cobraba a las familias con pocos recursos. Insistió en la incautación de los edificios de la Compañía de Jesús a fin de convertirlos en escuelas públicas, como marcaba la ley. Garrote se convirtió en el punto de mira de los derechistas. Fue Director de la Casa del Pueblo, y pertenecía, junto a colegas como Eusebio González Suárez y Federico Landrove López (ambos también asesinados por los fascistas), al sector más radical del partido.

Tenía mucho genio y valor físico. Durante la campaña electoral de 1936 viajó por muchos pueblos de la provincia apoyando a los candidatos del Frente Popular. En varias ocasiones fue hostigado por derechistas, pero Garrote jamás se dejó amilanar. El 18 de julio trató de conseguir el reparto de armas a los obreros del gobernador civil, Luis Lavín Gautier y del alcalde Antonio García Quintana (ambos posteriormente asesinados por los franquistas), pero no lo consiguió. Detenido en la Casa del Pueblo el día 19, se le juzgó y condenó a muerte por rebelión.

Cuando faltaban unas horas para que se cumpliera la máxima pena y Garrote hizo gala de una entereza sorprendente. A Garrote le habían notificado que lo fusilaría un piquete de Guardias de Asalto, con sentimiento de los falangistas de guardia, que desearían realizarlo ellos. Rechazó los Sacramentos y se negó a recibir a un sacerdote. El falangista Jacinto Valentín quedó impresionado: “desearía ver al condenado entristecido, lloroso, hecho un guiñapo para despreciarle, supremo insulto que se puede hacer a una persona. La entereza del enemigo, nos obliga a respetarle, nos vemos en la imposibilidad aplastarle con el desprecio”.

Llegó la mujer de Garrote, y al bajar unos escalones, el alférez que iba a su lado le ofreció el brazo, ella lo rechazó diciendo con orgullo: “No flaqueo, solo flaquean los cobardes”. Cuando vió llegar a 2 guardias les dijo: “Daos prisa, que no llegáis al fusilamiento”. Garrote no perdió la serenidad un momento, dio las gracias por la forma en que lo trataron. En el momento de bajar los últimos escalones, apareció en su rostro un gesto de odio y alzó el puño fuertemente cerrado.

Los fusileros llevaron a Garrote cerca del campo de San Isidro. A unos 10 pasos del piquete, no perdió su valor. En el momento de oír la orden de ¡apunten!, alzó por última vez el puño cerrado y con voz todavía enérgica gritó: ¡Viva el Socialismo! Resonó la descarga. El reo, que no perdió un balazo, se inclinó hacia adelante, se tambaleó y cayó por fin hacia atrás. El puño derecho que había alzado estaba atravesado de un balazo. Murió en el acto. Eran las 4’33 del 29 de julio de 1936. José Garrote Tebar tenía 53 años.

José Garrote era una de las personas más conocidas y admiradas de Valladolid y su provincia, una de las máximas figuras del PSOE y alma del socialismo en Valladolid. Por ello fue elegido por los sublevados para inaugurar la enorme lista de los asesinados vallisoletanos. Los sediciosos se ocuparon de que la noticia llegase a todos los confines provinciales, se advertía así del fin que esperaba a todos los que estaban en el lado de la legalidad Republicana.

Documentos: El Norte de Castilla (Enrique Berzal). Represión franquista en Valladolid, por Orosia Castán. Fundación Pablo Iglesias

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