Manifiesto Estatal Republicano (Ateneo Republicano de Zaragoza)
 

Manifiesto Estatal Republicano (Ateneo Republicano de Zaragoza)

Buenas tardes a todas,
Tal día como hoy hace 89 años se proclamaba la Segunda República Española. Los partidos de izquierda y los republicanos ganaron en las elecciones municipales, sobre todo en las grandes ciudades y el Rey presento su renuncia al trono.  

«Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procurén siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público, hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez. (…)

Pero lo echó el pueblo, el pueblo soberano harto de sufrir la explotación, harto de entregar a sus hijos a unas guerras coloniales que solo beneficiaban a las élites y al rey y diezmaban los recursos de este pobre país y a sus gentes.

Pero no solo había que echar al rey, el pueblo dijo basta, ejerció su soberanía y se inició una nueva etapa de esperanza. Se redactó y aprobó el 9 de diciembre una nueva constitución pionera en derechos en la época. 

No solo había que echar al rey. 6 años después esos avances políticos y sociales que se habían logrado democráticamente, les fueron, nos fueron arrebatados con un golpe militar y una cruzada sangrienta para exterminar cualquier atisbo de oposición de un pueblo diezmado, al que sumieron en una noche negra de sotanas, crucifijos y banderas. Pero hoy estamos aquí para conmemorar que el 14 de abril de 1931 el pueblo trajo la república, con lo conllevaba de avances democráticos.

Hoy estamos aquí para recordar lo que la actual constitución reconoce, que la soberanía recae en el pueblo. Hoy estamos aquí para decir alto y claro que conocemos nuestra historia y hemos aprendido de ella. Hoy estamos aquí para exigir a los partidos políticos que se inicie un periodo constituyente sin tutelas ni líneas rojas, un periodo constituyente que desemboque en una nueva constitución, en un nuevo contrato social que no solo consolide los derechos ciudadanos que ya recoge la actual constitución, que los blinde, que avance radicalmente en definición de derechos de la mujer, de los cuidados, de la Tierra. Que garantice que los avances técnicos de todo tipo y especialmente los farmacéuticos los de comunicaciones y los de productividad nos beneficien a todas y no solo a las élites capitalistas. Democraticemos, expropiemos si es necesario, los avances tecnológicos.

Una constitución que ponga a la tierra, con mayúsculas y con minúscula en el centro de los derechos garantizados. Una constitución que la defienda del uso depredador que el capitalismo financiero salvaje está llevando a cabo, al igual que con las clases medias con las clases populares y sobre todo con las personas desarraigas con esa cantidad de personas que designamos asépticamente “en riesgo de exclusión”. No están en riesgo las han echado del sistema después de haberles chupado hasta la última gota de su sangre. Para eso estamos aquí, para defender lo público, lo común, lo de todas. Para defender no, para trabajar arduamente por lo común por la madre tierra para que la especie humana tenga un lugar digno y respetuoso en esa tierra.

Pero en este día no podemos olvidar la situación a nivel mundial con la que nos enfrentamos. Una pandemia que afecta a todas sin distinción de clases sociales razas o nacionalidades. Pero no es una pandemia democrática. No todas tenemos las mismas posibilidades de protección, no todas tenemos los mismos medios para confinarnos, no todas tenemos los mismos recursos para resistir. Las élites económicas saldrán de rositas y pagaremos en proporción inversa a nuestros recursos económicos.

Esta cruda realidad sanitaria y económica y el confinamiento en el que estamos no puede ser una cortina de humo, una densa niebla en la que profundicemos aún más en el individualismo, en mirarnos el ombligo. Esta será la consecuencia del virus del pánico que mutará en ese virus que nos acecha como el más letal desentendernos de lo político, de lo público, de lo común y dejarlo en manos del salvaje capitalismo financiero y ultra-liberal.

Este es el momento de retomar en nuestras manos nuestra soberanía como pueblo y repensar el futuro en común desde lo local hasta lo global. Frente a la globalización del capitalismo, la globalización de los pueblos y sus instituciones democráticas de defensa.

No nos queda más remedio que confinar nuestro cuerpo, pero no nos pueden obligar, no nos podemos permitir, que se confine nuestro pensamiento que se nos aísle.

La pandemia es una dura advertencia de los peligros globales a los que nos exponemos.

También lo fue la crisis del 2008. ¡cuántas voces salieron a preconizar una refundación del capitalismo!

Qué listos, reconocemos nuestra culpa, pero dejadnos que lo arreglamos, preocuparos de lo vuestro. Y aquí estamos….

No creáis compañeras que esto son cantos de sirena, es un grito, una exigencia de trabajo, de convencer con argumentos a la sociedad para que, retomada nuestra soberanía, le hagamos llegar a los partidos políticos nuestras demandas, nuestros intereses. No toleremos nunca que nos hablen de que no es el momento. El momento es ya o no será nunca.

Es una llamada imperiosa a todas para que pensemos y trabajemos por lo común y adscribamos a esta noble causa a nuestra familia, a nuestros vecinos a nuestros amigos

De ese momento de trabajo, conciencia y exigencia se destilará como el más preciado de los néctares como la más brillante poesía, La República, esa República que todos soñamos donde la libertad, la igualdad la fraternidad entre los pueblos sin distinción de sexo ni procedencia sean un hecho, desde el más escrupuloso respeto a esta tierra que no es nuestra, solo la gestionamos para las futuras generaciones.

Hoy, más que nunca, SALUD Y REPÚBLICA
 

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