
El cazador cazado
“Lo
siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”, con estas
palabras el rey emérito pensó que aplacaría la riada de escándalos que
hasta hace unos años eran rumores. Todo empezó en una lujosa cacería de
elefantes en Botswana en plena época de recortes y crisis económica. Un
accidente durante ese viaje obligó a operarle de urgencia una rotura de
cadera. No pudo evitar que se hiciera público y que se precipitara su abdicación. Aquel
incidente también sirvió para conocer su vínculo con Corinna zu
Zayn-Wittgenstein, una aristócrata alemana y “amiga entrañable” de Don
Juan Carlos. Esta larga e íntima amistad ha pasado hoy a ser una guerra
imposible de controlar.
Las comisiones con Arabia Saudí
Lo que era un secreto a voces se confirma: el monarca que nos ha reinado durante casi cuatro décadas recibió cien millones de dólares de Arabia Saudí y los ocultó en paraísos fiscales en las Bahamas tal
y como ha desvelado La Tribuna de Ginebra, que afirma que con este
suceso “se levanta el velo sobre la fortuna escondida en Suiza por el
antiguo rey de España“.
Regalos para sus amigas
El rey emérito habría
donado parte de ese dinero (unos 65 millones de euros) a la mencionada
aristócrata, ahora conocida como Corinna Larsen, y otro millón más a
otra antigua amiga que también residía en Suiza, como pago de comisión por sus servicios en los diferentes tejemanejes.
Villarejo en el ajo
El
origen de estas pesquisas fueron los audios en las que se registraron
las conversaciones entre Corinna y el comisario José Manuel Villarejo.
En esos audios, la examiga del monarca le atribuye el cobro de
comisiones por el AVE a La Meca y el uso de testaferros para ocultar una
supuesta fortuna en Suiza. Al mismo tiempo, Corinna Larsen asegura en
una entrevista publicada por The Daily Mail que lleva sufriendo “abusos” por parte del CNI desde hace ocho años hasta la actualidad. Por ello, la ex amiga del rey ha anunciado que denunciará a su exdirector Sanz Roldán y al rey emérito en el Reino Unido, donde no alcanzaría su inviolabilidad.
Su primo Álvaro, el testaferro perfecto
El
pasado 15 de febrero, el periódico británico The Telegraph encendía de
nuevo la mecha con una información bajo el título “El exrey de España
enfrenta preguntas sobre el acuerdo de su primo con Barclays Bank”.
Según informaba, el primo del monarca, Álvaro de Orleans, cobró 44,5 millones de euros de una comisión tras la venta del Banco Zaragozano al británico Barclays Bank. Se trata del testaferro al que aludía Corinna en los audios.
Felipe reniega de su padre
Además, el mismo diario británico revelaba
que Felipe VI aparece nombrado como beneficiario de la Fundación Lucum,
la sociedad panameña investigada por tener la cuenta en Suiza en la que
el rey emérito habría escondido parte de su fortuna secreta y que, como
consecuencia, ha obligado a Felipe VI a renunciar a la herencia de su padre.
Un yerno de ensueño
El caso Nóos, también conocido como caso Urdangarín, es
el que en su momento parecía el mayor caso de corrupción que podíamos
esperar de la Casa Real. Qué ingenuos éramos entonces, cuando
descubrimos que más de 6 millones de euros de fondos públicos y
de actividades delictivas habían sido ejecutados a partir de la
fundación sin ánimo de lucro que dirigía Urdangarín, así como su red
societaria de empresas asociadas, como Aizoon y de la que la Infanta
Cristina poseía el 50%. Los cargos por los que se sentaron en el banquillo la infanta Cristina y su marido fueron malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales.
Sin olvidar a Kuwait
Menos conocido o casi olvidado es el caso KIO, a través del cual Juan Carlos cobró, presuntamente, otros 100
millones de dólares del gobierno de Kuwait, a través del grupo KIO,
como recompensa por el apoyo español a la primera guerra del Gozne,
que sirvió para expulsar al invasor Sadam Husein y reponer a la familia
Al Sabaj en el emirato. Así lo confesó a Pedro J. Ramírez el financiero
catalán Javier de la Rosa dentro de un reservado del restaurante Jockey
de Madrid.
Esto es sólo un breve repaso al recorrido
de un rey, Juan Carlos I, que ha actuado durante su reinado con total
impunidad gracias a una mezcla de falta de transparencia, leyes
obsoletas que impiden la persecución de delitos cometidos por la Corona y
una cultura de pleitesía que llevó a partidos políticos, instituciones y
medios de comunicación a mirar a otro lado.
Fuente → laultimahora.info
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