 
'1919, 1929, 1939: Crisis de la democracia' narra
 una historia que se repite. Las crisis que genera el periodo de 
entreguerras y el resurgir de nacionalismos, populismos y fascismos que 
tradicionalmente han acabado por derrocar libertades ciudadanas. Se 
trata de una publicación surgida a raíz de las jornadas que el Centro de
 Estudios Locales de Andorra (CELAN) organizó el pasado 2019, 
coincidiendo con su 20º Aniversario y con el Centenario del Tratado de 
Versalles.
Explica el coordinador de la publicación y presidente 
del CELAN, Javier Alquézar, que '1919, 1929, 1939: Crisis de la 
democracia' es una obra para reflexionar sobre el momento que atraviesa 
el país y para despertar la atención en el crecimiento de determinadas 
ideologías nacionalpopulistas que aparecen después de las crisis y 
"tienen un resultado fatal". "No se trata de comparar, pero hay 
reacciones suficientes para poder pensar que la historia nos enseña cómo
 funcionan las cosas", señala.
La publicación del centro de estudios andorrano sigue la misma estela
 de las jornadas en las que está basada y se divide en tres grandes 
bloques analizados por un autor diferente. El propio Alquézar abre la 
primera parte con 'De mal en peor. Las relaciones internacionales en el 
periodo de entreguerras', donde dibuja el mapa de Europa después de la 
Primera Guerra Mundial, con la conciencia del desastre que supuso el 
conflicto, la pérdida de confianza en el mundo de progreso y sus 
instituciones liberales y el intento de trazar la paz y un nuevo orden 
internacional con el Tratado de Versalles y la posterior Sociedad de 
Naciones.
Se trataba entonces de desestimar la guerra como forma 
de dirimir las diferencias y generar un espíritu de concordia. Sin 
embargo, tal y como relata el autor, el crac del 29, acompañado de una 
crisis económica, demográfica y de moral, así como del desequilibrio de 
Europa, el miedo al comunismo y la confrontación de clases sociales, 
impulsaron una tendencia hacia el autoritarismo, con nacionalismos y 
extremismos. La inacción de la Sociedad de Naciones y el 
desplanteamiento de las normas internacionales, además, aplanaron el 
camino hacia la Segunda Guerra Mundial.
El crac del 29: el mercado no se autorregula
La
 segunda parte de la publicación ahonda precisamente en el crecimiento 
de las ideologías nacionalpopulistas. 'El catastrófico periodo de 
entreguerras: crisis económica y polarización política', a cargo de Luis
 Germán Zubero, narra la etapa "más complicada" que ha vivido el mundo 
durante el siglo XX, con "los mayores progresos de la humanidad desde el
 punto de vista tecnológicos y de las mayores tragedias". El autor 
explica cómo Europa perdió protagonismo tras la Primera Guerra Mundial, 
en favor de Estados Unidos, que salió reforzado tras el hundimiento de 
Alemania.
Rusia continuaba con una economía alternativa al 
capitalismo, Japón tomaba protagonismo frente a China en oriente y en 
occidente, las condiciones del Tratado de Versalles, que apostaban por 
que los países vencidos pagaran en líquido sus deudas a los vencedores, 
la inflación y la falta de regulación del mercado por el sistema 
liberal, preveían una crisis financiera que hundiría la economía desde 
dentro. Ante la Gran Depresión, Estados Unidos repatrió sus capitales e 
impuso aranceles a productos extranjeros y Europa cerró fronteras, 
estableció el proteccionismo e impulsó pequeñas áreas comerciales.
 
    
Cada país apostó por adoptar medidas diferentes, pero la enorme 
sombra de la crisis dejaba paso libre a los "salvadores de la patria". 
Comienza aquí el tercer bloque de la publicación, '1939, año de los 
fascismos', en el que Gustavo Alares analiza el auge fascista como 
"fenómeno transnacional", que sedujo a "millares de almas". El autor 
explica los elementos característicos del fascismo, como la capacidad de
 transmitir certezas y soluciones identitarias emocionales y simples 
frente a los miedos e inseguridades o el ultranacionalismo que encuentra
 los enemigos en el exterior o en el interior y la idea de una nación, 
lengua, raza y tradiciones frente a esos rivales.
También el 
estado totalitario se acompañaba del racismo y antisemitismo, basado en 
prejuicios y falsedades, la virilidad violenta del hombre en un modelo 
patriarcal de sociedad y familia, el culto a la personalidad del líder, 
la religión política y el uso de la propaganda como emoción colectiva, 
manipulando la realidad con el objetivo de legitimar el poder y seducir a
 las masas, tal y como precisa Alares. "Los fascismos se plantearon como
 garantes de la seguridad, la identidad y la pertenencia", añade el 
autor.
Alares finalizó su charla en las Jornadas del CELAN con el 
caso de España y también así lo hace en la publicación, donde ilustra 
cómo la República española fue "la gran damnificada" al recibir los 
sublevados el apoyo nazi y fascista italiano. Se consiguió instaurar 
tras la Guerra Civil una "dictadura fascistizada", compuesta por 
falangistas con capacidad militarizadora y conexiones internacionales, 
carlistas y nacional-católicos, "la derecha conservadora que abandonó la
 democracia".
Paralelismos con la realidad
La publicación 
del Centro de Estudios Locales de Andorra ha visto la luz, sin quererlo,
 en una crisis sanitaria y económica que también ha demostrado la 
ineficacia del modelo. "Hay que pensar si el modelo económico y social 
actual sirve, si el neoliberalismo sirve y si cuando volvamos a la 
realidad hay que volver a las andadas, ignorando cómo está la 
naturaleza", indica el presidente de la entidad, Javier Alquézar.
Alquézar
 reconoce que no estamos ante una situación como las que se vivieron en 
el siglo XX, pero asegura que es el momento de analizar el planteamiento
 futuro. En este sentido, cuestiona la deslocalización de las empresas y
 la "dependencia absoluta" de España con el exterior. Critica además la 
posición de la oposición frente a la crisis actual que insiste en que 
"no es banal". "No quieren simplemente desgastar el gobierno, sino 
resistirse a que luego haya unos replanteamientos en el modelo de la 
política económica y social".
El CELAN es un centro que se dedica 
desde hace 20 años a la investigación y la organización de actividades 
culturales. Ofrece publicaciones didácticas sobre historia local, así 
como nacional e internacional que permiten conocer el contexto de cada 
situación. La entidad está vinculada con el Instituto de Estudios 
Turolenses (IET) y con el Instituto de Bachillerato, donde varios de los
 componentes del centro fueron profesores.
Fuente → eldiario.es
 


No hay comentarios
Publicar un comentario