La República que viene

La República que viene
Alejandro Villa Allande
Presidente del Ateneo Republicano de Asturias 


Con más de diez mil muertes en España y decenas de miles de personas contagiadas, parece evidente que la preocupación colectiva dominante es la epidemia del Corona Virus.

No por ello debemos relegar al baúl de los recuerdos el tema político que, sin duda, ocupará buena parte de la atención ciudadana los próximos meses. Y creo firmemente que parte principalísima será la del cuestionamiento de la monarquía borbónica en España. Veamos:

Los últimos ochenta y cuatro años se dividen casi a partes iguales en dos etapas: 1936-1977, Guerra y Dictadura sangrienta, y 1977-2020, Monarquía Parlamentaria, con un rey impuesto por el dictador y que, en apariencia solamente, respetaba el sistema constitucional. En apariencia, porque el enriquecimiento personal de Juan Carlos Borbón ha sido absolutamente ilícito y antidemocrático. Está totalmente desacreditado como rey constitucional. Parece que España sigue siendo para él, como lo fue para sus antepasados, una finca privada en la que puede hacer lo que le dé la gana.

En 1977 muchos teníamos la “ilusión” de cambiar el país. Y tuvimos que aceptar símbolos como la bandera y realidades como la monarquía. Quizás otra cosa no hubiera sido posible sin un derramamiento de sangre muy superior al que se padeció entonces. El Ejército, en su inmensísima mayoría, era el de Franco, como se demostró fehacientemente en varias ocasiones.

El contraste con el 18 de julio de 1936 no podía ser más evidente: solamente un capitán general entre las ocho regiones militares se había sublevado entonces. Miguel Cabanellas, en Zaragoza, que además era masón y teóricamente republicano. Los otros siete capitanes generales mantuvieron gallardamente la lealtad a la Constitución y al Gobierno republicanos. Ítem más: entre los veintiún militares de mayor graduación, diecisiete permanecieron leales a la República, así como los seis generales de la Guardia Civil y el Jefe de la Aviación. Y de los 59 generales de más rango, los generales de brigada, 42 respetaron su juramento de fidelidad a la República. Bastantes de ellos fueron fusilados posteriormente, encarcelados y perdieron su empleo “por traidores y por ¡rebelión!”.

No fue una sublevación del Ejército contra la República, sino de una parte del Ejército, principalmente los llamados “africanistas”, y de las fuerzas más reaccionarias del país: falangistas, monárquicos, carlistas, latifundistas, iglesia católica y millonarios contrabandistas como Juan March. Y fue posible la derrota final republicana por la ayuda masiva en material de guerra y soldados del fascismo italiano y del nazismo alemán, combinada con la inacción de las llamadas potencias “democráticas”, básicamente de Francia y del Reino Unido, que humillaron la cerviz ante las bravuconadas y la intervención bélica en España de Hitler y de Mussolini.

Después de 1939, felices Alfonso XIII y su “heredero” Juan con el aplastamiento de la democracia republicana -no se puede olvidar que Juan Borbón se ofreció por escrito a Franco más de una vez durante la guerra para luchar contra la República y matar a otros españoles- el dictador decide que España es una monarquía…..sin rey. Estamos en 1947. Y Franco se erige, por decisión propia, en regente vitalicio. Interesante que un año antes Italia celebrara también un referéndum en el que opta por la República. Mussolini y Hitler tuvieron menos vigencia histórica que Franco…..

A finales de 1948, previo acuerdo Franco-Juan Borbón, Juan Carlos pisa suelo español por primera vez y es prácticamente prohijado por el dictador hasta la muerte de este en 1975. Años antes, en 1969, Franco proclama a Juan Carlos “príncipe de España” y sucesor suyo con el título de rey. Todo “atado y bien atado” en palabras del sátrapa. Esta es la legitimidad de los Borbones en España: regalada por un genocida de su propio pueblo.

La Constitución de 1978, aceptada por la mayoría de los votantes, parecía normalizar la figura del monarca según, entre otros muchos, Alfonso Guerra. Pero el origen del poder de Juan Carlos y su trayectoria “económica”, con un enriquecimiento desaforado mediante regalos, comisiones, etc., amén de, MIENTRAS ERA TODAVÍA JEFE DEL ESTADO, la existencia de cuentas privadas en diferentes bancos y paraísos fiscales extranjeros, anula cualquier sombra de posible legitimidad. Su sucesor, Felipe VI, tiene en sus manos una herencia envenenada. Lo único digno, por su parte, debería ser la renuncia como rey, y que el gobierno de turno convocara elecciones constituyentes para la elaboración de una nueva Constitución. Republicana, claro está. Para cerrar el círculo abierto sangrientamente por los golpistas de 1936. De la legalidad republicana a la legalidad republicana.

No sería necesario un referéndum república-monarquía: como dice un amigo, no se puede votar el principio de Arquímedes. La monarquía es un anacronismo absurdo, que no se puede defender racionalmente. ¿La Jefatura del Estado hereditaria? Por favor….y menos aún en España en donde NO HAY NINGÚN REY SALVABLE HISTÓRICAMENTE DESDE 1788.

Repasemos:

A la muerte del Habsburgo Carlos II en 1700, padeció Europa y, sobre todo, España una guerra de larga duración que, con algunas pausas, se prolongó hasta 1714. ¿Causas? Rivalidad Francia (Borbones) Imperio austríaco (Habsburgo) emparentados ambos con la familia “real” española. Al final, y tras la pérdida de territorios coloniales y de Menorca y Gibraltar, los Borbones se instalaron en España en la persona de Felipe V. Tras el breve paréntesis provocado por la abdicación de Felipe, sucedido por su hijo Luis I, aquél vuelve al trono hasta su muerte, acaecida en 1746. Le sucede Fernando VI hasta 1759, y a la muerte de este, su hermano Carlos III (1759-1788). Tres de los hijos de Felipe fueron reyes de España. El siglo XVIII fue expansivo económica y demográficamente en Europa y también de manera notable en España, debido a varios factores, entre ellos a la positiva pléyade de políticos, administradores y científicos que surgieron en el país.

Y en esto llegó la Revolución Francesa (1789) y la involución de los Borbones ”españoles” (ninguno matrimonió con súbditas españolas: sus esposas eran francesas, italianas, portuguesas, austríacas…) en las personas de Carlos IV (1788-1808) y de su hijo Fernando VII (en propiedad, 1814-1833). Entre 1808 y 1833, los desastres de la guerra contra Francia, los miles de muertos y de exiliados, las torturas, las cárceles, los asesinatos, se sucedieron encadenadamente hasta la muerte del más sanguinario y bellaco de los monarcas “españoles”, solo comparable en su vesania al último dictador Francisco Franco Bahamonde.

Desde 1820 a 1823 se llevó a cabo en España la experiencia política más renovadora de Europa, con el único gobierno liberal muy avanzado del continente. Parece que España políticamente siempre va con el pie cambiado en relación a Europa. Y las potencias conservadoras y monárquicas del continente no permitieron la excepcionalidad de una España cuyo máximo exponente fue el militar Rafael del Riego, cuyo bicentenario (el de la proclamación de la Constitución de 1812 el 1 de Enero de 1820) no ha sido recogido por el actual Parlamento, olvidando que Riego, además de adalid de la España constitucional y progresista, presidió las Cortes durante el Trienio Liberal.

Después, diez años de opresión que se culminan con la muerte del tirano y el inicio de la primera de tres guerras (las “carlistas”) motivadas por la estupidez extrema de “testículos u ovarios”, es decir, de si España debía tener rey (el hermano del tirano) o reina (la niña de tres años de edad, hija de Fernando VII). Más destrucción de vidas y haciendas, más retraso en relación a Europa….y más latrocinio de la reina regente María Cristina y, posteriormente, de su hija Isabel II y su “Corte de los Milagros”. Casada con un primo doble, Francisco de Asís, tuvo numerosos hijos, varios de los cuales no pasaron de la niñez. Tanta consanguineidad desde tantas generaciones cobraba su factura. Aunque también se suponía que muchos, si no todos, de los hijos no tenían como padre al homosexual Francisco de Asís (con amante varón permanente y conocido) sino a diferentes hombres que pasaron por el lecho de Isabel. Consecuencia de todo ello es la multitud de títulos nobiliarios y prebendas económicas adjudicados a los amantes de la reina.

No se quedó atrás el heredero Alfonso XII, que a pesar de morir tres días antes de cumplir los veintiocho años, engendró con la contralto Elena Sanz dos hijos. Y con su segunda esposa, María Cristina, el niño póstumo Alfonso XIII, el cual, casado con Victoria Eugenia, nieta de la reina Victoria de Inglaterra, tuvo siete hijos legítimos y, al menos, otros cinco con actrices y cantantes. El infante Juan Borbón fue el sexto, pero, debido a la hemofilia de alguno de sus hermanos y a la sordera de otro, fue declarado “heredero” en el exilio al trono de España. Padre de Juan Carlos Borbón Borbón, casado con Sofía Grecia, padres a su vez de dos hijas y de un varón, el tercero cronológicamente, de nombre Felipe. A Juan Carlos se le atribuyen otros posibles vástagos, destacando por su parecido físico Albert Solá. Y como las leyes igualan a los hijos nacidos fuera del matrimonio con los “legítimos”, se podría armar la marimorena con la numerosa prole y su descendencia de Alfonso XIII y quizá de Juan Carlos. Es decir, Juan Borbón podría no ser el heredero legal de Alfonso XIII, y tampoco Felipe el de Juan Carlos. Además de la incongruencia de aplicar la Ley Sálica hoy. Esto, dedicado a los monárquicos.

Retomemos ahora, tras el paréntesis familiar, el relato de esta patética dinastía: Después de perseguir, torturar, exiliar y asesinar a los auténticos patriotas constitucionalistas, la última esposa del asesino Fernando VII opta -para perpetuarse en el trono- por la alianza con los perseguidos liberales. Siete años de guerra, con acaso 150.000 bajas en una población de catorce millones. Por ovarios. La regente María Cristina tiene que exiliarse debido a sus manejos para favorecer a su nuevo marido Muñoz y a sus chanchullos económicos. La nueva reina, Isabel II, da para todo: dinero, joyas, relaciones sexuales variadas, hijos (su abuela María Luisa había dicho que ninguno de sus hijos lo era del rey Carlos IV….y su nieta parecería repetir la historia…..) hasta que en 1868, y después de otro amago de rebelión carlista, la Revolución de Septiembre, con el prestigioso general Prim a la cabeza, termina con el exilio de Isabel y de su familia. Ínterim, breve reinado de Amadeo I, República y Restauración. Vuelta de los Borbones en la persona de Alfonso XII hasta 1885. Nonato su hijo, regencia de otra María Cristina y mayoría de edad de Alfonso XIII en 1902. Con la Constitución “moderada” de 1876, Alfonso llegó hasta 1923; ante el golpe autoritario del general Miguel Primo de Rivera, aceptó suspender la Constitución, las Cortes, etc. Se convirtió en cómplice del general, lo cual le acarreó la pérdida de la Jefatura del Estado tras las elecciones municipales de Abril de 1931. ¿Y entonces?

La Constitución republicana de 1931, la más avanzada de su época, y los gobiernos transformadores de un país con enormes contrastes económicos, sociales y educativo-culturales. La gran esperanza de transformación de España en medio de la más grande crisis económica mundial de la Era Contemporánea. Otra vez a pie cambiado. Y ya enlazamos con el comienzo del artículo.

NOTA FINAL: Los Habsburgo casi empiezan en España con Carlos I y terminan con Carlos II. Los Borbón empiezan con Felipe V y ¿terminan con Felipe VI? Coincidencias históricas.


Fuente → cronicapopular.es

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