La monarquía contra el pueblo

 
La monarquía contra el pueblo
Manuel Ruiz Robles

Por primera vez, desde los años 30 del siglo pasado, esta peculiar democracia está dirigida por un Gobierno legítimo, sustentado por una coalición progresista, con el apoyo de una base social plural, que incluye a una buena parte del electorado de los pueblos y naciones históricas del estado español. Naciones cuyos pueblos ansían avanzar por una senda auténticamente democrática, hoy encadenados a una monarquía en riesgo de inminente naufragio.

Es una situación inédita, que posiblemente no vislumbraron los artífices de la llamada transición. Operación presuntamente bipartidista, diseñada en los años 70 del siglo XX por un tal Henry Kissinger y sus muchachos de la CIA, a petición del último jefe de la dictadura, hoy investigado por la fiscalía helvética por sus trapicheos multimillonarios con otra “modélica democracia”, que no es ni cubana ni venezolana, sino la monarquía de Arabia Saudí, de donde presuntamente proceden los famosos 100 millones de euros ocultos.

Por si fuera poco, su misteriosa fortuna, escondida en paraísos fiscales, se evalúa en 2.300 millones de dólares -según el prestigioso diario The New York Times-, siguiendo la tradición de otros insignes “demócratas”, cuyos nombres figuran en numerosas sentencias judiciales.

En medio de los escándalos patrios, nos llega el huracán del coronavirus -con más de ocho mil muertos en España- que está asolando la humanidad, y con él nos llegan también los nuevos planes de la oligarquía financiera y terrateniente, que pretende apalancar su régimen, como siempre ha hecho, en perjuicio de las clases populares.

Por si fuese poco, un general hace su aparición pública lanzando una extraña arenga militar, afirmando que todos somos soldados y que el rey es el primero. Inquietante afirmación en tiempos de crisis que merece una respuesta.

El origen de este desastre no es otro que la rapiña del capital financiero europeo, con la complicidad de las cortes españolas -artículo 135- y los criminales recortes en sanidad, aplicados por los sucesivos gobiernos a partir de 2008. Las mareas, acusadas de agitadoras por la extrema derecha política, nos alertaban en las calles con sus batas blancas: ¡los recortes matan!. Mientras tanto la Comunidad de Madrid privatizaba la Sanidad pública y generalizaba el copago.

España invierte actualmente en Sanidad el 6 % del PIB mientras Alemania lo mantiene en el 9,5 %. Esto explica la enorme diferencia de muertes entre el impagable personal sanitario de ambos países, que combaten valerosamente en primera línea la enfermedad, así como también entre sus poblaciones, diezmadas pasivamente. Por tanto, nada que reprochar a nuestros médicos y, en general, al admirable personal sanitario, que está sufriendo las graves consecuencias de las políticas neoliberales aplicadas por nuestros gobernantes.

Por si fuese poco, aprovechando la confusión y desesperación provocadas por la pandemia, el rey júnior asesta una puñalada trapera al rey emérito, a fin de escenificar su presunto desconocimiento del latrocinio real. Según la RAE: puñalada trapera: 2.f. Traición, jugarreta, mala pasada. Este hecho sin precedentes, indica a las claras la catadura filial y moral de un jefe de estado que nos ha sido impuesto, por tanto sin ninguna legitimidad democrática; lo que ha desencadenado los más variados comentarios, adversos a la monarquía, en prestigiosos medios del país.

Por otro lado, la presencia en la esfera pública de un partido ultra, diseñado en los think tank de la monarquía, no es casual. Lo prueba el color v.e.r.d.e. de su logo (viva el rey de españa), un viejo “santo y seña” borbónico que surgió frente al republicanismo del pueblo trabajador.

Vivimos, pues, tiempos convulsos. Los demócratas hemos de estar alerta, uniendo nuestras fuerzas, a fin de prevenir situaciones como la del golpe del 23-F en el siglo pasado; una operación que fue orquestada por Juan Carlos I con el fin de alterar el rumbo del proceso democrático, mediante la complicidad de conocidos dirigentes políticos y mediáticos, prestos servilmente a afianzar el poder del rey frente al pueblo llano. Así de claro.

Manuel Ruiz Robles. Capìtán de Navío.
 

Fuente → rebelion.org

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