Desde saltarse el confinamiento en estado de alarma para celebrar misas o pasacalles, hasta posicionarse abiertamente en contra del ingreso mínimo vital que puede salvar a miles de familias de la pobreza extrema. La Iglesia se enroca en mantener su posición de poder al margen de la realidad, realizando donativos de cara a la galería, pero con pocas medidas eficaces para ayudar realmente en contra de esta grave crisis sanitaria que sufrimos. De los los dos billones de euros en activos que acapara la organización, no hay constancia de que se haya aportado nada en la lucha contra el COVID19 o la pobreza que genera en la sociedad. Eso si, la CEE ya ha mostrado su preocupación por el cálculo que dice que perderán unos 255 millones del cepillo debido a la crisis.
Con la Iglesia hemos topado (otra vez)
Juan Teixeira
Las riquezas exactas de las que es poseedora la Iglesia Católica es uno de los grandes misterios de la Humanidad. Los cálculos varían mucho, y dependen de muchos factores que son difícilmente verificables, debido principalmente al hermetismo de esta organización. Pero sin duda hablamos de una cifra estratosférica.
Los 0,44 kilómetros cuadrados desde donde la Iglesia católica ejerce su poder son también una caja fuerte totalmente inaccesible. La cantidad de oro acumulada y otros materiales preciosos se desconocen. El valor de las miles de obras de arte que acumulan son también a su vez de difícil cálculo. Lo mismo sucede con los diversos entramados económicos y de valores de los que forman parte. Sin embargo, según los expertos en el tema, la principal inversión que ha realizado la Iglesia en el último siglo es muy palpable y medible: el ladrillo.
Tan solo en Italia, la Iglesia cuenta con unos 300.000 inmuebles, lo que supone que el 20% del parque inmobiliario del país pasa por sus manos. Según estos datos estimados por el Gruppo Re, publicados en la prensa italiana y confirmados por el propio Vaticano, su valor rondaría el billón de euros. Y esta cifra crece año tras año, puesto que tan solo en Roma, cada año 10.000 testamentos recaen a favor de esta organización. Si sumamos estos datos, con los calculados en el resto del mundo, nos acercamos a una cifra realmente increíble. Tan solo en inmuebles, la Iglesia Católica cuenta con más de dos billones de euros.
Mientras aumenta la pobreza y se privatizan servicios públicos, el Estado español (central y periférico) aporta a la Iglesia católica, a través de subvenciones directas y exención de tributos una cifra que supera los once mil millones de euros anuales - Europa Laica
Hay quien dice que si juntáramos todas las riquezas de la Iglesia y las pusiéramos a disposición de los necesitados, se podría acabar con el hambre en el mundo. Dos veces. Como decimos, esta afirmación es imposible de verificar sin acceso a las cuentas oficiales del Vaticano. Pero todo indica a que estaría próxima. Y por eso duele tanto luego escuchar a sus cargos hacer llamadas "al sacrificio, a la entrega, al trabajo", y oponerse directamente a cualquier medida de índole social, como es por ejemplo la renta mínima que ha anunciado el Gobierno. Y más cuando es esta organización que se dice solidaria, la que vive de subsidios públicos y donaciones privadas, a pesar de ser totalmente autosuficiente y tener en sus arcas una ingente fortuna.
La iglesia católica española es inmensamente rica, no ha sufrido la crisis y además disfruta de un verdadero paraíso fiscal, al estar libre de pagar impuestos, como el IBI, obras, sociedades, etc. La inmensa mayoría de los bienes que están en su poder y de sus cuentas son totalmente opacas (...) Esta situación es ilegítima, injusta y presuntamente ilegal, y ello ocurre con la complicidad y asentimiento de los poderes públicos - Europa Laica
Durante este año, en el Estado español la propia Conferencia Episcopal (CEE) ha reconocido haberse beneficiado de más de 122 millones de euros como "ingresos del patrimonio y de actividades económicas". Aunque supone tan solo un 13% de su presupuesto, esta cantidad esquiva impuestos y todo tipo de control del Estado, que reconoce que no sabe ni a qué dedica la Iglesia católica el dinero que recibe por la casilla de la declaración de la renta. Según la CEE, "son ingresos correspondientes al patrimonio inmobiliario, financiero y actividades económicas diversas". Otra dato más que demuestra que tras la ya monumental riqueza visible de la Iglesia, existe otra "Caja B" totalmente opaca y escondida por todos los medios de la mirada pública.
NO a la renta mínima
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha rechazado la creación de una renta mínima estable y duradera para la parte más vulnerable de la población española. Luis Argüello, secretario general y portavoz de la CEE, se ha mostrado partidario de la medida que está preparando el Gobierno de una necesidad frente a la crisis del coronavirus pero «no de forma permanente» pues considera que esta renta podría retirar del horizonte de las personas pensar en realizar un trabajo y provocar que «grupos amplios de ciudadanos» acabasen viviendo «de manera subsidiada». Para eso ya estamos nosotros, le faltó decir.
La necesidad perentoria de una renta básica en este momento no debería ser una coartada para una especie de subsidio permanente que retirase del horizonte de las personas el poder ejercer un trabajo, el desarrollar tus capacidades, el poner en juego lo que el trabajo significa de relación con otros, que hiciera desaparecer esto del horizonte de porcentajes grandes de la población - Luis Argüello, trabajador incansable.
Dirigiéndose a los jóvenes considera que «es bueno que oigan una llamada al sacrificio, a la entrega, al trabajo, a no rebajar sus esfuerzos» ya que según el portavoz de los obispos los «niveles de vida ganados por sus abuelos o sus padres difícilmente van a poder sostenerse». Resulta realmente inverosímil que personas que no han trabajado en su vida y que viven de subsidios, hagan un llamamiento al sacrificio por el trabajo y se muestren tan contrarios a una ayuda tan básica que busca luchar contra la pobreza extrema y la desigualdad.
El confinamiento, para los infieles
Durante el último mes hemos asistido a cientos de situaciones al margen de la ley, en las que representantes de la Iglesia realizan actos públicos saltándose la legislación respecto al confinamiento impuesto durante el estado de alarma para frenar el avance del COVID-19. Según el punto 11 del Real Decreto aprobado por el Gobierno el pasado 14 de marzo ( y consensuado con la Conferencia Episcopal) se impedían las misas con público. Si bien la gran mayoría de los sacerdotes se han comportado con responsabilidad y han hecho caso de las medidas impuestas, también es cierto que algunos otros se lo han pasado por el forro de su santo preferido. Así, las fuerzas de Seguridad tuvieron que intervenir en Cádiz, Almería, Granada, Sevilla, Córdoba o Valladolid, y en Alcalá de Henares o San Sebastián también se han celebrado misas abiertas al público, violando el Estado de Alarma. Hacemos un repaso de algunas de estas situaciones:
Misa en el Juan Sebastian Elcano: la noche del Viernes Santo, la tripulación del buque escuela de la Armada Española celebró una procesión con una imagen de la Virgen de Soledad, saltándose todas las medidas de seguridad estipuladas. Lo denunció el exoficial del Ejército español, Luis Gonzalo Segura, represaliado por su constancia a la hora de denunciar los abusos que se cometen en las Fuerzas Armadas:
- Procesión de curas y monjes "desinfectando" Madrid con agua bendita, y escoltados por la Policía. Parece una imagen de una película surrealista, pero sucedió esta Semana Santa, en pleno confinamiento. Sin mascarillas, ni guardar distancias de seguridad, para realizar un acto simbólico y escoltados por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Las imágenes hablan por si solas:
El cura de Balmaseda sale a bendecir las calles. Sucedió el domingo de ramos, cuando el párroco de esta localidad salió a bendecir las calles del pueblo. La Ertzaintza le identificó y le invitó a volver a su casa.
Procesión por las calles de Porcuna. Un grupo de mujeres vestidas de negro y ataviadas con teja y mantilla desfila en una marcha de Semana Santa a pesar de la prohibición de circular por las calles debido a la declaración del Estado de Alarma.
Procesión en Herrera. La semana santa es sagrada para algunas personas. Incluso parece que más que la vida misma o las leyes del Gobierno. Otra imagen de una procesión en pleno estado de alarma:
Desalojada la Catedral de Granada por la presencia de 20 feligreses en la misa de Viernes Santo del Arzobispo.
Fuente → eulixe.com
No hay comentarios
Publicar un comentario