Autores para leer en la cuarentena: Chaves Nogales

 
Autores para leer en la cuarentena: Chaves Nogales
Gonzalo Bolland

La historia de España es una tragicomedia, más tragedia que comedia, a la que hay que asistir con los ojos bien abiertos para saber cuando hay que salir de estampida y convertirse, muy a pesar propio, en un exiliado. “Cuando el gobierno de la República abandonó su puesto y se marchó a Valencia abandoné yo el mío. Ni una hora antes, ni una hora después. Mi condición de ciudadano de la República Española no me obligaba ni a más ni a menos. El poder que el gobierno legítimo dejaba abandonado en las trincheras de los arrabales de Madrid lo recogieron los hombres que se quedaron defendiendo heroicamente aquellas trincheras. De ellos, si vencen, o de sus vencedores, si sucumben, es el porvenir de España”.

Manuel Chaves Nogales, sevillano, periodista, “un pequeño burgués liberal” según su propia definición, llegó a a Madrid desde su ciudad natal hacia 1923, coincidiendo con el golpe del general Miguel Primo de Rivera, dispuesto a hacerse un hueco en la profesión ya que en este país siempre ha habido, durante la juventud, algo que te arrastra a Madrid. No solo la aspiración, honesta y adolescente, de desprenderte del tedio provinciano sino también cierta necesidad de afirmarte, de situarte en el centro del mundo y, ya se sabe, a los nacidos en este polvoriento país siempre se nos ha hecho creer que el mundo es Madrid y que Madrid es la única ciudad donde la vida merece la pena ser vivida, ya que en el resto de la península e islas adyacentes hace ya siglos, civilizaciones casi enteras, que solo se vegeta, se dormita, se peca con desgana, se coleccionan estampitas de vírgenes milagreras, se pasea por lo soportales de la Plaza Mayor durante las lluviosas tardes de los domingos y se fracasa..

No tardó mucho el periodista sevillano en convertirse en el redactor jefe del periódico El Heraldo y ya en 1927 ganó el Mariano de Cavia por un reportaje sobre Ruth Elder, la primera mujer que cruzó el Atlántico en un avión. Ese primer éxito le impulsó también a volar, primero a la Unión Soviética, después por toda Europa. Con lo observado publicó una larga serie de reportajes sobre lo que había quedado de los zares caídos, por ejemplo, además de otras crónicas y semblanzas literarias de una minuciosa veracidad acerca de las muchas miserias de la dictadura del proletariado. Como director del diario Ahora, de ideología de izquierda republicana, Chaves participo del propósito de Azaña -baldío, a fin de cuentas - de resolver el problema español sacudiendo al país de su modorra e incorporándolo a la corriente general de la civilización europea mediante la instauración de un Estado democrático al servicio de todos; tanto de las masas de jornaleros y obreros como de una clase media fuerte, instruida, laica y con la suficiente cultura higiénica como para deshacerse de todas las escupideras que entonces adornaban las esquinas de los salones.

No por ello dejó de ser un crítico de los males de la República además de aventurar la tragedia que no tardaría en asomarse al continente europeo tras viajar por Alemania en 1933, recién ascendido Hitler al poder; al tiempo que tampoco se equivocaría al anunciar que los españoles estábamos dispuestos a matarnos y que no tardaríamos mucho en hacerlo. Aún así, antes del chupinazo que diera comienzo a la tragedia nacional, le dio tiempo a escribir por entregas una biografía del torero Juan Belmonte, libro que le convirtió en un autor consagrado, para una vez ya iniciada la corrida desplazarse a París donde en el libro “A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España” describe como nadie el entusiasmo ciego con el que los españoles nos entregamos a la orgía sangrienta que nos mantuvo ocupados desde julio de 1936 hasta abril de 1939.

En Francia, en los ratos en los que no participaba de las tertulias de París con los huidos de la carnicería, Baroja, Marañon, Azorín, etcétera, etcétera, escribió la que tal vez fuera su mejor obra, “La agonía de Francia”, relato magistral donde, como el gran periodista que fue, relata los hechos que provocaron el hundimiento de Francia; su lenta degradación hacia el fascismo por la incapacidad de los propios franceses de preservar los valores democráticos que toda democracia lleva asociados. Perseguido por la Gestapo huyó a Inglaterra donde fundó una agencia, escribió artículos para los periódicos sudamericanos y donde no dejó de trabajar hasta que debido a una peritonitis falleció en el mes de mayo de 1944. Mariano José de Larra escribió que “ser liberal en España es ser un exiliado en potencia” La biografía de Manuel Chaves Nogales así lo atestigua. “Mi única y humilde verdad – escribió en su tiempo - es un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia”. Tal vez por eso Manuel Chaves Nogales, periodista, nunca ha sido un autor que haya gozado en este país del reconocimiento que merece.
 

Fuente → eldiario.es

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