Pregunto a Felipe VI si Juan Carlos I sigue vivo


Pregunto a Felipe VI si Juan Carlos I sigue vivo
 
Domingo Sanz
 
  Por mucho que haya ocurrido un domingo por la tarde y en día de estreno del Estado de Alarma, daré por descontado que usted sabe que la prensa ha dicho que el rey ha renunciado a la herencia de su padre.

Pero como todo lo que sabemos porque lo han dicho otros puede estar contaminado, no seré menos a la hora de contaminar con mis propias opiniones, y más en épocas de Coronavirus campando a sus anchas. Por mi parte, me ceñiré al análisis del comunicado emitido por “la casa de S.M. el Rey”, del que, entre otras cosas, me llama la atención algo que aparece al final del texto:

“6. S.M. el Rey Don Juan Carlos ha pedido a la Casa de S.M. el Rey que se hagan públicos los siguientes extremos:

6.1 Que de las dos Fundaciones anteriormente citadas en ningún momento facilitó información a S.M. el Rey.”

O, lo que es lo mismo, Juan Carlos I ya se puede morir porque Felipe VI ha recibido las dos herencias que más le interesan: la primera, la monarquía. La segunda, este extraño párrafo en el que él mismo da fe de una afirmación de su padre, en el sentido de que nunca le informó ni de la Fundación Zagatka ni de la Fundación Lucum. Sospechoso fedatario este rey que tenemos, que es a la vez parte interesada y beneficiada.

¿Es que acaso ha muerto ya Juan Carlos I, que no puede firmar él mismo un documento ante notario con lo que quiera declarar?

Como he leído el resto del comunicado, sigo preguntando:

¿Acaso desprecia tanto Felipe VI a los españoles como para pensar que nos vamos a creer lo que un embustero como su padre, cuantas veces habrá mentido este hombre a lo largo de su vida, declare o escriba para favorecer a un hijo que decide “matarlo” para salvar la herencia que más le importa?

¿Acaso cree Felipe VI que los españoles no saben leer y, por tanto, no encontrarán la incoherencia radical que existe entre, por una parte, la afirmación de que su padre no le facilitó información sobre ambas fundaciones, tal como afirma en el punto 6 transcrito y, por otra, las actuaciones que él mismo, Felipe VI, llevó a cabo en marzo de 2019 en relación con una de ellas, la Fundación Lucum, tal como se afirma en el punto 5 del mismo comunicado?

¿Y cree Felipe VI que, reconociendo ahora, el mismo, que tenía conocimiento de esos posibles delitos al menos desde la primavera de 2019, no es más cierto que no intentó lo de renunciar entonces a esa herencia porque él mismo se sabía impune?

Porque es de 2 + 2 = 4 lo de sospechar que, si ha sido ahora, un día después de la información en The Telegraph, cuando Felipe VI ha “renunciado a la herencia”, según dicen “El País” y otros medios monárquicos, ha sido precisamente porque tal información ha aparecido en la prensa extranjera.

¿Y cree también Felipe VI que su “renuncia” le servirá para protegerse de la investigación del fiscal de Suiza sobre operaciones realizadas en el pasado con la parte de su fortuna que procede de los negocios no declarados por su padre?

Vale que se crea que nosotros somos intelectualmente deficientes, pero que piense que también lo son en Europa insulta hasta nuestra limitada inteligencia.

Siguiendo con el comunicado, a pocas personas debe odiar tanto Felipe VI como a Gonzalo Boye, abogado de Carles Puigdemont y de otros perseguidos por la particular justicia de la monarquía que representa. Por eso, es el momento de saber si el letrado ha dicho algo sobre el comunicado de “la Casa de S.M. el Rey”. Y así ha sido.

“El Código Civil nunca pasa de moda. Artículo 1008: La repudiación de la herencia deberá hacerse en instrumento público o auténtico, o por escrito presentado ante el juez competente para conocer de la testamentaria o del abintestato”.

Núria Casas, la redactora de “El Nacional” que se ha hecho eco de la advertencia de Boye, ayuda a entender el artículo 1008 haciendo referencia al 991, también del Código Civil, y nos cuenta lo siguiente:

“La explicación del Artículo 1008 se basa en temas jurídicos, donde sólo se puede renunciar a una herencia cuando está abierta. En este caso sería el día que Juan Carlos I muera, pero no antes. Una premisa que recoge de forma más explícita el Artículo 991: ‘Nadie podrá aceptar ni repudiar sin estar cierto de la muerte de la persona a quien haya de heredar y de su derecho a la herencia’”.

Por eso, la pregunta del título es necesaria pues, no sé usted, pero yo no he vuelto a ver a Juan Carlos I vivo tras la publicación del comunicado y, si el emérito no está muerto de verdad, a partir de hoy le espera un tiempo de repudio por parte de todos los que un día le adularon.

La vida es así de cruel y ahora, con su comunicado, Felipe VI ha dado la orden de que a quien hay que loar y proteger es a él, y seguro que cuenta con el apoyo total del Gobierno de Sánchez y de toda la derecha españolista. Casado ha sido el primero en hacerlo, rompiendo el mono tema de la pandemia.

Por si aún vive, y dada la cantidad de gente, comenzando por Felipe VI, que está deseando que Juan Carlos I se muera de una vez, voy a pedir de nuevo al gobierno que garantice su seguridad, aunque sea con la excusa de salvarlo del Coronavirus.

Una vez bien secuestrado, el emérito debe quedar a disposición de un grupo de expertos independientes cuya única tarea será la de entretenerlo, sin reparar en medios, para que cuente todo lo que él si sabe, y nosotros no, desde que tiene uso de razón, siempre a costa del erario público. Se trata de evitar que perdamos para siempre informaciones esenciales sobre lo que ha sido nuestro pasado reciente.

Felipe VI es un cobarde que no ha soportado que se desvelara lo que él no podía desconocer. Con su comunicado intenta taponar una herida que ya sangra sin parar gracias a una justicia que no controla.

En España no se le puede investigar, gracias al blindaje que le proporciona la inmunidad constitucional que su padre bien supo convertir en la mejor barrera para proteger sus delitos. A estas alturas, es de una indecencia imperdonable por parte del PSOE, y del resto de grupos parlamentarios que le han secundado, negarse a investigar al emérito, y tampoco anunciar una reforma inmediata de la Constitución

El rey actual podrá seguir cometiendo todos los delitos que le vengan en gana, salvo que decida librarse de la parte más impresentable de una herencia que ya ha recibido.

Lo tiene muy fácil: solo debe redactar y enviar a los medios, y mejor hoy mismo, un nuevo Comunicado de “la Casa de S.M. el Rey”, renunciando unilateralmente, y con efectos retroactivos hacia su persona, al privilegio de la inmunidad establecido en el artículo 56 de la Constitución hasta que el Congreso decida suprimirlo.
 

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