

La rapidez del Borbón: Si ustedes son lectoras mujeres me van a entender perfectamente. Es como cuando al amante de turno se le va la pasión pronto, muy pronto. Y nos quedamos así…con esa cara de ¿pero qué coño ha pasado? Lo mismo. Caballeros lectores, no se me ofendan es un símil que se me ha ocurrido –les juro- sin mala intención, pero es que ha sido así. Un coitus interruptos con eyaculación precoz. Muy precoz.
Y es que una, que estuvo presente aquel infausto 3 de Octubre, cuando el Borbón nos montó la bulla (a los catalanes y por extensión a todos los que respetamos el derecho a decidir y a votar) y hoy me esperaba más, un poco más. Tanta expectación para tres minutos. Oigan, compañeras, como ese amante tan deseado que luego era un bluffff en el catre. Igual. El ciudadano Borbón sale, dice naderías y topicazos y se va. Tres minutos. Justitos. Precoz y muy precoz.
Esta gente de la aristocracia, los de alta cuna, para que me entiendan, viven en un mundo paralelo. Sin contacto con la realidad, es como esos cornudos a los que todo el mundo conoce y sabe la hondura de su cornamenta mientras ellos se empeñan en negar la mayor y jugar a la felicidad. Se les está quemando el chiringuito y él sale, nos da una palmadita y tira, se va. Sin nombrar nada de lo que nos abruma como es que su padre regale millones de euros a barraganas, vaya a ser procesado y seguro condenado en Suiza. Tal como decía mi admirado
Como si no nos doliera en el alma ver a esos sanitarios clamar por mascarillas, equipos de aislamiento, jugándose la vida, mientras ellos dilapidan fortunas que salen de nuestros bolsillos. Como si no nos doliera vernos a autónomas y trabajadoras quedándonos en una precariedad absoluta mientras ellos juerguean por el mundo, vestidos de Armani y en yate de lujo. Los españoles pagan. Sin dinero para sanidad pero sí para Borbones.
Por eso hoy ni se ha tomado la molestia de hacer un discurso sentido, a tumba abierta, con sentimiento, o con un mínimo de emoción. Es tan gélido como su madre, la reina indigna que soporta cuernos como si tal. Igual. Gélido, rápido y a seguir chupando sangre.
Esta monarquía se resquebraja, nació torcida y maltrecha, hija de un dictador y de una familia de ladrones, vividores y putañeros. Lo que siguió fue una comedia que nos creímos todos, quizá porque nos convino creer que era bonito, que eran buenos chicos; una familia ejemplar que nos ayudaban a traer la democracia y tal. Ahora sabemos que detrás de ese teatro había unas bambalinas muy sucias, con señoritas barraganas bien pagadas, muy bien pagadas, con un rey comisionista y asquerosamente cutre que iba por los países representando a España y pidiendo comisiones como un vulgar trapacero. Lo que podemos decir en su favor es que mantienen la tradición de la picaresca española, vaya que sí. Solo que estos pícaros Borbones son muy caros, tienen poco estilo y están lejanos a la literatura.
Lo dicho. Llegó el Borbón y mandó parar. Desde ahora vamos a llamarle Felipe El Breve.
María Toca©
Fuente → lapajareramagazine.com
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