

Se ha muerto como del rayo, Restituto Valero, con quien tanto
quería. Capitán, responsable de la brigada paracaidistas, miembro de la
Unión Militar Democrática, y una de esas personas que, de verdad,
trajeron la democracia a España. Con 84 años y resistiendo hasta al coronavirus, se lo ha llevado toda la vida que ha vivido.
En 1974, un grupo de militares, alentados por la revolución de los
claveles en Portugal, prepararon un contragolpe en caso de que, a la
muerte de Franco, el régimen diera marcha atrás y en vez de traer la
democracia, como pedía las calles, caminara un par de decenios hacia
atrás. Porque Franco murió en la cama, pero el franquismo murió en las
calles.
El golpe que habían preparado contra los residuos de la dictadura era
incruento, echar agua, decían, en la pólvora de los militares
franquistas para evitar que volvieran a matar a gente. Y casi el
franquismo les mata a ellos. Uno de los conspiradores se asustó y les
denunció. Tuvo que interceder el Papa para que no les fusilaran. Faltó
muy poco, porque Franco se quería marchar fusilando.
"Porque Franco ez un hijo de puta". Y tenía razón Ignacio. Y tenía razón Resti, el niño que nació, ni más ni menos, que durante el asedio al Alcázar de Toledo"
Su hijo Ignacio me convocó con diez años que teníamos en el recreo y
después de hacerme jurar que no se lo iba a contar a nadie, me dijo que
habían metido en la cárcel a su padre. Yo le pregunté extrañado porque
me parecía incomprensible que nadie detuviera a una persona tan buena:
¿quién ha detenido a tu padre? Me contestó Ignacio: Franco. ¿Y por qué? E
Ignacio, ceceando, me dijo: Porque Franco ez un hijo de puta. Y tenía
razón Ignacio. Y tenía razón Resti, el niño que nació, ni más ni menos,
que durante el asedio al Alcázar de Toledo.
Fue durante mucho tiempo un icono del régimen.
Fuimos una vez a visitar el Alcazar, y allí estaba la placa con aquél
recordatorio. Resti se reía. Su padre, un venerable militar franquista,
siguió, ya muy mayor, los pasos de su hijo y se dio cuenta de que el
franquismo había sido un disparate.
Pero a la gente de la UMD les maltrató la democracia. No se atrevían a
devolverles a la carrera militar. El PSOE lo llevaba en su programa
desde 1977. Pero no les cumplían. El maldito ruido de sables, se
justificaban. Después del 23F decían los militares franquistas: si se
regresa a los militares de la UMD al ejército, también a los del 23F. Y
Restituto tuvo que irse a hacer las américas para ganarse la vida. En
los setenta, cuando le pidió a Julia María que se casaran, le había
advertido: te aseguro que conmigo no te vas a aburrir. Ella lo recordaba
riéndose de aquella promesa en los momentos más duros. Porque luchar
contra el franquismo no te dejaba mucho tiempo para aburrirte. Y menos
con Ignacio, Jorge, Jaime, Javier y Julieta pequeños y enredando
Restituto nos puso en la pista de la democracia.
En su casa estaban las revistas progresistas y nos dejaba leer Triunfo y el Por favor.
Y algunas otras revistas que si nos pillaba mirándolas nos daba un
capón y nos echaba de su despacho. Cuando teníamos problemas en el
colegio, a menudo por culpa de la política, Resti siempre nos apoyaba.
No te fíes nunca mucho de los curas, me decía. Recuerdo cuando, con
Ignacio, hicimos una revista política en el colegio (Crítica 7 la
llamamos). Los curas censuraron una página con la nota que le ponían los
alumnos a los profesores. Resti nos apoyó muy enfadado con los
censores. Los dientes políticos me salieron en su salón escuchando a
Quilapayún o a LLuis Lach o atendiendo a las conversaciones de los
mayores.
"Un hombre muy generoso siempre. Que compartía todo lo que tenía. Lo hizo incluso con su libertad. Para que viniera la democracia"
Fue él quien nos llevó al estreno de La batalla de Chile.
Siempre con la tutela de Julia María, que sonreía con malicia. No
teníamos edad para entrar al cine, pero Resti le dijo al acomodador que
éramos mayores de edad, lo que pasaba era que éramos bajitos. Y a la
salida nos explicó quién era Allende y por qué le mataron defendiendo la
libertad y el socialismo.
Restituto Valero. Un hombre muy generoso siempre. Que compartía todo
lo que tenía. Lo hizo incluso con su libertad. Para que viniera la
democracia.
Lo peor de todo, Resti, es que te trajeras de tu estancias militares
en África, la maldita costumbre de beber una única marca de whisky:
whisky DYC. Nadie es perfecto. Pero me dice Ignacio que Resti nunca
probó el DYC. ¿De dónde sale ese recuerdo? ¿Serían tus compañeros de la
UMD? Igual estaban por allí esas botellas para que no atacáramos otras
marcas. Muchos recuerdos... Me viene a la cabeza el esquema que hiciste
de El nombre de la rosa, o cuando fuiste Director de Seguridad
del Reina Sofía y nos contabas aquellas exposiciones delirantes, o la
inquietud aquella noche del 23F donde contábais con que iban a ir a por
vosotros. Luego vienen y nos dicen que la democracia la trajeron el Rey,
Suárez y Felipe González.
Te quedas en nuestra memoria y en esa mueca en la historia, tan determinante, que es no haber tenido miedo. Seguramente has sido una de las personas que más me ha enseñado a ser valiente. Que la tierra te sea leve, Resti.
Fuente → blogs.publico.es
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