'La familia Franco S.A.': El expolio de España, al descubierto

'La familia Franco S.A.': El expolio de España, al descubierto: Franco se cansó de proclamar ante los españoles las virtudes de la vida austera. La prensa, en aquella época, construyó el mito de un Franco austero y sacrificado, aunque era vox populi el enriquecimiento de su familia con el saqueo del país. La Transición no tocó a los Franco, que conservaron los bienes expoliados, en masa, durante la dictadura. Ahora, que el tema vuelve a salir a la luz, Roca Editorial publica el libro de Mariano Sánchez Soler La familia Franco, S.A. Negocios y privilegios de la saga del último dictador de Occidente, en que este periodista desmonta los mitos del franquismo y muestra hasta qué punto la familia Franco, todavía ahora, se está beneficiando del expolio sistemático organizado por la dictadura (en realidad, se trata de la ampliación de un libro del mismo autor del 2003 que hizo época: Los Franco, S.A.).

Desde desde el principio

La familia Franco, S. A. explica que el enriquecimiento ilícito de Franco no empezó con la progresiva decadencia de su régimen, como algunos nostálgicos de la dictadura argumentan, sino que empezó a partir del mismo momento en que tomó el poder. Al final de la guerra ya era un hombre inmensamente rico gracias al desvío de las donaciones. Aunque él vivía de forma austera, no rechazó la acumulación. No era sólo problema de su familia: es obvio que el primer problema era él. La clave de todo ello fue la confusión entre el patrimonio estatal y el propio (que probablemente se derivaba de la confusión entre él y las esencias de la nación). La Casa del Pico, una finca cedida por un aristócrata a Franco, no pagaba impuestos y era considerada "museo del Estado", aunque nunca estuvo al alcance del público. En 1988 su familia la vendió por 320 millones de pesetas a un hostalero.

El marqués y los suyos

Aunque la rapacidad de Franco se manifiesta ya durante la Guerra Civil, el libro carga buena parte de la responsabilidad del proceso de expolio a la familia Martínez-Bordiú, la del yerno de Franco, el marqués de Villaverde. No sólo se beneficiarían de recursos públicos, sino que en algunos casos caerían prácticamente en estafas para mantener negocios ruinosos. Y más tarde, los contactos políticos les servirían, durante la Transición, para obtener grandes beneficios con la venta de los equipamientos expoliados por Franco. El yerno del "Generalísimo", el marqués de Villaverde, además, cobraba en salarios más que el propio dictador, ya que acumulaba varios sueldos en instituciones públicas (además de dedicarse a numerosos negocios privados, algunos de ellos muy turbios).

Los hermanísimos

La familia directa del dictador tampoco se vio al margen de los negocios poco claros. Encabezaba los lucrativos asuntos el hermano de Franco, Nicolás, que cobraba comisiones por facilitar negocios con el régimen y que se benefició de los monopolios obtenidos por ciertos fabricantes en tiempo de la autarquía (que fue terriblemente lucrativa para algunos empresarios). Eso sí, parece ser que se lo gastó todo en fiestas, y que cuando murió dejó a la familia arruinada. En cambio, la hermana de Franco, Pilar, que era viuda, supo invertir mejor el dinero que acumuló gracias a la posición del hermano. Su mérito era mayor, porque mientras Nicolás era embajador, ella cobraba una escasa pensión de viudedad. Ella aseguraba: "Los Franco somos una familia como otra cualquiera. Con sus defectos y virtudes. Pero, eso sí, una familia empeñada en mantener muy alto el apellido, del que nos sentimos muy orgullosos". En otra ocasión osó afirmar que si Carmen Polo era rica, es porque era "muy ahorradora; como una hormiguita".

El Pazo de Meirás. Foto: Europa Press.

El Pazo de Meirás

El 28 de marzo de 1938, en plena guerra, las autoridades de la ciudad y la provincia de La Coruña, designadas de forma antidemocrática, cedieron a Franco una gran mansión: el Pazo de Meirás. Esta finca había sido adquirida mediante una "cuestación popular", que incluía sacar un día de salario de los funcionarios mensualmente para pagar el Pazo; también se conminó a los ayuntamientos a hacer aportaciones al fondo. Por otra parte, se presionó a muchos ciudadanos para que dieran dinero para el regalo: ¿quién podía resistirse en aquellos momentos? Franco dispuso del Pazo durante muchos años. Después de morir, cuando las instituciones empezaron a cobrar impuestos a la familia, decidieron venderlo. Pero las instituciones gallegas y estatales han decidido intentar que la justicia devuelva al patrimonio público este Pazo. Meriás es todo un símbolo del saqueo franquista. El litigio continua en los tribunales.

El beneficio detrás de la bandera

Sánchez Soler pone de manifiesto que las tramas corruptas del franquismo estaban encabezadas por la familia del dictador, pero afectaban también a muchos generales, ministros, líderes de la Falange... Todos ellos participaban en las direcciones de grandes corporaciones público-privadas y arañaban ingentes beneficios de las arcas públicas. También participaban de empresas privadas, que obtenían generosos contratos públicos sin concurso. Una red de empresarios corruptos creció a su abrigo. El emblema del favoritismo del dictador estaría en las cacerías, en las que además de matar animales, se cerraban grandes negocios con recursos públicos (como tan bien retrató Berlanga en La escopeta nacional). Pero la red del dictador también se estableció con otros círculos, como con el judío Ernesto Klopowitz o los hermanos Coca García-Gascón, que se enriquecieron extraordinariamente en los años del estraperlo, pero también posteriormente. Los descendientes de muchos de aquellos mimados de la dictadura continúan beneficiándose de los réditos del saqueo del país.

El expolio sistemático

Los Franco incluso poseen unas estatuas del portalón de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, que no se sabe exactamente cómo aparecieron en su finca: no ha habido forma de recuperarlas. Pero eso sólo es la punta del iceberg. Hay constancia de un gran número de bienes sacados por los Franco del país (cuando se dio la última amnistía fiscal blanquearon una gran cantidad de euros). En realidad, a Carmen Franco Polo la interceptaron en 1978, en Barajas, cuando intentaba sacar del país unas medallas del dictador de alto valor, para llevarlas a Suiza. Fue condenada por contrabando, pero más tarde se le anuló la condena.

La familia Franco en la exhumación del Valle de los Caídos. Efe.

La Transición inoperante

Los Franco intentaron mantenerse en política incluso después de la muerte de Franco, pero les fue imposible. Hasta los más fervientes partidarios del antiguo régimen los veían como un grupo de aprovechados. En la Transición incluso les impidió cazar en el coto de El Pardo. Pero no lo perdieron todo. Sánchez Soler revela que de 1975 a 1988 Carmen Polo cobró del Gobierno, por diferentes conceptos, 894.960 pesetas mensuales: una cantidad exorbitante. El gobierno socialista no intervino ante este tema. Hasta 1986 la familia del dictador viajó con pasaporte diplomático. El marqués de Villaverde, un auténtico chapucero como cirujano, siguió dirigiendo el servicio de cirugía torácica de Ramón y Cajal, pese a las protestas de médicos y pacientes. Los títulos nobiliarios cedidos por el dictador continuaron en manos de la familia. Todavía los detentan. En realidad, como destaca La familia Franco, S.A., la caja de Pandora sobre la familia del dictador sólo se abrió cuando murió Carmen Franco Polo, la hija del dictador, en diciembre del 2017.

Una buena ocasión para recordar

Ahora que la exhumación de Franco y el ascenso de la ultraderecha ha vuelto a poner a la dictadura bajo los focos mediáticos, es una magnífica ocasión para publicar este texto de Sánchez Soler, un libro que es el fruto de una detallada y muy seria investigación (Sánchez Soler hace muchos años que trabaja en el tema), que va acompañado de unos anexos muy útiles y que, además, ha sido ampliamente actualizado. La familia Franco, S.A., no sólo habla de las vergüenzas de una dictadura que bajo la capa del patriotismo escondía la codicia, sino que también desvela las vergüenzas de una Transición que permitió lo que era intolerable. Y nos hace cuestionar muchas y muchas cosas de la España actual, heredera de privilegios obtenidos por la pura fuerza de las armas.


Fuente →  elnacional.cat

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