El Gobierno PSOE-Podemos no viene a cuestionar al Régimen del 78, sino a apuntalarlo

El Gobierno PSOE-Podemos no viene a cuestionar al Régimen del 78, sino a apuntalarlo: Pedro Cánovas & Pablo Sagasta

Santiago Lupe. Durante estos días Iglesias y Sánchez nos han intentado vender que lo que tenemos por delante es un gobierno de izquierdas que viene a retomar los derechos sociales y democráticos perdidos en una década de recortes.Al mismo tiempo una derecha envalentonada, tanto en el parlamento como fuera del parlamento, en el Estado profundo con la judicatura al frente, intentando bloquear esta investidura y que previsiblemente le harán la vida imposible al próximo gobierno, abonan esta idea.Sin embargo, si vamos a la letra del acuerdo esta ilusión se desvanece. Si vamos a su política social, una de las medidas estrellas es la derogación de la reforma laboral de Rajoy, del año 2012.

Cuando vamos al texto lo que nos encontramos es que se derogan tres artículos. Esto quiere decir que las empresas van a poder seguir descolgándose de los convenios colectivos a su antojo, una de las principales medidas con las que han abaratado los salarios y tirado para abajo las condiciones laborales en los últimos años.

Si vamos a las políticas referidas a la cuestión territorial o de crisis de régimen, el gobierno de Pedro Sánchez lo único que ofrece es una mesa de diálogo con la Generalitat en la que no se podrán tratar ni la amnistía ni el derecho a decidir, justamente las dos principales demandas del movimiento independentista catalán.

Es por lo tanto un gobierno social-liberal en lo económico, y que respecto al Régimen del 78 no viene en absoluto a cuestionarlo, sino mas bien a apuntalarlo.

Ante este gobierno se nos intenta vender la ilusión de que tenemos que apoyarlo, hay que adherirse y hay sobre todo que desmovilizarse, no hay que salir a la calle. Hay poderosos agentes que se van a encargar de vendernos esta idea. Desde la burocracia sindical, que ya nos ha dicho que no es momento de salir a luchar y concretamente ha dicho que niega el apoyo a la huelga general del País Vasco, hasta la dirección procesista que nos dice que eso del derecho a decidir hay que dejarlo para más adelante y lo que toca ahora es sentarse a negociar con el nuevo gobierno.

La que no va a estar quieta, sin duda, es la derecha. Una derecha envalentonada, que quiere esperar su turno y que esperará que haya un gobierno progresista, con mucho gesto, con mucho discurso, pero que en lo esencial va a aplicar un programa tan moderado que va a ser muy parecido al de las derechas en materia económica, en materia de migración o en materia territorial.

No se puede enfrentar a las derechas con el mismo programa, o un programa muy parecido en lo fundamental, al que proponen esas tres formaciones.

Por lo tanto, lo que hace falta es construir otra izquierda. Una izquierda que sea independiente del gobierno y de los partidos que lo conforman. Una izquierda que luche por la derogación de la reforma laboral, por la expropiación de las viviendas vacías, por el derecho de autodeterminación, por acabar con el Régimen heredero del franquismo. Una izquierda anticapitalista y de clase.

Hoy hemos visto a la CUP votar en contra de la investidura. Ha sido el único voto por izquierda a la investidura de Pedro Sánchez. Y eso le da una gran responsabilidad para llamar a un reagrupamiento de una izquierda en esta clave en todo el Estado español.

Hay otras formaciones como Anticapitalistas que se oponen al gobierno de coalición y que deberían romper definitivamente con Podemos en todo el Estado.

Desde la CRT seguimos llamando a toda la izquierda anticapitalista del Estado español a empezar a debatir como damos pasos para construir una izquierda que ofrezca una alternativa para los trabajadores, para las mujeres, para la juventud, para los migrantes, a la crisis del Régimen del 78.


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