Derogar la ley de Amnistía, juzgar los crímenes del franquismo

España pasó de una letal dictadura a una democracia con clarosocuros muchos años después de terminada la Guerra Civil. Uno de los más rechazables es el despropósito de la vigente ley de Amnistía de 1977

Derogar la ley de Amnistía, juzgar los crímenes del franquismo:
Opinión de Xavier Caño Tamayo.

Aunque se aprobó para vaciar las cárceles de opositores a la dictadura franquista, La Ley de Amnistía de 1977 se convirtió de modo torticero en una ley que impide juzgar los muchos crímenes de guerra y de lesa humanidad del bando franquista en la guerra civil y por la feroz represión que no cesó durante casi cuarenta años de dictadura.


Human Rights Watch y Amnistía Internacional, las dos organizaciones defensoras de los derechos humanos más importantes en el mundo, han solicitado reiteradamente que esa ley sea derogada porque impide investigar y juzgar los crímenes del franquismo durante la guerra civil y los posteriormente perpetrados por la dictadura. Esa ley del 77 será legal, pero es ilegítima porque prohíbe investigar, juzgar y condenar los crímenes del franquismo durante casi cuarenta años hasta la muerte del dictador en noviembre de 1975.

También han pedido derogar la mencionada ley el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea y el Consejo Europeo. Esta derogación resulta imprescindible para poder restablecer la normalidad democrática en España.
 
Derogada la ley se investigarían los crímenes de la dictadura franquista y se establecería, más allá de cualquier duda, que el dictador Franco no solo provocó la guerra civil española al alzarse en armas contra la legítima República, sino que además puso en marcha un plan de exterminio de sus enemigos que no se detuvo hasta bien entrados los años cincuenta del siglo XX. Al dictador no le bastaba con ganar la guerra por la cuantiosa ayuda militar del fascismo italiano y del nazismo alemán, sino que la prolongó para eliminar masiva y materialmente a sus enemigos.

Al respecto sorprende que en los inicios de noviembre de 1936 las tropas de los militares rebeldes alcanzaran la ciudad universitaria de Madrid, estableciendo el frente a las puertas de la capital de España, pero se detuviera el avance. La voluntad de exterminio de sus enemigos por los rebeldes franquistas aperece nítida y sin atisbo de duda en las declaraciones de los generales franquistas más destacados. Queipo de Llano, Juan Yagüe, Antonio Aranda, Enrique Varela, Millán Astray, Camilo Alonso Vega o Salvador Moreno expresaron con nitidez su voluntad de acabar a sangre y fuego con sus enemigos, los leales a la República. Los hispanistas británicos, buenos conocedores de la guerra civil española, han demostrado que hubo plan de exterminio.

El franquismo, una dictadura letal

La dictadura franquista además encarceló a sindicalistas, intelectuales y profesores de universidad. Persiguió con especial ferocidad y asesinó a maestros y maestras de enseñanza primaria, los maestros de escuela, los trabajadores públicos más represaliados en la guerra civil, los más fusilados, porque eran un objetivo estratégico de los generales franquistas. Estaban en el punto de mira de los militares golpistas porque eran los educadores del ideal republicano que defendía y proponía libertad, educación y justicia social para todos.

Según el hispanista Paul Preston, en la zona franquista se eliminó a la ciudadanía republicana, a la gente de ideas progresistas, a los maestros y maestras, a quienes hubieran participado en un ayuntamiento y a todos los relacionados con la República o participado en reivindicaciones sindicales, que se consideraban un desafío a los terratenientes. Todos fueron asesinados, marcados en el plan de exterminio que organizaron los generales que se alzaron contra la II República.

El franquismo asesinó a unos 200.000 hombres y mujeres lejos del frente de batalla, ejecutados extrajudicialmente o tras muy oscuros procesos legales. Y otras 300.000 personas perdieron la vida de igual modo en otros frentes de combate. La dictadura además encarceló a 350.000 españoles, forzó al exilio a 500.000 y fusiló a unas 115.000 personas que siguen sin identificar, enterradas en fosas comunes, cunetas y zanjas.
 
Estos días ha podido leerse en las portadas titulares como ‘Doscientos fusilados en Cáceres en la Navidad más sangrienta de la represión franquista’, ‘Mi hermano, el último fusilado’ o relatos de represaliados y protagonistas de hechos de la guerra civil española que estalló tras la infame rebelión de un nutrido grupo de generales salvapatrias que acabó en sangrienta y prolongada dictadura.

Es tiempo ya de investigar esa barbarie, restablecer la verdad y ofrecer reparación a las víctimas del franquismo y a sus familiares. Iniciado este nuevo 2020, cuya cifra suscita en la gente la esperanza de que este año sea mejor que los anteriores. Que así sea. Pero en el reino de España sigue pendiente reconocer, investigar y juzgar los crímenes de la dictadura franquista y ofrecer reparación a las víctimas.

Es tiempo de justicia para que en este país la democracia sea por fin una democracia completa, sin claroscuros.


Fuente → espaciomex.com

banner distribuidora