¿QUIÉNES FINANCIARON EL ASCENSO DEL FASCISMO EUROPEO AL PODER?
 

¿QUIÉNES FINANCIARON EL ASCENSO DEL FASCISMO EUROPEO AL PODER?: POR R. TASCA
        A finales del próximo mes de enero se cumplirá un nuevo aniversario del ascenso, en 1933, de  los nazis al poder en Alemania. La conmemoración podrá resultarnos  muy interesante si nos sirve para para encontrar las posibles similitudes o diferencias con fenómenos políticos parecidos que  hoy empiezan a preocupar  tanto en Europa como en el mundo. Pero más interesante aún que ese análisis podría ser, sin duda, escrutar los factores que hicieron posible o contribuyeron en alguna medida al desarrollo del fenómeno  histórico del fascismo, que tan fatales consecuencias tuvo para  una buena parte de la humanidad.

EL "ALEGATO PROLETARIO" FASCISTA COMO PRETEXTO.

    Podríamos comenzar, por ejemplo, por rebuscar en los apoyos y recursos económicos que utilizaron los  fascismos italianos y alemán para su asalto a la máquina del Estado.

    En sus primeros discursos, tanto Mussolini como Hitler, utilizaron frecuentemente una fraseología presuntamente anticapitalista, cuyo objetivo era  arrebatarle  a la izquierda y, particularmente, a los comunistas, su hegemonía ideológica sobre las clases trabajadoras. Esos supuestos "alegatos proletarios" tanto de los fascistas alemanes, italianos e, incluso, de los españoles, los llevaron a utilizar una terminología "obrera" que los acercara a la clase social a la que deseaban instrumentalizar. De ahí, que la utilización de sus nombres de cabecera fueran "Partido Nacionalsocialista Obrero alemán", o el conocido "nacional sindicalismo" de la Falange de José Antonio primo de Rivera.

  Pero la verdad es, sin embargo, que tanto el fascismo alemán, como el italiano o el español,  consolidaron su influencia política gracias a la ayuda financiera prestada por los grandes financieros, terratenientes o industriales, que contemplaban con favor el irrefrenable avance del sindicalismo revolucionario y de las organizaciones comunistas, que en las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado, estaban creciendo como la espuma.

     En el caso de los nazis alemanes, ya desde principios de la década de los 20, comenzaron a recibir la ayuda generosa de una influyente agrupación de terratenientes, de industriales y de banqueros. Estos "proveedores de fondos" iban a ver recompensadas sus aportaciones  económicas en cuanto  el Partido Nacionalsocialista alemán tomara, en 1933,  las riendas del poder.

LAS NUTRIDAS FINANZAS DE LOS FASCISTAS ITALIANOS

        El fin de la Primera Guerra Mundial  dejó a Italia en una auténtica ruina económica, a pesar de que se encontraba en el bando de los vencedores. Enfrentándose al Estado, al “parlamentarismo” y  a su antiguo Partido Socialista, Benito Mussolini, el futuro Duce, encuentra sus primeros partidarios entre las hordas de soldados licenciados de una guerra, que habian perdido su trabajo y fueron reducidos a la miseria. A partir de la primavera de 1919, Mussolini los agrupa en núcleos de combate, denominados Fasci di combattimento (“fascistas de combate”).

    Gracias a los subsidios recibidos de la burguesía, especialmente de los terratenientes de la región de Emilia, los fascistas afianzan su poder a partir del segundo trimestre de 1920. Cuando en septiembre estalla un movimiento huelguístico, con la ocupación de tierras y fábricas por parte de campesinos y obreros, sus formaciones paramilitares, los squadristi, multiplican las agresiones contra los huelguistas, los sindicatos y las oficinas de empleo. Esa durísima represión contra los jornaleros italianos es recogida con mucha expresividad en el film de Bernardo Bertolucci, "Novecento".

         El movimiento fascista, que hasta ese momento reclamaba con mucha verborrea la “supresión de los bancos” y la “confiscación de las rentas improductivas”, adopta un programa claramente derechista, sin concesión alguna a ningún tipo de reforma mínimamente "socializante". Los dirigentes de algunas grandes sociedades industriales, como el grupo siderúrgico de Génova ILVA, y los de diversas empresas de Lombardía y del Piamonte, banqueros y terratenientes, incrementan rápidamente la financiación de los fascistas, atemorizados por el impetuoso avance de los movimientos de masas.
       
       Esta fuerte financiación será la base de la alianza que se instaura entre las clases adineradas y los fascistas en 1921. Frente al Partido Socialista y al Partido Popular Italiano, se constituye un “bloque nacional” para las elecciones del 15 de mayo de 1921, entre Mussolini y el liberal Giovanni Giolitti. Este acercamiento permite el éxito de  "il Duce" en Milán y, tras la Marcha sobre Roma, el 28 de octubre de 1922, su ascenso al poder. Su ministro de Finanzas, Alberto De Stefani, define la posición del nuevo régimen ante la Cámara de Diputados el 25 de noviembre como “un sistema financiero que se base en la persecución del capital es una insensatez”. ¿ Suena esta frase algunas otras  idénticas que se producen en las profusas tertulias que tiene lugar en nuestros medios de comunicación?  

LOS "PROVEEDORES DE FONDOS": EL CASO ALEMÁN

        La ascensión al poder de Adolf Hitler  se asienta sobre un mismo tipo de alianza entre los nazis  y las clases eeconómicamente hegemónicas de Alemania. El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), cuyo programa de veinticinco puntos  es dado a conocer en febrero de 1920,  empieza a recibir las ayudas  de simpatizantes ricos  - la familia del fabricante de pianos Bechstein, por ejemplo, o de los grandes industriales alemanes Emst von Borsig, Hugo Stinnes y Fritz Thyssen que contribuyen también económicamente, desde 1923, al fortalecimiento de la extrema derecha de ese país. Sin embargo, el  frustrado intento de Adolf  Hitler de imitar a Mussolini con su putsch de Múnich de el 9 de noviembre de 1923, da como resultado la ilegalización  del partido nazi,  provocando con ello que esos soportes financieros de la burguesía alemana se alejen de forma prudente durante un cierto tiempo. Cuando el partido vuelve a estar autorizado y es “refundado” en 1925, no cuenta más que con  las cuotas de sus miembros. Y ello,  pese a las tentativas de Hitler  que trató de acercarse, en 1926, a los clubs de los grandes industriales  pronunciando discursos confraternidadores.

          En 1927, después de una reunión, Hitler convence a Emil Kirdorf, uno de los magnates del Ruhr, de que su deber patriótico es subvencionar a los nazis. Pero el "giro"  definitivo en la actitud de la burguesía alemana,  tiene lugar  tras el éxito del Partido en las elecciones del 14 de septiembre de 1930.  A partir de entonces, todo sería coser y cantar. Hitler  comienza obtener los  fuertes apoyos financieros esperados, con las ayudas de Kirdorf, de Thyssen, - de Acerías Unidas  y predecesor  del Thyssen de nuestra inefable Tita Cervera del papel cuché -,   y de Hjalmar Schacht - ex presidente del Reichsbank- , quien no tuvo pelos en la lengua a la hora de declarar    que le  resultaría imposible concebir la existencia de una Alemania gobernada sin Hitler.

        Otro de sus socios importantes, a través del “Frente de Harzburg” - la alianza establecida entre Hitler y la “oposición nacional” el 11 de Octubre de 1931-, es Alfred Hugenberg, presidente del Partido Nacional-Popular Alemán (DNVP), magnate de la prensa y portavoz de los hacendados. No obstante, el discurso de Hitler en Düsseldorf el 27 de enero de 1932 ante los miembros del Club de los Industriales, todavía no consigue persuadir a la mayoría de la gran patronal germana. La dádivas tendrán que esperar al relevo de Franz von Papen por el general Kurt von Schleicher en la Cancillería, para que se produzca un auténtico cambio  de actitud.

LOS INVITADOS DE HERMAN GOERING

        El 19 de noviembre de 1932, veinte signatarios solicitan al presidente de la República, Hindenburg, que designe a Hitler para el puesto de canciller. Entre ellos se encuentran cuatro hacendados, incluyendo al presidente de la Liga de los Agricultores, el conde de Kalckreuth. El resto, como Schacht, Thyssen y el banquero de Colonia Kurt von Schróder, pertenecen a los sectores industrial, financiero y comercial. Por otra parte, tres dirigentes de grupos industriales, que se negaban a que sus nombres aparecieran en la lista de signatarios, también aprueban esta iniciativa: Albert Vógler, Paul Reusch y Fritz Springorum.

       El nombramiento de Hitler como canciller, el 30 de enero de 1933, termina por persuadir a la  que gran patronal de que su cooperación con el partido nazi es indispensable. Los hombres negocios, invitados a casa de Hermann Goring el 20 de febrero de 1933 para conocer el programa económico del nuevo canciller, siguen entonces los consejos de Schacht y, finalmente, se comprometen en cuerpo y alma  a ayudar económicamente al Partido nacionalsocialista, que se convertiría en su tabla de salvación.


Fuente →  canarias-semanal.org

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