Los crímenes del fascismo franquista en Ávila

Los crímenes del fascismo franquista en Ávila: Al inicio de la guerra civil la zona sur de la provincia de Ávila quedó en territorio Republicano, y el resto de la provincia bajo el bando rebelde. Tras la toma del valle del Tiétar y sus pueblos por los franquistas, a finales de octubre de 1936, comenzó la represión y los fusilamientos: Unos 550 asesinatos durante las primeras semanas, además de los ejecutados posteriormente por juicio sumarísimo. En la retaguardia nazional, los franquistas reprimieron y asesinaron a todos los que habían pertenecido, ejercido cargos, o hecho propaganda del Frente Popular. Después llegaron los expedientes de responsabilidades políticas y las incautaciones de bienes.

La represión sobre concejales y alcaldes del Frente Popular de los ayuntamientos de la provincia de Ávila fue muy elevada. En muchos pueblos asesinaron al alcalde o a parte de la corporación, como sucedió en Mamblas, Barromán y Fontiveros, Arenas de San Pedro en La Moraña o en la mayoría de los pueblos del resto de las comarcas, en particular en el Valle del Tiétar. Fusilaron a Pablo Barranco, alcalde de Villanueva del Campillo, a Eustasio Meneses, alcalde de Ávila, a Ramón Lafarga, presidente de la Audiencia Provincial, y a Manuel Ciges, gobernador civil. Las nuevas autoridades no tuvieron compasión alguna y no les importó fusilar a gente de avanzada edad, dejando viudas a muchas mujeres y huérfanos a niños menores. El socialista Valerico Canales Jorge y otros 9 Republicanos de Pajares de Adaja, fueron asesinados por falangistas en 1936. Sus restos fueron profanados y trasladados a Cuelgamuros. Una manada de falangistas violaron y asesinaron a 3 Republicanas la noche del 29 de diciembre de 1936 en Candeleda.

La represión franquista, el terror de las ejecuciones en la retaguardia rebelde, se convirtió en el instrumento al servicio de las clases rurales dominantes (sobre todo en la comarca cerealista de La Moraña) para doblegar a jornaleros, erradicar a los partidos, sociedades obreras y sindicatos de izquierda, y reimplantar el orden agrario tradicional hegemonizado por el patrono rural. El asesinato de Republicanos afectó a cuadrillas enteras de jornaleros y segadores que se habían desplazado a hacer la cosecha desde la sierra de Ávila y del valle del Tiétar a la comarca de La Moraña. En algunos pueblos, y como consecuencia de la colaboración entre terratenientes y falange, después de los asesinatos, los propietarios hicieron entrega a falange de los salarios ganados por los segadores, en la campaña de cereal de junio y julio de 1936.

Alrededor de 26 maestros y profesores Republicanos fueron asesinados por los franquistas en la provincia de Ávila. Entre ellos José Martínez Linares, director de la Escuela Normal de Ávila, y el maestro Tomás Miñambres Romero, fusilado por sicarios falangistas en Ávila en 1936. O Manuel Alonso Zapata, maestro ejemplar, defensor de la Escuela Republicana, asesinado en Ávila en 1936. Igualmente Nicolás Madejón Sánchez y su hijo Amancio, maestros de la República, asesinados cerca de Las Barderas (Ávila) en 1936. Otros, decenas de ellos, sufrieron diversas penas, la más común fue el alejamiento de las aulas. El conjunto de maestros represaliados en la provincia fue de al menos de 178, un 25 % del total. Un desastre humano e intelectual similar al del resto de Castilla y León.

Decenas de jornaleros, maestros y maestras, alcaldes y concejales republicanos, más de 1.000 víctimas de la Guerra Civil fueron asesinados y permanecen sin identificar sepultados y silenciados sus cuerpos en fosas comunes distribuidas por toda la provincia de Ávila: en pinares, tierras de labor, cunetas de las carreteras. En el Valle del Tiétar hay unos 550 enterramientos, sobre todo en Candeleda, Arenas de San Pedro y las Cinco Villas,; en La Moraña, Madrigal y Fontiveros hay más de 250 personas desaparecidas. Hay que sumar los 200 asesinatos en Piedrahita (Valle del Corneja), Sierra de Ávila, Valle del Alberche y Tierra de Pinares. Las fosas de Candeleda, El Arenal, Bercial de Zapardiel, El Bohodón y Aldeaseca fueron las primeras exhumadas en la provincia, a instancias del Foro por la Memoria de Ávila y la ARMH, en 2002 y 2003. Hasta 2014 se han realizado exhumaciones en Navarrevisca, Casavieja, Candeleda, Navarredonda Gavilanes, Santa Cruz del Valle, Las Berlanas y Ávila, habiéndose recuperado un total de 50 cuerpos. Se proyecta continuar con fosas en Moraleja de Matacabras, Villanueva del Aceral, Arévalo, Monsalupe, Sanchidrián, Cuevas del Valle, Sotillo de la Adrada, Guisando y Navarredonda de Gredos.

Durante años no les permitieron llorar a sus muertos. La iglesia, los falangistas y los terratenientes trataron de hacerse dueños de su memoria. La dictadura, el miedo a saber, a escuchar, a hablar, condena a la desmemoria, a la ignorancia, a la impotencia, convirtió a los españoles en sordomudos. Ahora la democracia, que tiene miedo de recordar nos enferma de amnesia. El modelo de impunidad del estado español lo convierte en la única democracia europea que no ha juzgado a los responsables de los crímenes contra la humanidad cometidos en la dictadura. Pero la memoria permanece, no han podido robarla jamás. No hay alfombra que pueda ocultar la basura de la memoria.




Documentos: Recuperar la Memoria de los Olvidados. Pg 56. Bruno Coca Arenas Presidente del Foro por la Memoria de Ávila. En la Represión Franquista en Castilla y León (Memòria Antifranquista del Baix Llobregat). Diario de Ávila (David Casillas). Diario de Ávila


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