¡La monarquía no goza de buena salud!
 

¡La monarquía no goza de buena salud!:
Fernando Luengo

Con el bla, bla, bla de costumbre, plagado de retórica vacía y lugares comunes, el rey -hijo de un rey cuya legitimidad procede de la dictadura franquista y símbolo de una monarquía que no ha sido sometida a refrendo de la ciudadanía- nos ha entregado un nuevo discurso.

Ha hablado de desigualdad y de un «todos», una institución que refleja, como ninguna, los privilegios de una casta que disfruta de todo tipo de prebendas y privilegios. Habla de los de abajo, con ese tono monocorde heredado de su padre, quien no sabe ni ha visto de cerca, ni tiene intención de hacerlo, los padecimientos de los que viven, con desesperación, una existencia precaria.

En este repaso del que pretende ser un discurso de Estado, por encima del bien y del mal, situando los grandes retos que «todos» tenemos por delante, ni una sola mención a los asesinatos de mujeres, precisamente en un año en el que se han alcanzado cifras históricas. ¿Alguna declaración o toma de posición de Unidas Podemos o de la organización responsable de feminismos en el partido? Hasta el momento no he escuchado ni leído nada al respecto. Quizá a lo largo del día… ¡pero ya estamos tardando!

Tampoco ha habido ni una sola alusión a las personas migrantes y refugiadas; esas personas que llaman con desesperación a las puertas de Europa y a las de nuestro país, y que reciben como respuesta más vigilancia en las costas y la deportación a países y territorios hostiles. Tampoco este es un desafío importante para la monarquía, aunque cada día sabemos a través de los medios de comunicación -eso sí, en espacios secundarios, cuando no directamente marginales- sobre desaparecidos y nuevos ahogamientos.

Esta es la monarquía a la que el otro día Pablo Iglesias se refería con la expresión «goza de buena salud». Es verdad, es sólo una frase, en una entrevista donde se abordaron muchos asuntos y muy variados. Me preocupa, sin embargo, que este sea nuestro tono en el posible gobierno de coalición con el Partido Socialista Obrero Español. Que impere la idea de que tenemos que «ocuparnos de nuestros asuntos», los que tienen que ver con nuestras responsabilidades ministeriales, relacionadas seguramente con la agenda social (casi nada se sabe sobre unas conversaciones francamente opacas). Porque esos asuntos, avanzar en esa dirección y la recomposición de una izquierda transformadora debilitada, pasa, entre otras cosas, por presentar un relato consistente que nos permita ganar en fuerza y credibilidad. Y en ese contexto no debemos pasar de puntillas sobre la institución monárquica.


Fuente →  blogs.publico.es

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