Los últimos fusilamientos del franquismo


Los últimos fusilamientos del franquismo: El 27 de septiembre de 1975 eran condenados a la pena de muerte por la justicia militar franquista José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz , del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), y los militantes de ETA Juan Paredes (Txiki) y Ángel Otaegui. Un año antes, el 2 de marzo de 1974, era ejecutado mediante garrote vil el militante anarquista José Luis Puig Antich, también condenado en consejo de guerra.

Hubo numerosas protestas internacionales, incluida la intercesión del Papa ante el dictador genocida Francisco Franco, que no cejó en su pulsión asesina. El cantautor Luis Eduardo Aute, compuso la canción Al alba (*).

Según relata Alfredo Grimaldos en su libro La sombra de Franco en la Transición, fue «el trágico desenlace de un enloquecido proceso represivo: detenciones masivas, torturas, arbitraria adjudicación de responsabilidades, juicios sumarios sin garantía y, por fin, cinco ejecuciones».

Hoy, domingo 29 de septiembre, se ha celebrado en el Cementerio Civil de Madrid un homenaje a los últimos fusilados por el franquismo. Ha representado al colectivo ANEMOI uno de nuestros compañeros.

Transcribimos su concisa y certera intervención:

Hola, buenos días, hoy estoy aquí representando al colectivo Anemoi.

Somos militares que nos definimos demócratas, lo que no quiere decir que no haya otros militares que también lo sean, al menos eso espero.

Como sabéis los militares tenemos limitada por ley la libertad de expresión, entre otras en lo referente a las manifestaciones políticas en público. Pero sí podemos añadir que en Anemoi nos une el ser radicalmente antifascistas y republicanos.

Por eso hoy aquí no vamos a hablar de política sino de historia, también de historia reciente.

Se dice que con los cinco últimos fusilamientos del régimen, el franquismo muere matando. Veremos que no es así. La propia ministra Carmen Calvo dijo recientemente que, salvo por la violencia de ETA, la transición fue modélica. La ministra en esto falta a la verdad. O bien es muy desmemoriada, ya que tiene edad para haberlo vivido, o miente descaradamente.

En el año 76, recién estrenada la monarquía, comienza una época que sin duda se puede llamar sangrienta, con cientos de muertos que no lo fueron por causa de ETA, sino por brazos más o menos descontrolados del reciente franquismo, cuando no a manos de las propias fuerzas de orden público. Aunque son innumerables, haremos mención al que tuvo el trágico honor de ser el primero: El 24 de febrero de 1976, al salir de una asamblea de una huelga de trabajadores del calzado en Elda, cae abatido por disparos de la policía armada Teófilo del Valle, como decimos el primer caído de la modélica transición.

Hace unos días el Presidente Pedro Sánchez afirmaba en sede de Naciones Unidas que con la sentencia del tribunal supremo, en referencia a la exhumación de los restos de Franco, se cerraba el círculo democrático. Nada más lejos. Este paso consigue, es cierto, que los familiares de innumerables represaliados y caídos por la legalidad republicana no tengan que soportar que su propio verdugo permanezca junto a sus deudos. Pero no les hace justicia ni les repara nada, las sentencias del franquismo a día de hoy siguen siendo legales.

Madrid, 29 de septiembre de 2019

Al alba


Colectivo de militares demócratas Anemoi


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