“Secretos de la Transición”: otro libro que confirma la teoría de que el 23F fue un “autogolpe” de Estado

“Secretos de la Transición”: otro libro que confirma la teoría de que el 23F fue un “autogolpe” de Estado: Abel Hernández fue uno de los grandes cronistas de la Transición española. Durante aquellos años convulsos pasó por los periódicos más importantes. Fue jefe de Nacional de Informaciones, editorialista de Diario 16, jefe de opinión de El Independiente y columnista y director de Ya. Desde aquellas atalayas privilegiadas fue también uno de los testigos más acreditados de una época prodigiosa de la historia de España y además fue amigo de Adolfo Suárez, lo cual le permitió dotar a sus crónicas de una información privilegiada.

En Secretos de la Transición Hernández no solo se acerca a la figura del expresidente del Gobierno y fundador de UCD ya fallecido −el gran hombre al que todos idolatran hoy pero que en aquellos tiempos era el personaje más odiado por los españoles−, sino que desmenuza con la capacidad quirúrgica del mejor cirujano no lo que durante cuarenta años nos han contado que ocurrió, sino lo que según sus datos y fuentes periodísticas directas realmente ocurrió. Secretos de la Transición, publicado hace ya cinco años, sigue siendo un pozo de información sin fondo para los historiadores y periodistas de hoy que pretenden acercarse no a la fábula de la Transición, no al relato mítico tantas veces repetido que tenía por objetivo encantar (si no hechizar), a millones de españoles con la promesa de una democracia que después se ha comprobado tan imperfecta que por momentos se antoja una ficción.

“El rey y la clase política estaban de acuerdo en un golpe de timón para sustituir a Suárez”, llegó a asegurar el periodista soriano en varias entrevistas a propósito de la publicación de su obra. La tesis que mantiene Hernández, al igual que otros cronistas y reporteros de la época como Pilar Urbano y Enrique de Diego, es que el rey fue, junto al general Alfonso Armada, el planificador de un Gobierno de salvación nacional que tenía como principal misión apartar a Suárez del poder. “El rey, hasta el final, confió más en Armada que en Suárez”, ha mantenido siempre el periodista, que muestra la firme convicción de que aquella relación nefasta fue uno de los mayores errores del monarca. Hasta tal punto era odiado Suárez, que a todos les interesaba “eliminarlo” políticamente. Incluido el rey.

Secretos de la Transición es un libro fundamental. Una de esas crónicas inéditas sobre el proceloso y turbulento camino de nuestro país a la democracia. En sus páginas el lector interesado encontrará las maniobras ocultas para que los representantes del franquismo se hicieran el harakiri, las razones que explican que el 23F fuese un “golpe blando” para parar al “duro” que se estaba planeando en la sombra, y conocerá por fin por qué dimitió el presidente Suárez, cuál fue el detonante de su decisión. También van desfilando los personajes clave de aquel momento histórico, algunos de los cuales todavía viven. Un relato valiente que trata de encajar un puzle que probablemente nunca estará completo y de colocar a cada cual en su sitio. Todo ello a través de los ojos de un periodista que se movía por los pasillos y despachos del poder envueltos en humo de tabaco negro, siempre pegando la oreja donde podía (y le dejaban) y tomando nota de cuanto veía para pasarlo luego a su máquina de escribir. Hay que leerlo para enterarse bien de algunos secretos y silencios de nuestra glorificada Transición que fue más una carambola afortunada que un edificio bien planeado y construido.

Pero sin duda, uno de los capítulos más apasionantes es el que trata sobre el 23F. “Tanto el rey como la clase política del año ochenta cometieron imprudencia”, ha dejado dicho Hernández. Según sugiere el escritor en una entrevista para el portal Todo Literatura, aquello fue una especie de “golpe blando” para evitar una masacre de los militares. El “tejerazo” se fraguó en la División Acorazada Brunete, situada en el acuartelamiento del Goloso, la noche del 23 de enero de 1981. La tesis del escritor es que el rey estaba, como era corriente en él, en una cacería en la finca Lugar Nuevo de la Sierra de Cazorla junto a más de 200 invitados. Esa noche entraron en la Zarzuela una serie de jefes militares queriendo hablar con el monarca sin mediar petición alguna. “Esos coroneles estaban indignados por la publicación que se iba a hacer sobre una amnistía a unos militantes polis-milis de ETA”, asegura el autor. Además, los altos mandos del Ejército no podían perdonar a Suárez la legalización del partido comunista, la reforma fiscal y la aprobación de la ley del divorcio.

Ese fue el preludio de lo que un mes más tarde sería el golpe de estado del 23 de febrero, asegura Javier Velasco Oliaga en su entrevista con Hernández para Todo Literatura. “Un golpe que tenía pactado un Gobierno donde Alfonso Armada sería el presidente del Gobierno y Felipe González el vicepresidente político. Entre sus miembros contaría con José María de Areilza, Manuel Fraga, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Luis María Ansón, los diputados socialistas Javier Solana y Enrique Múgica y los comunistas Jordi Solé Turá y Ramón Tamames. La lista completa obra en nuestro poder y es muy aclarativa”, asegura el entrevistador en su artículo.

Hernández llega a asegurar que en el golpe “se infiltraron el jefe de seguridad de Gutiérrez Mellado y del propio presidente del Gobierno”. Para el escritor, aquellos fueron los días más duros de Suárez, los momentos amargos de la moción de censura del PSOE contra el líder centrista. “Felipe González le atacó de modo inmisericorde sacando sus antecedentes en el Movimiento Nacional. Además, Fernando Abril Martorell, a la sazón vicepresidente segundo y ministro de Economía, no facilitó los datos económicos que Suárez le requirió para la moción de censura”, concluyó Hernández en aquella entrevista tras la publicación de su libro, un testimonio imprescindible que todo periodista y aficionado a la historia debería leer.


Fuente →  diario16.com

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