Decenas de CENETISTAS fueron ASESINADOS o FUSILADOS por los franquistas cuando huían por mar en O Portiño (La Coruña)


Decenas de CENETISTAS fueron ASESINADOS o FUSILADOS por los franquistas cuando huían por mar en O Portiño (La Coruña): En Galicia, como en el resto de España, el triunfo de los sublevados el 18 de julio de 1936 trajo consigo el genocidio sistemático de los sectores de la población más comprometidos con la causa democrática de la II República y, en general, de quienes creían en unas condiciones de vida mejores para la inmensa mayoría, para los más humildes. El mar era en esta esquina la única frontera democrática. Militantes del sindicato de trabajadores del mar de La Coruña, el “Despertar de la Marina”, de la CNT, prepararon varias fugas por mar. En ellas marcharon los militantes más comprometidos con la resistencia y muchos jóvenes que deseaban evitar el llamado a filas en el ejército franquista.

Desde la costa coruñesa se organizaron hasta 20 fugas clandestinas, de las que 13 fueron exitosas. Algunas fueron espectaculares como la del 5 de enero de 1937, en la que 23 cuadros muy conocidos de la CNT coruñesa llegaron a Gijón en una motora comprada para la ocasión a la que bautizaron como “La Libertaria”. La actividad de la red de fugas, en la que participaban las mujeres y los hijos, muchos de ellos niños, de los militantes sindicalistas, consistía en encontrar refugio a los perseguidos, cotizar para alimentarles, comprar barcos y carburante para las evasiones, establecer enlaces…

El plan de fuga consistía en que militantes del poderoso sindicato de la Industria Pesquera, “Despertar Marítimo”, con 20.000 afiliados de la CNT, embarcarían clandestinamente en 2 pesqueros, el “José” y el “Generoso Linares”. En alta mar, los barcos serían asaltados por los marineros y activistas libertarios, para embarcar por medio de pequeños botes a un centenar de sindicalistas que esperaban en la ensenada de O Portiño para llevarlos hasta Asturias, escapando de un régimen represivo del que no podían esperar más que la muerte o la cárcel, como que les iba ocurriendo a tantos familiares y amigos.

El 3 de marzo de 1937 en O Portiño, cerca de la falda del monte de San Pedro, la noche era infernal, frío, lluvia y viento fuerte del noroeste. Las sospechas de las tripulaciones frustraron el plan, teniendo que desembarcar los asaltantes antes de la salida de los barcos, por lo que los 2 pesqueros libertarios nunca llegaron a su cita. Como se señala en el reciente libro “A Fuxida Do Portiño. Historia, Memoria E Vítimas” de Eliseo Fernández Fernández, un grupo de huidos se perdieron cerca de la medianoche en el Agra del Orzán, donde preguntaron al empleado de la Radio Costera el camino que iba a O Portiño; éste dio varios gritos, que alertaron al vecino Manuel Castro, que era guardia civil, y avisó a la Comandancia, que estableció la operación de captura.

Guardias civiles al mando del teniente Ramos Patiño, ayudado por el sargento Santos Otero y el cabo Fernández Garea, ayudada por militares de la batería del monte de San Pedro, al mando del capitán Parallé Vicente, recorrieron toda la noche la costa coruñesa descubriendo a los huidos, que esperaban en la cetárea de Lamigueiro. Pocos lograron huir de la batida militar. Los anarquistas se dispersaron, algunos se tiraron al mar, 3 se ahogaron (Emilio Rodríguez Doldán, Genaro Pazos Maceira y L.C.G), al que se agregaría un 4º, Manuel Doldán Don. Fueron detenidas 28 personas a los que hay que sumar varios desaparecidos en el mar o asesinados bajo las balas.

Tras un juicio sumario en que se les condenó por rebelión militar, 16 fueron fusilados 3 meses después en el Campo da Rata y el resto, encarcelado de por vida. El único pecado de las víctimas de O Portiño fue pretender huir por mar de la brutal represión que los golpistas de 1936 ejercían en una ciudad como A Coruña.

A pesar de la salvaje represión, el “Despertar de la Marina” de la CNT siguió organizando fugas hasta prácticamente finales de 1938. Sin querer aprovechar ninguna de ellas para huir, el patrón de pesca Manuel Montes, antiguo secretario de la Federación Nacional de la Industria Pesquera cenetista, siguió trabajando en la organización de las fugas hasta que fue detenido y asesinado en su casa. Pagó así su compromiso con su vida.




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