La vida de Felipe González lejos de la política y cerca de la Jet Set
La vida de Felipe González lejos de la política y cerca de la Jet Set
 
La vida de Felipe González poco tiene que ver con su existencia cuando accedió a la presidencia del Gobierno en 1982. Sociedades, empresas, conferencias y propiedades presiden su encomía, Su lujoso nivel de vida parece haberle acercado a su otrora rival político José María Aznar y mantenerse crítico con el ala más izquierdista de su partido, el PSOE del que ha sido su máximo exponente durante años. Esta nueva vida la disfruta con su segunda esposa Mar García Vaquero.

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Por David González / Luis Miguel Montero

Tras el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez, muchos socialistas miran al que ha sido su gran líder indiscutible en las últimas cuatro décadas. González, Jefe de Gobierno de 1982 a 1996, se ha mostrado partidario de una ‘Gran Colación’ PP-PSOE o Ciudadanos-PSOE. También ha sido muy duro cada vez que ha tenido ocasión con el acercamiento de su partido a Podemos.

Desde el ala más izquierdista del Partido Socialista no entienden esta toma de postura del que fuera su líder representativo desde la Transición hasta el final de los años noventa. Claro que, la sorpresa debió ser aún más llamativa cuando González compartió conferencia con el que fuera su gran rival durante años en la política nacional, el también ex presidente del Gobierno, José María Aznar. Ambos mostraron tener buena sintonía y estar de acuerdo en algunos asuntos de la política nacional como el tema de la ‘Gran Coalición’ y el secesionismo en Cataluña, y de la internacional, en especial la dura situación de Venezuela.
 
Patrimonio de Felipe González
 
La vida de Felipe González tiene poco que ver con la que llevaba cuando se trasladó a Madrid en 1976 junto a su entonces mujer, Carmen Romero. Él combinaba la política clandestina con su trabajo como abogado laboralista. La austeridad marcaba su vida.

Algo que cambió radicalmente tras su salida del Gobierno y, según muchos, se hizo aún más visible cuando González se unió a su segunda esposa. En 2008 se hizo pública la ruptura del matrimonio y el inicio de la historia de amor del ex presidente y Mar García Vaquero. Según contó en su momento la periodista Paloma Barrientos los presentó el empresario Luis García-Cereceda. Se da la circunstancia de que García Vaquero fue compañera sentimental durante un breve espacio de tiempo de Cereceda después de separarse, a principios de los 2000, de su primer marido, un médico con el que tuvo dos hijas.

Mar García Vaquero, de 57 años, es licenciada en Ciencias Económicas y cuando conoció a González trabajaba en la división de banca privada de La Caixa. El 2 de agosto del 2012 contrajeron matrimonio en Madrid, en una ceremonia íntima y familiar en la Junta Municipal del barrio del Retiro. En su puesto como asesora senior de la banca privada de La Caixa estaba muy bien considerada. Se dedicaba a gestionar el patrimonio de clientes con alto poder adquisitivo y les asesoraba sobre inversiones y también sobre fiscalidad. Sin embargo, según publicó Vanitatis, se acogió en el 2013 al ERE que presentó la entidad bancaria, con una compensación de 45 días por año trabajado y una prima de 4.000 euros por cada 5 años de antigüedad. Además, durante los dos primeros años, cobró la prestación por desempleo. La hermana de Mar, Begoña, está casada con Pedro Trapote, dueño de la mítica discoteca madrileña Joy Eslava y la cafetería San Ginés. Con su nueva mujer disfruta de su lujosa vida. Pero, ¿a cuánto asciende el patrimonio de González?
 
Lo que cobra el ex presidente González
 
Tras su retirada de la política en 2004, después de 27 años como diputado y presidente del Gobierno, Felipe González Márquez declinó entrar en el Consejo de Estado, a pesar de las ofertas. Sin embargo, durante un tiempo cobró el sueldo de expresidente, de 80.000 euros anuales, desde 1996, y se instaló en una oficina en la madrileña calle de Velázquez, gracias a la dotación de 90.000 euros anuales que él mismo aprobó durante su Gobierno, en concepto de dotación presupuestaria fija para los expresidentes del Gobierno, que incluye alquiler de despacho, coche con un chófer, escolta y un asistente o secretaria personal.

Todas estas actividades eran vigiladas atentamente por el excomisario José Manuel Villarejo, que le llegó a confesar al también excomisario Enrique García Castaño en 2005 que había comprado una casa para el expresidente del Gobierno con cargo a los fondos reservados: “No sé cuántos pagos del PSOE, o sea pagos de la casa al presidente del Gobierno de la época, corrupciones, una lista”, desvelaron los audios de la conversación entre ambos policías, según publicó el periódico Vozpopuli en noviembre del pasado año.

Sobre el papel Felipe González no tendría excesivo patrimonio acumulado, en teoría era “un jarrón chino”, como él mismo se declaró en numerosas ocasiones, es decir, un valioso producto de la democracia que nadie sabe dónde colocar. Así que, por su cuenta, y desde su oficina, González arrancó una frenética actividad viajera por América Latina. Como ejemplo valga contar que en septiembre del año 2000 viajó a México junto a Carlos Slim y participó en la campaña electoral que hizo ganar las elecciones a Vicente Fox. Después visitó al presidente argentino Fernando de la Rúa en Buenos Aires.

Un día después González viajó a Santiago de Chile, donde había sido invitado por Teddy Bautista, de la SGAE, a dar una conferencia en el Congreso Mundial de Autores Cisac 2000. Aquel mismo día se votaba en el Congreso de los Diputados una proposición de ley del Grupo Socialista sobre el régimen general de la Seguridad Social, con la ausencia de González, que aprovechó su viaje a Chile para entrevistarse con Fernando Flores, empresario y exministro de Hacienda con Salvador Allende y promotor del Club de Emprendedores, que se dedica a dar conferencias por toda América Latina.

Sin embargo, la gran fuente de ingresos de González a principios del milenio eran las conferencias, por las que llegó a cobrar hasta 80.000 euros. La agencia que representa a González es Thinking Heads, que también cuenta en su nómina con políticos como Cristina Garmendia o Alberto Ruiz-Gallardón, entre otros.


El que fue el tercer presidente de la democracia posee un caudaloso patrimonio, aunque algunos de sus negocios no pasan por su mejor momento. Felipe González ha ido acumulando pérdidas en los últimos cuatro años por un valor de casi 200.000 euros con la entidad IaIcon Consultoría, dedicada a “la compraventa de fincas rústicas y urbanas, la urbanización de toda clase de terrenos, la construcción y rehabilitación de edificaciones y la promoción, venta y explotación en régimen de arrendamiento de todo tipo de inmuebles”.

González creó la consultora Ialcon en el año 2001 con un capital social de 3.100 euros. El expresidente socialista es el accionista mayoritario, pero sus hijos María, David y Pablo aparecen también en la firma, una empresa en la que todo queda en familia. Tanto es así, que en 2002 Felipe González dejó el cargo de administrador único de la empresa consultora y relegó el cargo a su hija María.

El expresidente socialista posee el 78,2% de las acciones y el 21,8 por ciento restante se lo reparten de a partes iguales María y sus otros dos hijos, Pablo y David (un 7,26 por ciento cada uno), según consta en el registro mercantil. El mandatario también utilizó la sociedad para cobrar por sus trabajos de intermediación, sus asesoramientos como abogado, la participación en foros y conferencias y otros ingresos extraordinarios.

Desde el año 2014 hasta el cierre del último ejercicio, con fecha en el 31 de diciembre de 2017, sus activos disminuyeron un 28,6 por ciento, desde 3,4 a 2,8 millones de euros. En cuanto a los negocios de esta consultoría, IaIcon ha pasado de obtener 1,8 millones de euros a 541.000 euros, lo que supone un 70 por ciento menos tras perder en el último año una cuarta parte de sus ingresos. Los bienes inmuebles con los que cuenta la consultora IaIcón son la propia vivienda de la hija de González, un exclusivo chalé situado en Pozuelo de Alarcón (Madrid) y que también opera como sede social de la compañía.

La segunda de las sociedades en la que Felipe González figura, en esta ocasión como socio único, es Tagua Capital, constituida en abril de 2011 junto a su yerno, el economista Eric Bergasa. Con un patrimonio de 172.000 euros, Tagua Capital se dedica a intermediar y asesorar a empresas. Esta gestora de capital de riesgo de González no obtuvo el rendimiento esperado. Tagua registró al cierre del ejercicio de 2016 unos activos de sólo 72.561 euros y su patrimonio apenas superaba los 15.630 euros.

Sin embargo, González es experto en invertir en negocios ruinosos y sacarles rendimiento. En 2011 compró, por 375 euros, un 10 por ciento de la empresa Oyauri Investment, de donde era consejero su hijo Pablo González Romero. González comenzó a asesorar al entonces presidente de Indra, Javier Monzón, en 2013. Y solo cuatro meses después de su contrato la multinacional de tecnología anunció la compra de la Oyauri por cero euros. Pero a cambio se hizo cargo de pagar un préstamo de un millón de euros realizado a título personal por Felipe González. De esta manera el expresidente se aseguró el cobro de su deuda. Tras la compra de la empresa, Indra anunció además la contratación del hijo de González, al que blindó con una indemnización de 375.000 euros en caso de despido.

Pero el pelotazo más sonado de Felipe González llegó en diciembre de 2010, cuando el expresidente ingresó como consejero independiente en Gas Natural Fenosa cobrando 126.500 euros anuales. Allí permaneció hasta mayo de 2015, siendo sustituido por la exministra de Ciencia e Innovación con Rodríguez Zapatero, Cristina Garmendia.

Tras su paso por Gas Natural, González se embolsó unos 580.000 euros. Y eso que llegó a declarar públicamente que se «aburría» en esta empresa y que ingresó en la misma para conocer el mercado de la energía, del que se declaraba absoluto ignorante. Obviamente, Gas Natural no contrató al expresidente por sus conocimientos del mercado.

Gas Natural precisaba los contactos de González en Iberoamérica (en diciembre de 2014 obtuvo la nacionalidad colombiana), sobre todo en México, donde el presidente Peña Nieto propició una reforma energética para abrir el mercado al sector privado.

Según los registros públicos, Felipe González acumula un patrimonio inmobiliario importante, en gran parte fruto de sus años como asesor empresarial. En octubre de 2012 el expresidente adquirió la finca El Penitencial, en Extremadura, por 425.000 euros.

También posee una casa en Castellar de la Frontera, Cádiz, que le fue regalada, y donde vive su hijo David con su esposa; y un chalet familiar en la urbanización madrileña de Somosaguas, donde vive su hija María, ya que él se trasladó a vivir con su nueva pareja, Mar García Vaquero, a un piso de alquiler en la calle de Velázquez, en Madrid, propiedad de su cuñado el empresario Pedro Trapote, valorada en 3,5 millones de euros. Hace años Felipe González vendió una casa cerca de Tánger, junto al mar, a la familia real marroquí. El coste de la misma se calculó en unos 2,5 millones de euros. El excomisario Villarejo habría monitorizado todos estos movimientos del expresidente del gobierno.

La finca, donde el expresidente y su esposa se escapan algunos fines de semana, está situada en la sierra de Guadalupe, en Navalmoral de la Mata (Cáceres), que fue adquirida por el político en 2013.

En el mismo año que creó Tagua, González compró a su hijo Pablo el 10 por ciento de las participaciones de Oyauri Investment, una pequeña sociedad dedicada a la consultaría que éste había montado, por la cantidad de 376 euros. La situación cambió cuando Indra entró en el capital de Oyauri desembolsando 1,5 millones de euros y haciéndose así con el 33% de la empresa, lo que produjo que la parte de la consultora perteneciente al expresidente aumentara su valor hasta los 310.000 euros.
 

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