83 años después del estallido de la Guerra Civil cientos de miles de cuerpos esperan a ser desenterrados, honrados y que se haga memoria.
La memoria histórica en España: un ejercicio de desmemoria: La noche del 29 de diciembre de 1936 llovía. En Poyales del Hoyo, cinco mujeres fueron arrancadas se sus hogares por diez asesinos falangistas, capitaneados por Ángel Vadillo. El apodo de este criminal no era otro que «el 501», ya que había asesinado a 501 personas en los pueblos de la zona. En la noche lluviosa se abría paso un camión, en dirección Candeleda. El frío y la lluvia ya no importaban. Iban camino de la muerte.
Ellas eran Virtudes de la Puente Pérez, era la mayor y tenía 53 años. Su delito no está claro, aunque los vecinos apuntan que era por protestante. Le seguía Pilar Espinosa Carrasco, tenía 43 años y la mataron por leer El Socialista y por enseñar a leer a los vecinos de Poyales. Valeria Granada, que estaba embarazada, también viajaba en ese camión. El motivo de su muerte a los 26 años fue pura venganza. Completaban el grupo la hija de Pilar, de 14 años, Obdulia y la hija de Valeriana, de dos años. Al poco de arrancar el camión los falangistas las hicieron bajar, por compasión, y las mandaron andando de vuelta al pueblo. Ambas salvaron la vida.
Valeria murió la última de las tres. Su marido estaba obligado a combatir en las filas del Frente Nacional. No tenían mucho que temer en Poyales, o eso creían. Según cuentan los vecinos de la zona, una dirigente falangista estaba enamorada de su marido. Esta denunció a Valeria y provocó que ella y el feto que llevaba dentro, muriesen.
El enterrador de las chicas, que presenció la escena, tuvo que ver como una vez asesinada, el feto se movió, hasta que uno de los asesinos de la cuadrilla abrió en canal a Valeria, sacó el feto y lo mató a base de pisotones. Después, rellenaron su vientre con hierbas. Desde ese momento, el enterrador no volvió a hablar ni comer hasta que murió una semana después.
En 2002 se hizo justicia y sus restos fueron exhumados. Finalmente, en 2011, Antonio Cerro Valverde, alcalde de Poyales del Hoyo por el Partido Popular, ordenó abrir el panteón, destrozar la tumba y trasladar los restos de las víctimas a una osario común a cinco metros, junto a otros restos, sin el permiso ni la presencia de los descendientes. Y sin ninguna referencia a sus nombres o las fechas en las que fueron asesinadas. Condenadas al olvido.
Historias como estas llenan todo nuestro país. Cientos de miles de cuerpos esperan a ser desenterrados, mientras se convierten en un tema tabú y cada vez más olvidado. Bien porque los mayores evitan recordar la guerra o su voz se apaga o porque los jóvenes desconocemos su historia.
En España hay más de 2.500 fosas en las que hay más de 130.000 víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista. Claro, que estos datos no son del todo fiables ya que se recogen todas las fosas encontradas desde los primeros proyetos de recuperación de memoria histórica. Incluídas las trasladadas al Valle de los Caídos y las no localizadas. No obstante, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) apuntan a que el número de fosas sin localizar puede ser el doble.
Además, desde 2011 estos datos no son actualizados. Desde la llegada de Mariano Rajoy al Gobierno, el presupuesto dedicado a la recuperación de la memoria histórica ha sido de cero euros. La ayudas y subvenciones se han visto suprimidas y con ello las exhumaciones en nuestro país. No obstante, puedes consultar el mapa de fosas aquí.
A día de hoy solo se han podido abrir 740 fosas y recuperar unos 9.000 cuerpos víctimas de la guerra y la dictadura. Por ello, el arqueólogo forense Francisco Echeverría ha insistido al Estado en implementar un plan urgente de exhumaciones. El informe, que prevé un plan de cinco años reconoce que no se van a poder recuperar a todas las víctimas. Además, cuanto más tiempo pase, más difícil será la identificación de los cuerpos debido a que los descendientes morirán.
Por si fuera poco, somos el primer país de la Unión Europea en número de desapariciones forzadas. Solo nos supera Camboya, a nivel mundial, con cerca de un millón y medio de víctimas.
El valle del Tiétar y La Vera: una gran fosa
Tanto el valle del Tiétar y la comarca de La Vera (Ávila y Cáceres) son un gran cementerio. Bajo muchas de las cunetas de la zona todavía quedan multitud de historias que merecen ser contadas. Por eso, hablamos con Isabel Fernández Navas, presidenta del Foro por la Memoria valle del Tiétar y La Vera.
¿Quiénes sois?
Somos el Foro por la Memoria del valle del Tiétar y La Vera. Llevamos en activo desde el año 2000 y luchamos para que se hable de memoria, se haga justicia, se hagan monumentos y haya un control de las fosas, porque todos los pueblos de la zona tienen al menos una fosa.
¿Cuál es la situación en la zona respecto a la memoria histórica?
La situación es una situación de vetarlo todo. Aparte en la zona hay mucho miedo. La gente no habla y los familiares de las personas que están en las fosas no se preocupan. Yo soy de Pedro Bernardo, y en el 2000 cuando empezaron a abrir fosas creamos el foro y había muchos hijos de represaliados que estaban vivos, pero han ido muriendo.
Nuestra situación es de lucha continua. Al intentar meter mociones en los ayuntamientos sobre la mal llamada Ley de Memoria Histórica las rechazan. Estos ayuntamientos prevarican al incumplir una Ley, y al denunciar el juzgado te lo archiva. Entonces es una lucha constante que te deja con mucha impotencia.
En estos pueblos el Franquismo sigue vivo.
Con lo que pasó en Poyales del Hoyo cuando las volvieron a meter en una fosa montamos una mafiestación pacífica en el pueblo y nos decían que si Franco viviera estaríamos muertos. Pedimos a la Delegación del Gobierno que nos protegieran y mandaron a dos guardias civiles que no hacían nada mientras el pueblo nos rodeaba. Hicimos hasta fotos de los restos y no tuvieron la dignidad ni de hacer una caja para meter los restos digna, era una caja transparente donde se veían los huesos. Encima ha quedado impune.
¿Cuántas fosas hay localizadas?
Pues todos los pueblos tienen. No tenemos todas localizadas, pero tenemos muchas guardadas en los archivos. El problema es que mucha gente accede a decirnos donde hay fosas, pero luego no accede a que fotografiemos por miedo. Yo conozco mucho la situación de Pedro Bernardo donde hay cinco fosas comunes en fincas privadas y los dueños no te dejan entrar.
La junta de Castilla y León ha hecho un decreto que nos complica mucho más que la Ley de Memoria Histórica, que ya de por sí es restrictiva. Este decreto dice que pidas una subvención muy pequeña a repartir en varias asociaciones que dice que tú saques a tu familiar y te le lleves a tu tumba, y esa fosa que es una prueba de un crimen no consta en ningún lado. Y si no haces una prueba de ADN que pagues con tu dinero, ni siquiera sabes si te estás llevando los restos de tu abuelo. Son situaciones angustiosas, en el año 2010 hicimos jornadas donde hijos de víctimas hablaban y ahora no lo podríamos hacer porque estos hijos ya han muerto. Todo esto va quedando en el olvido.
Ni siquiera el PSOE nos ayuda. Se alinea con el PP o con Ciudadanos para apoyar alguna moción. Nos tienen bloqueados en la lucha, donde todo nos lo pagamos con nuestro dinero porque no tenemos ninguna subvención. Estamos hasta arriba.
En definitiva, el valle del Tiétar y La Vera está lleno. Tú imagínate la de gente que hay enterrada en cada pueblo.
¿Por qué sigue habiendo miedo 83 años después?
Porque en estos pueblos el Franquismo sigue vivo. Es así de lamentable. Yo estuve en el Ayuntamiento de Pedro Bernardo de concejal y mi voto era decisivo para poder lograr mayoría. Logré que se quitara una placa en la Iglesia con la Ley de Memoria Histórica y tuve una persecución brutal en el pueblo. A mí me da igual, pero me dicen roja y de todo para marcarme.
En este pueblo mataron a veintitrés personas y la única nieta que está luchando por la memoria histórica y la dignidad de mi abuelo, que nunca la ha perdido, soy yo. Porque los familiares de los que están tirados por las cunetas del pueblo no les interesa la lucha. Estos pueblos fueron bastante machacados y parece que el miedo ha ido de generación en generación.
Hace unos meses quedamos con una persona de Mombeltrán (Ávila) para que nos dijera donde estaban las fosas en el pueblo y al grabar nos pidió que no apareciera la cara. Hace poco nos pusimos en contacto con él para que nos pasara una lista con el nombre de todas las personas que hay en las fosas y ya se negó en rotundo.
¿Cómo se vivió la Guerra Civil en la zona?
Aquí no hubo Guerra Civil. Las tropas marroquíes entraron por la zona de la sierra que viene de Arenas de San Pedro el 14 de septiembre, entraron en el pueblo, que era de izquierda republicana, quitaron una bandera roja que había en la iglesia y pusieron la nacional. Estuvieron en el pueblo entrando en las casas, robando y llevándose el oro que veían y asesinando a la gente que se quedaba, que eran republicanos señalados, y no huían para Madrid.
También derribaron la Casa del Pueblo de la UGT e hicieron casas para los maestros. Pedro Bernardo es el único pueblo que tiene el orgullo que ha tenido a presos franquistas haciendo las casas a los maestros y al alcalde que había.
En Cuevas del Valle (Ávila), por ejemplo, sí que murió mucha gente que iba a luchar a la batalla que hubo en el Cerro del Pico. En toda la zona hay mucha gente tirada en el campo. Cerca de Ávila, en la Cuesta de la Parra, cerca del parador llevaban a represaliados de la carcel de Ávila a los que decían que iban a llevar a la carcel de Arenas de San Pedro y los asesinaban allí.
¿Qué se puede hacer?
Hay que seguir denunciando, haciendo manifestaciones y en definitiva, seguir en la lucha. No podemos echar mano de ninguna Ley por este decreto de Ávila lo que nos limita. Los foros de la memoria están trabajando en una Ley de Víctimas del Franquismo que se presentará en el Parlamento. En esta lucha estamos juntos todos los foros porque estamos confederados luchando con los partidos por hacer justicia. Están intentando que el tiempo pase y que cada vez quede menos gente y se más difícil seguir con la lucha.
Además, todos los años hacemos un recorrido con los monumentos que hemos puesto por toda la zona, y poco a poco va viniendo más gente y va conociendo lo que ocurre. También hacemos presentaciones de libros como el de los maquis que comentaba antes. O en la Garganta de Alardos (Madrigal de la Vera, Cáceres) hemos puesto una placa en honor a los maquis que fueron abatidos allí, donde incluso tienen una zona que se llama el Charco del maqui desde esa ejecución.
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