El fascismo que nos amenaza

El fascismo que nos amenaza: De repente en este país hemos empezado a hablar en los medios de Vox y en pocos meses lo hemos visto como algo natural. Los medios se han aprovechado de la ideología que arrastran para llenar titulares y tras las elecciones aceptamos que los 24 diputados que han conseguido sean un mal menor, cuando lo es mayor. Decir que, analizados los resultados, España ha frenado al fascismo es precioso, pero es mentira. Es cierto que temíamos un resultado muy superior, pero de pronto tenemos dos millones y medio de votantes, que ya no son aquellos de “la ultraderecha en España no tiene representación porque vota al PP”, no: estos son orgullosamente ultraderechistas. Por eso no es suficiente con el desahogo que suponen estos resultados, hay que seguir luchando contra unas ideologías que van en contra de todo lo deseable para el ser humano.

Estoy muy de acuerdo con estas palabras del periodista Isaac Rosa: al fascismo no hay que hacerle frente en las urnas, o no solo en las urnas. La electoral es solo una de las vías por donde se abre paso. Para empezar, en estas elecciones no solo hubo un partido diciendo mamarrachadas sobre feminismo, armas, inmigración o Cataluña. Más grave fue que dos partidos “demócratas” comprasen parte de la agenda, le diesen legitimidad y hasta los invitasen a entrar en un gobierno. Supongo que los conservadores y liberales europeos estarán muy contentos con PP y Ciudadanos.

Qué está pasando para que no solo en España sino en muchos países de Europa esté renaciendo el fascismo. “El fascismo florece en momentos de gran ansiedad, porque se puede relacionar esa ansiedad con una idea falsa de pérdida. La historia que se cuenta es que una sociedad antes poderosa ha sido destruida por el liberalismo o el feminismo o el marxismo cultural o lo que sea, y así haces que el grupo dominante se sienta enfurecido o resentido por la pérdida de su estatus y poder. Casi todas las manifestaciones de fascismo reflejan este discurso […] Los fascistas siempre están hablando de un pasado glorioso que se ha perdido, y se aprovechan de esa nostalgia. Por eso, cuando luchas contra el fascismo, tienes una mano atada a la espalda, porque la verdad es compleja y confusa y el discurso mítico es siempre claro, atractivo y agradable. Es difícil minarlo con hechos”. (Cita del libro ‘Facha. Cómo funciona el fascismo y cómo ha entrado en tu vida’, del profesor Jason Stanley, de la Universidad de Yale).

Ante esta amenaza política, sociológica y económica ¿qué podemos hacer los ciudadanos y los gobiernos? Sigo citando a Jason Stanley: “Deberíamos escuchar el aviso que figura en el poema que se encuentra en un lateral del edificio del Museo de EEUU del Holocausto, que dice: ‘primero, vinieron a por los socialistas, y yo no dije nada porque no era socialista. Luego vinieron a por los sindicalistas, y no dije nada porque no era sindicalista. Luego vinieron a por los judíos, y no dije nada porque no era judío. Luego vinieron a por mí y no quedaba nadie que hablara en mi favor”.

En una España rota no por el independentismo sino por la creciente desigualdad socioeconómica, podemos consolarnos viendo cómo Vox concentra su voto en los distritos de clase alta. Pero su filtración en los barrios obreros no es despreciable (en torno al 10% en no pocas zonas, viniendo de la nada). Y una vez legitimado electoralmente, podría crecer mientras sigan creciendo la desigualdad, la incertidumbre, el miedo y el rencor.

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