La transmisión del horror

La transmisión del horror: "La ausencia de sanción del crimen por parte del Estado reactiva el desamparo que opera como un factor desestructurante del psiquismo". / Diana Kordon y Lucila Edelman

Desde muy niño sentí en casa ese dolor, esas palabras a media voz, los susurros, los silencios que no decían nada, pero que trasmitían sin saberlo todo ese sufrimiento generado por los crímenes fascistas en mi familia. Años después toda esa tristeza encerrada entre paredes de llanto ha inundado mi vida, lo que mis padres, la segunda generación del genocidio, no fueron capaces de hablarme por miedo a hacerme daño, me lo dijeron sin hablar, con la frustración, el duelo eterno, las ansias de justicia, las ganas de venganza, el miedo, ese miedo que se incrustó en mi corazón, trasmitido desde sus sufridos corazones de huérfanos y víctimas del brutal holocausto español.

Leyendo el libro “Desenterrar las palabras, transmisión generacional del trauma de la violencia política del siglo XX en el Estado Español”, de Clara Valverde Gefaell (Icaria 2014), voy entendiendo tantas cosas que han afectado y afectan a mi vida, situaciones que nunca había entendido en mi comportamiento, en mi estado de salud mental, que ahora me hacen ver algo de luz y entender gran parte de los problemas emocionales que han surgido en mi ciclo vital.

Los expertos en transmisión generacional consideran que esto es lo habitual en una España que no ha cumplido sus deberes elementales de cualquier democracia, para la verdad, la justicia y la reparación, consintiendo deliberadamente una sociedad enferma del duelo individual y colectivo, encontrándonos con cientos de miles de nietas y nietos de víctimas del trauma de transmisión generacional por violencia política, sin que en la mayoría de los casos esas personas sean conscientes de lo que les sucede, de lo que llevan dentro de sus mentes y que tanto daño les genera.

Una Ley de Memoria Histórica que no sirve para, que se incumple de plano en todas partes, incluso desde partidos de las supuestas “izquierdas”, manteniendo el insulto que supone un callejero de criminales de lesa humanidad en cada pueblo y ciudad, que no incorpora la creación urgente de una Comisión de la Verdad, que desvele hasta el último asesinato, la última tortura, la última desaparición, que genere procesos para tratar y financiar desde el estado estos traumas asociados al genocidio fascista en todo el estado español.

Ya nos han humillado demasiado a los familiares de los asesinados, lo siguen haciendo desde cada institución pública, mirándote mal cuando exiges verdad y reparación, poniendo todo tipo de obstáculos y haciendo lo posible para que nos cansemos de seguir luchando contracorriente. A veces sientes como que te hicieran un favor cuando se abre algún pequeño proceso, pero que en el fondo todo es mentira, que en este lugar del planeta su gobierno, su monarquía, sus jueces, sus comunidades autónomas, sus diputaciones, sus cabildos, sus ayuntamientos, no son más que la perfecta tapadera para seguir ocultando el horror, una ideología instaurada en cada estamento de un fascismo que lleva gobernando España desde el año 39.

Algún día cuando hayamos muerto la inmensa mayoría de las nietas y nietos, las victimas directas del trauma de transmisión generacional por violencia política, se hablará de España como un estado fallido, la patria del fascismo mundial, en ese momento ya será tarde para cerrar todas esas heridas abiertas, se desbordará todo ese odio de clase, estaremos condenados a que de nuevo se repita la historia.

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