El franquismo mas abominable, los robos de niños: El patronato franquista de protección a la Mujer ocultaba auténticos reformatorios en los que las jóvenes que no se adaptaban a la moral de la época sufrían las consecuencias de su ‘rebeldía’. Allí surgieron buena parte de las tramas de niños robados que funcionaron en España desde 1940. Menores embarazadas eran ‘encerradas’ para ocultar su gestación o para que las monjas ‘cuidasen’ de ellas. Muchos de los bebés eran después dados en adopción con o sin el consentimiento de las madres. El patronato lo residía Carmen Polo y dependía del Ministerio de Justicia. Controlaba decenas de centros por toda España, gestionados por órdenes religiosas.
Allí llevaban a mujeres de bajo nivel, a jóvenes consideradas rebeldes..había matrimonios que iban de visita a la guardería del centro. Se ponían las cunas en fila y los veían a todos. Al cabo de unos días, faltaba un niño. El centro madrileño de Padre Damián estaba gestionado por monjas adoratrices y POR el ginecólogo Doctor Vela, uno de los nombres que más se repite en las tramas de tráficos de niños, aparece en muchas denuncias de madres que sospechan que les quitaron a sus hijos dándolos por muertos al nacer. Si no había ninguno disponible, lo robaban, diciéndole a la madre que había muerto. La barbarie llegó hasta el punto de mantener cadáveres de bebés congelados en sus sótanos para hacer creer a las madres que su hijo estaba muerto.
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Al centro de Peñagrande llegaban menores embarazadas de toda España, muy vulnerables. A algunas las habían enviado sus padres para disimular la gestación y dar luego al niño en adopción ; a otras, las habían detenido los de Patronato o habían terminado allí después de pedir ayuda a una asistente social. El robo de niños se asumía como normal. Un día llegaron 2 niñas de Peñagrande que acababan de dar a luz. Tenían el pecho vendado y lloraban porque decían que les habían quitado al hijo. Nadie se escandalizaba.
Había muchas menores embarazadas, y mucha demanda de niños. Todo institucionalizado: Los “religiosos” se dirigían al centro diciendo que tienen una familia católica buenísima que quiere un niño y que le den uno para saltarse la lista de adopciones. Todo lo arreglaban entre ellos. Las monjas coaccionaban a las menores desde que llegaban al centro, las machacaban para que diesen a sus hijos a una familia ‘mejor’ que ellas. Muchas veces eran sus padres los que decidían la adopción por encima de su voluntad. Otras, directamente se los quitaban. Había otros centros en Madrid en el que se ejecutaban estas prácticas. La maternidad de Peñagrande, hoy instituto reconvertido, funcionó hasta 1983. Hoy muchas de esas madres se están uniendo a través de Internet para reivindicar sus historias.
Al menos 2 chicas se quitaron la vida, una de ellas, se habría precipitado por el hueco de la escalera, había dado a luz el día antes y le habían quitado el niño. En las visitas de matrimonios a la guardería del centro se ponían todas las cunitas en fila y los veían a todos. Al cabo de unos días, faltaba un niño y, claro, su madre también, como si se tratara de un mercado. Al botiquín llevaban a los bebés enfermos, algunos no volvían, a las madres les decían que habían muerto, pero se los llevaban familias en adopción.
Fuente → diario6.com
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