Un Rey Mago nazi y cientos de soldados romanos: así fue el día de Reyes de 1941 en Madrid: Representantes de Hitler repartieron juguetes a los niños españoles mientras desfilaban «legiones» de infantes y se instalaba un enorme portal viviente en el Retiro
Veías desfilar a soldados romanos con sus cuadrigas, tipos armados protegiendo el recorrido o jerarcas del régimen presidiéndola. El público, aparentemente, en aquel Madrid aún con cientos de edificios destruidos o afectados por los bombardeos y los combates, estaba entregado a un fastuoso evento que terminaría en un por entonces circulable para los coches —de ahí el nombre de Paseo de los coches— parque del Retiro. Allí, un inmenso belén viviente culminaba los festejos en los que el Frente de Juventudes tuvo un gran protagonismo. Estaba compuesto por las llamadas Falanges de Voluntarios, organizadas en tres grupos o «legiones»: Flechas (de 10 a 13 años), Cadetes (de 14 a 16 años) y Guías (de 17 a 20 años). La unidad básica era la escuadra, y los mandos se denominaban jefe de escuadra, de falange, de centuria y de legión. Organizaban numerosas marchas a la montaña, donde crearon Escuelas de Montaña, y los populares campamentos, que por supuesto incluían instrucción y adoctrinamiento en las «bondades» del régimen.
Cartel del Frente de Juventudes para la campaña de Navidad y el desfile del dia de Reyes de 1941
EL DESFILE DE LA VICTORIA
Es el día de Reyes de 1941, «tercer año de la Victoria» contra los rojos, la masonería, el comunismo internacional y los judíos. Así se había proclamado hasta la saciedad y el franquismo, ya constituido, intentada dar una imagen de «normalidad» a la vida cotidiana.
El periódico Legiones y Falanges, describió la cabalgata de Reyes de esta manera: «La original cabalgata que precederá a la ceremonia de apertura ha de alcanzar una vistosidad que se traducirá en un espectáculo inolvidable para los que tengan la fortuna de presenciarla. Abrirán la marcha cinco ángeles portadores de los cinco símbolos del Nacimiento. Tras ellos, cinco flechas, vestidos de romanos y portadores de otros tantos estandartes. Y luego los heraldos con las trompetas, vestidos también de modo apropiado. Seguirán a estos dos cuadrigas, conducidas por muchachos del Frente de Juventudes. Después, al mando de un capitán, las escuadras y centuriones, los soldados romanos. Y cerrando la comitiva, los banderines de O. J., al frente de dos centurias precedidas por música y tambores. A la puerta del Nacimiento, que está instalado a la izquierda de la entrada del Paseo de Coches, esperarán la llegada de la comitiva todas las figuras del Nacimiento. El “Mesonero” hará solemne entrega de la llave de Belén al capitán y en este momento sonarán las trompetas llamando a la apertura. Un heraldo desplegará un pergamino y lanzará a los cuatro vientos las voces de llamada. Y, abierto el recinto, las figuras irán a ocupar sus puestos, mientras los mandos y el séquito dejarán paso a los invitados. Ya en el nacimiento, frente a la entrada, en unos puestos colocados circularmente, camaradas de la Falange Femenina venderán dulces, libros y juguetes».
LA ESVÁSTICA DE PASEO POR LA CIBELES
«Los madrileños, el 13 de octubre de 1941, vieron desfilar a sesenta y dos jóvenes nazis por el centro de la ciudad, tomándose la foto de un grupo de ellos, con estandartes y banderas, pasando frente a la Cibeles»
Una de las imágenes más poderosas no tuvo lugar en el Retiro, ni en el centro de la ciudad con la cabalgata de Reyes. Ese mismo año, en octubre, una delegación de las Juventudes Hitlerianas (Frente de Juventudes) visitó la capital, tras hacer lo propio en Barcelona. Era un acto más, entre muchos otros, de hermanamiento entre el franquismo y los nazis. Además, juventudes de uno y otro país se conocieron. Muchos jóvenes fascistas viajaron hasta Alemania, donde la prensa franquista afirmaba que el ambiente era de gran «alegría». Los madrileños, el 13 de octubre de 1941, vieron desfilar a sesenta y dos jóvenes nazis por el centro de la ciudad, tomándose la foto de un grupo de ellos, con estandartes y banderas, pasando frente a la Cibeles. También se organizaron festivales deportivos y conciertos. Poco antes, en los actos del día de Reyes de aquel año de 1941, tuvo lugar una entrega de juguetes del gobierno alemán a los niños y niñas españolas en la embajada de Alemania, en el número 4 del Paseo de la Castellana.
Miembros de las Juventudes Hitlerianas desfilan por el centro de Madrid (octubre de 1941)
«Era un secreto a voces que, en los últimos años de la República, había sido un sitio habitual de espías alemanes en la capital»
Durante la guerra, la embajada había sido protagonista de grandes tensiones. El lugar invitaba a la desconfianza. Era un secreto a voces que, en los últimos años de la República, había sido un sitio habitual de espías alemanes en la capital. Como lugar para establecer contactos, mantener reuniones con soplones y agentes e intercambiar información, era perfecto. El gobierno respetaba la inviolabilidad del edificio.
La embajada alemana en Madrid. Fuera, en el exterior, soldados y milicianos. Seguidamente, imágenes de los refugiados y sus familias entre julio y noviembre de 1936. Fotografías: Otto Wunderlich
Una vez proclamada la Guerra Civil, muchos alemanes pidieron refugio en sus instalaciones. Temían represalias, sobre todo a partir de noviembre de 1936, cuando Hitler formalmente reconoció a Franco como líder de un país amigo. Madrid vivía una catástrofe continua que llegaba, sobre todo, por aire. Los bombardeos la estaban destruyendo poco a poco. El ejército golpista se hallaba a las puertas de la ciudad. Las familias alemanas, muchas de ellas sospechosas de apoyar a los sublevados, llevaban varios meses viviendo en su interior, llevando una vida más o menos normal. Pero con el anuncio del reconocimiento de Alemania a Franco se ordenó el desalojo de la embajada y su incautación, que se produjo entre amenazas de choques armados o fusilamientos. Fuera, en el exterior, les esperaban decenas de milicianos armados. El terror cundió entre los residentes, que sin embargo no estaban desarmados. Al desalojar el edificio se encontraron pistolas y granadas.
Nadie podía saber lo que sucedería en los años siguientes. Menos aún los alemanes que se refugiaron en su interior. Todavía menos el personal diplomático, que hubiera dicho que era imposible que poco después, en 1941, allí mismo, un representante de Hitler entregase juguetes a los niños de España. Sin embargo, la historia traería más sorpresas, como el derrumbe del régimen nazi.
Fuente → agenteprovocador.es
No hay comentarios
Publicar un comentario