Los franquistas masacraron a cientos de republicanos en Arahal (Sevilla)

Los franquistas masacraron a cientos de republicanos en Arahal (Sevilla) en Julio de 1936: Después de un bombardeo por un avión de la base de Tablada los franquistas se aproximaron al pueblo, y comenzó un violento cañoneo indiscriminado. El terror se adueñó de la población que huyó por centenares hacia el campo. Ancianos, madres con niños, personas de toda condición, corrían en todas direcciones mientras los obuses caían en el pueblo. Cuando la columna se aproximó a Arahal el concejal socialista Raimundo Lozano Cuadra se dirigió a la cárcel municipal y abrió la puerta de la misma para que los 36 derechistas detenidos la abandonaran, aunque solamente lo hicieron 14 de ellos. Pero unos miserables prendieron fuego a la carcel y murieron asfixiados 22 personas, lo que sirvió de excusa para la brutal represión fascista.

Salvaje y criminal. La “matanza africanista” que se vivió en Arahal el verano de 1936 fue uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil. Cuando los sublevados entraron en el pueblo asesinaron directamente a más de 200 Republicanos en los 2 primeros días bajo el tableteo de la ametralladora, situada en la plaza del pueblo conocida como La Corredera. Fue una salvaje represalia, sabiendo que entre ellas no estaban ninguno de los culpables de los hechos de la cárcel. Desde la calle Felipe Ramírez, los militares ponían en fila a hombres y mujeres que las autoridades franquistas señalaron, por haber pertenecido a algún sindicato, un partido, o por el simple hecho de haber formado parte de una manifestación”. Empujados, casi como animales, salían a la plaza en grupos, mientras a plena luz del día eran acribillados por las balas.

No fue una represión de contestación o venganza, en los siguientes días y semanas se siguió asesinando y otros 200 vecinos fueron eliminados. La represión franquista acabó con la vida como mínimo de 426 Republicanos, aunque ninguno de ellos fue responsable de la muerte de los derechistas, los autores de aquella atrocidad huyeron del pueblo cuando entraron los fascistas. Dos meses más tarde los represaliados iban aumentando, hasta alcanzar, según los cómputos más recientes, las 700 víctimas.

En el libro “Una razia espantosa. Arahal, 1936”, el autor, José María García Márquez, se pregunta por qué se llamaba Nacionales a uno de los bandos. “No eran nacionales, eran bandas armadas, bandidos con algunos falangistas a los que le pagana 5 pesetas para venir a Arahal” igual, dice, que “ni Queipo de Llano ni Franco eran generales, estaban expulsados del Ejército”. Para el escritor, no existe “rigor histórico” porque el lenguaje utilizado “está intoxicado” y han construido la historia en función de los intereses y visión del vencedor.

Sólo se conoce una fosa en Arahal en el antiguo cementerio donde muchos serían fusilados, actualmente es un parque municipal. Otros fueron fusilados en un eucaliptal junto al puente del Arroyo Salado a 5 km desde Mairena en la carretera que va de Mairena del Alcor a la Autovía A-92. Allí se fusiló masivamente a gente de todos los pueblos del alrededor, que posteriormente fueron enterrados en el cementerio de Arahal. Los restos deben seguir allí. El Eucaliptar de la Sangre o la Fuente Molinilla podrían ser otra de las zonas donde se hallarán restos óseos de aquella matanza.

María y Valle Alcaide Martín tenían solo 5 años de edad: “Recuerdo cómo mi madre nos llevó al campo cuando empezaron a caer bombas para que estuviéramos a salvo”, recuerda María. Con la madre, Pastora Martín Sotillo se encontraban sus 11 hermanos. “Como no llevábamos comida, mi madre bajó a recoger algo a mi casa y en aquel momento la cogió la guardia para preguntarle por 2 de sus hijos, José y Manuel”. Pastora sabía que estaban en el frente republicano luchando como milicianos.

“Les dijo a la guardia que no sabía dónde estaban y que si lo supiera tampoco se los diría”. Con 47 años, fue trasladada a la cárcel que habían improvisado cerca del ayuntamiento. Su vida estaba centrada en la crianza de sus hijos y nunca había participado en política. María y Valle, acompañaban a una de las hermanas mayores, Rafaela, a llevarle comida a la madre, “..hasta que un día un guardia dijo que no fuéramos más..”.

El 9 de agosto, Pastora fue fusilada en las tapias del cementerio de Paradas. La vida de las Alcaide cambió para siempre. El hambre, la tragedia, el destierro y el sufrimiento se apoderaron de esta familia. El padre, Joaquín murió poco tiempo después, sin poder soportar aquella situación y sin conocer el paradero de sus 2 hijos. A veces acompañaba a su hermana Carmelita con canastos de comida a sus hermanos prisioneros esclavos que trabajaban en la construcción del Canal de los Presos, cerca de Bellavista. José Alcaide saldría de la cárcel en 1944. Manuel murió fusilado, con apenas 20 años, en mayo de 1940.

Las Alcaide vivieron durante largos años el desprecio de las autoridades en el pueblo. María recuerda cuando no dejaban a ninguno de sus hermanos comer en los comedores sociales. “Sabían que éramos hijas de rojos y no nos dejaban entrar. Tampoco pudimos tener el subsidio de los niños que puso Franco porque teníamos que decir que mi madre había muerto y yo cómo iba a poner eso, si la habían matado”..

banner distribuidora