El Partido Comunista de España da por concluido y agotado el Pacto Constitucional: “La Constitución del 78 está agotada y el régimen está en crisis porque no garantiza la vida digna”. Este es el mensaje que lanzó el Partido Comunista de España en un acto celebrado en Madrid en el 40 aniversario de la Carta Magna. Si hace cuatro décadas el PCE aplaudió esa Constitución por su articulado avanzado en política de derechos económicos y sociales, hoy, tras la incapacidad de la Constitución de garantizar dichos derechos, el PCE da por concluido y agotado aquel pacto constitucional y reivindica un nuevo proceso constituyente para construir otro modelo de país. Desde la dirección del Partido Comunista de España, Lola Sánchez, que presentó el evento, escenificó la defunción: “A esta Constitución la ha matado la oligarquía, los borbones, la patronal y los todopoderosos que la han reformado por la puerta de atrás para sus beneficios, no para la clase trabajadora”. Anunciaba así el comienzo de una campaña ofensiva por un proceso constitucional.
Julio Anguita, el primero en tomar la palabra aseguró que la Constitución que se estaba celebrando ese día en el Congreso de los Diputados, “no tiene nada que ver con la Constitución que se aprobó el 6 de diciembre de 1978”. Habló sobre los tres cambios que sufrió, modificaciones cuyo contenido y consecuencias desarrolla en un artículo publicado en la página 3 de este MO. Dijo que en este encuentro “reactualizamos la ruptura que hicimos en 1996”, que en las instituciones hay que trabajar ya en nombre de esa III República que no mira al pasado sino a las realidades del siglo XXI. Y que también hay que trabajarla en la calle, en los tajos, en la conciencia de los intelectuales… “Allá donde haya gente ávida de buscar soluciones para los grandes problemas, nuestro mensaje tiene que ser la III República Española”.
La voz de la veteranía del Partido que luchó desde la defensa de la República hasta nuestros días, pasando por la guerra y la lucha clandestina, la puso Paquita Martín quien cuestionaba “¿esta democracia de quién es? ¿del pueblo o de los cuatro que gobiernan malamente?”.
Contó que ella estuvo en la escuela durante la República, lo que eso significó para ella y su generación, la alegría y la confianza que tenía el pueblo en que el fascismo no pasaría… y la losa que cayó al final de la guerra: no había trabajo, ni dinero, ni comida, las cárceles estaban llenas… Pero, a pesar de todo, desde ese mismo momento comenzó la resistencia en las colas de las puertas de las cárceles sembrando la semilla de la unión. Nonagenaria, Paquita reivindica un presente y un futuro digno para la juventud denunciando los contratos de miseria, los sueldos infames… y animándoles a salir a las calles a luchar, porque “o la clase trabajadora pelea o la matan”. Con la historia de un siglo sobre sus espaldas, Paquita lo dejó muy claro: “Si el pueblo no avanza, avanza el capitalismo”.
Fue otra mujer, Silvia Álvarez, secretaria de organización de la UJCE, la que recogió el testigo reconociendo y agradeciendo el trabajo de las camaradas que como Paquita lucharon por la conquista de los derechos. También subrayó y enumeró lo que a las mujeres les falta por conquistar partiendo siempre desde las trincheras de un feminismo de clase: “Nunca seremos verdaderamente libres si no nos liberamos como clase. Queremos una vida digna como mujeres y como clase obrera”.
40 años bastan
“40 años bastan. La Constitución del 78 ya no nos sirve a los jóvenes” dijo el Secretario General de la UJCE, Xavi García Fernández. “Sabemos de dónde viene nuestra democracia y que se hizo en un momento de excepcionalidad”. Recordó que la democracia no la trajo ni Fraga ni el rey, sino las personas movilizadas que luchaban en las fábricas, en las universidades… “Hace cuatro décadas había que elegir entre esa Constitución y la dictadura, pero hoy esa Constitución no nos sirve para resolver nuestros problemas. Los jóvenes queremos un nuevo país”. Habló de memoria democrática, recordó los más de 120.000 asesinados que aún hay en las cunetas y reivindicó que ya es hora de acabar con todos los restos del franquismo y su legado: la monarquía y un sistema judicial y policial que no se renovó. “Es hora de abrir el debate y es la hora de un proceso constituyente dando a los jóvenes el poder de tener voz. Nadie menor de 61 años pudo votar.” Pidió el derecho a debatir la forma de Estado, pero no sólo eso, también la estructura territorial, el modelo de país, “poder decidir el futuro que queremos”, que los emigrantes puedan volver y que no haya tres millones de viviendas vacías mientras la gente no tiene dónde vivir y una mujer mayor se suicida al ser desahuciada de la casa en que habitaba.
El Secretario General del PCE, Enrique Santiago, inició su intervención con el reconocimiento del Partido “a la heroica militancia comunista que nos trajo la democracia y la libertad”, a las mujeres y hombres que con su lucha, movilización y años de cárcel, sufriendo el maltrato, la tortura, el exilio y el hambre para ellos y su familia, no permitieron que la dictadura se extendiera más allá de la muerte del dictador. Agradeció el trabajo de toda la militancia “que ha dado tanto por España y que ha recibido tan poco”, a todas y todos que lucharon en defensa de la República y “durante los 40 años de dictadura fascista, en la que la principal fuente de oposición, casi siempre en solitario, fue el PCE”. Recordó “la inmensa cárcel aislada del mundo que fue este país, y que no dejó de serlo hasta el 6 de diciembre del 78 gracias a la infatigable lucha del PCE. (…) Porque no fueron ni el heredero del dictador ni los padres de la Constitución los que trajeron la democracia, la trajo el trabajo colectivo de un pueblo levantado”.
El líder del PCE relató cómo se forjó la Constitución del 78 y el trabajo que el Partido hizo en aquel momento para poder llegar a un acuerdo que permitiera una Constitución democrática que pusiera fin a un régimen de arbitrariedad y de autoritarismo. También lo que el Partido cedió y aplazó para que la Constitución recogiera todos los derechos fundamentales. Derechos individuales, como el derecho a la libre expresión y movimiento, la prohibición de la tortura, la participación política, asociativa y sindical, entre otros. Y derechos colectivos, como el derecho al trabajo, a la protección por desempleo, a una vivienda digna, a la sanidad, a la Seguridad Social, a la protección de la juventud y la tercera edad, etc. “Aprobamos que España fuera un Estado social y democrático de derecho que acabara con la pobreza y la desigualdad, que generara y distribuyera la riqueza y que se implantara un régimen de derechos y libertades”.
Largo capítulo de incumplimientos
Pero esos derechos no se garantizaron y sus artículos quedaron en papel mojado o deslegitimados. Enrique Santiago puso el acento en el largo listado de incumplimientos: “No se acordó que el Estado no garantizara los derechos económicos y sociales a las personas; ni que la clase obrera se fuera empobreciendo; que volviera la desnutrición infantil; que la gente fuera desahuciada de sus casas por los bancos; ni la desprotección de los mayores; ni que la discriminación y la violencia de género caminaran desbocadas con la permisividad de la justicia; ni que nuestros jóvenes se queden sin becas, sin futuro y tengan que emigrar; ni que la educación ni la sanidad fueran recortadas y privatizadas; ni que la codicia del capital envenenara y destrozara impunemente el medio ambiente; que la justicia dejara de emanar del pueblo y se dejara arrastrar por los poderosos; ni que se encarcelen artistas, periodistas y gente de a pie por manifestarse; ni que a las víctimas de la dictadura se les negara la verdad, la justicia y la reparación; ni que nuestras instituciones renuncien a la soberanía económica que emana de la soberanía popular. Nunca acordamos perder nuestros derechos ni renunciar a exigirlos.”
Tras haber desplegado todo el argumentario de las vulneraciones de aquel acuerdo constitucional y acusar “a las fuerzas conservadoras y sus cómplices neoliberales, que con las políticas de austeridad han impedido que la Constitución garantice la soberanía y unas condiciones de vida dignas para su pueblo”, declaró que “el Partido Comunista de España da por concluido y agotado el Pacto Constitucional”.
Por un proceso constitucional que garantice una vida digna
Tras dar por finalizado el Pacto del 78, y pasando a la fase propositiva, el PCE hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas, sociales, sindicales y culturales a ponerse en marcha, movilizarse y organizarse para conseguir abrir un proceso constituyente que construya colectivamente otro modelo de sociedad donde los derechos no se promuevan sino que se garanticen. Enrique Santiago se refirió a ese proceso como un gran acuerdo de convivencia y solidaridad de los pueblos y naciones, en un Estado federal y republicano, unidos en torno a un proceso de construcción colectivo “porque de ello depende el presente y el futuro de millones de personas”.
El llamamiento fue acompañado de la invitación a unirse a las filas del PCE para trabajar en ese proyecto por una vida digna, y por ese proceso constituyente, del que salga una Constitución “que recupere la soberanía y que, poniéndola en común con otros pueblos de nuestro entorno, que entierre el neoliberalismo y las políticas de austeridad ya que ésta es la única forma de impedir el avance del fascismo”.
Enrique Santiago consideró inaplazable ese proceso constitucional. “Trabajaremos para ello como hicimos hace 40 años. Pedimos que se respete la voz de nuestro pueblo para lograr más y mejor democracia, derechos y libertades para los próximos 40 años”.
Fuente → mundoobrero.es
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