85 aniversario de la insurrección anarquista de diciembre: El fracaso de la insurrección faísta de enero del 33 trajo graves consecuencias para el gobierno republicano-socialista; la matanza de Casas Viejas conllevó un desgaste del gobierno. La crisis política se veía acompañada de una grave crisis económica y del auge del fascismo consolidado en Alemania e Italia. Alejandro Lerroux no consiguió los apoyos para formar un nuevo gobierno y de resultas se convocaron elecciones cuya primera vuelta sería el 19 de noviembre. La CNT sufría una brutal represión mientras la CEDA y su candidato Gil Robles ganaban apoyos derechizando no sólo a parte de la sociedad sino también al ejército.
La posibilidad de un triunfo del fascismo llevó a la CNT a convocar un Pleno de Regionales; eran conscientes que con su abstención facilitarían la llegada de la CEDA al gobierno pero también sabían que el desgaste del gobierno republicano-socialista les impediría ganar de nuevo aún con su apoyo. Se aprobó llevar a cabo una campaña de abstención activa y preparar la insurrección en caso de triunfo de la derecha bajo el lema: “Frente a las urnas, Revolución Social.” El probable triunfo de la CEDA llevó a la CNT a creer, erróneamente, que tanto la UGT como el PSOE se unirían a un levantamiento antifascista.
De cara a la primera vuelta; la CNT inició su campaña de abstención con mítines, pegada de carteles,…los grupos de acción de la CNT y de la FAI iniciaron una campaña de boicot que incluía la violencia; en Almudevar los oradores de un mitin republicano-socialista tuvieron que huir a la carrera y el propio Azaña tuvo que suspender un mitin en Huesca. Hubo huelgas, muertos, atentados, peleas… por todo el Estado.
A pesar de los actos de boicot las elecciones siguieron adelante. La abstención subió hasta al 33% pero en los feudos anarquistas creció considerablemente; 50% en Huesca y gran parte de Teruel, 40% en Zaragoza… A pesar del boicot las derechas ganaron la primera vuelta de las elecciones.
En el paréntesis previo a la 2ª vuelta los anarquistas aumentaron la intensidad de sus actuaciones. Y el 26 de noviembre se creó el Comité Revolucionario formado por Durruti, Cipriano Mera, Isaac Alpuente, Rafael García Chacón, Rafael Casado Ojeda, Augusto Moisés y Miguel José Alcrudo, Antonio Ejarque, Felipe Orquín, Ramón Andrés, Joaquín Ascaso, Pedro Falomir, José Logroño, Valentina Sáez y Manuel Salas…que se trasladó a Zaragoza.
Se esperaba que la insurrección tuviese su mayor fuerza en la Regional de Aragón, Navarra y La Rioja. Tras la de Cataluña era la que mayor implantación y afiliación anarquista tenía, a lo que había que sumar la represión sufrida en Cataluña por parte de la Generalitat y que les limitaba estar a la altura de lo que se podría esperar.
Mientras los anarquistas se preparaban para echarse a las calles el gobierno hacía lo propio para impedirlo: se desplegaron patrullas militares, se incrementaron los registros, se retiraron armas de las armerías, se detuvo a decenas de anarquistas; entre ellos a Paco Ponzán, cuando bajaba desde Huesca a Zaragoza para incorporare a la insurrección o Joaquín Ascaso detenido en el Bajo Aragón. Se cerraron sedes de la CNT, se clausuró el periódico Solidaridad Obrera… Pero no se logró impedir la insurrección. Aunque se adelantó del 9 programado al 8 de diciembre, por imprevistos en Barbastro y Zaragoza, la CNT y la FAI se echaron a la calle a lo largo de todo el país; lo que no sabían era que las autoridades se habían hecho con los planes anarquistas en una detención casual ocurrida en Zaragoza ese mismo día 8. La insurrección estalló en la localidad oscense de Barbastro por la mañana del día 8 y a las 16:30 estalló en Zaragoza. El día 9 se extendió por el resto del Estado. El gobierno respondió declarando el estado de alarma y acuartelando la tercera parte de las guarniciones militares del país. El llamamiento a sumarse a la insurrección y a instaurar el comunismo libertario tuvo eco en 32 provincias. Zaragoza, Barcelona, Valencia, Logroño, La Coruña, San Sebastián, Gijón, Granada, el Bajo Aragón, Huesca, Córdoba, Badajoz… y en decenas de pueblos se intentaron extender las huelgas revolucionarias, se proclamó el comunismo libertario y los enfrentamientos con las autoridades causaron decenas de muertos y heridos. En las ciudades se practicó la guerra de guerrillas con pequeños grupos de hombres y mujeres armadas que hostigaban a las autoridades desde los tejados. Ciudades paralizadas por las huelgas, ataques a edificios públicos, quema de iglesias y conventos, intento de asaltos a cuarteles y cárceles, corte de comunicaciones, explosiones generalizadas…El intento de cortar el transporte ferroviario para evitar el movimiento de tropas tuvo consecuencias trágicas: una bomba en las vías ferroviarias a la altura de Zuera causó 20 heridos, en Puzol fueron 25 los fallecidos por el descarrilamiento de un tren. En los pueblos grupos de anarquistas intentaban hacerse con la localidad reduciendo a la Guardia Civil para posteriormente asaltar el Ayuntamiento, quemar los títulos de propiedad y proclamar el comunismo libertario.
Regional de Aragón, La Rioja, Navarra
Aragón: Fue el epicentro y Zaragoza puso en jaque a las autoridades durante 1 semana; estas tuvieron que desplegar tanques y piezas de artillería antiaérea en sus calles y varios aviones militares sobrevolaron continuamente la ciudad. Para conseguir recuperar el control de la ciudad hubo que recurrir a refuerzos militares y de guardias civiles, de asalto y de seguridad de ciudades cercanas.
El día 7 de diciembre las autoridades, conocedoras de la intentona revolucionaria, desplegaron importantes fuerzas por las calles de la ciudad. Parecía todo en tranquila calma pero el día 8 a las 16:30 los vecinos de la calle Salillas avisan a las autoridades del humo que sale de una de las viviendas donde encontraran un importante depósito de armas. A las 20:30 se desencadena la insurrección en la calle de la Virtud, en el barrio de Hernán Cortes, donde se desencadena un tiroteo entre anarquistas y fuerzas de seguridad. Es el pistoletazo de salida; los enfrentamientos se generalizan por toda la ciudad cuyas calles quedan desiertas. El día 9 la ciudad está paralizada, el humo de las iglesias y conventos llena la ciudad; se quema el convento de la plaza San Nicolás, el convento de los frailes capuchinos en Torrero y la iglesia de San Carlos. Los enfrentamientos se generalizan y los anarquistas logran el control de varios barrios; San Pablo, Delicias, zonas de San José… Las bombas y sabotajes se extienden por toda la ciudad, las autoridades tienen que desplegar varios carros de combate en el centro de la ciudad, se ubican nidos de ametralladoras y baterías antiaéreas y varios aviones sobrevuelan la ciudad. El día 10 todo sigue paralizado y varios regimientos militares se despliegan por la ciudad; llegan refuerzos desde Madrid. El día 11 los libertarios, conscientes de que en el resto del Estado no está teniendo éxito la insurrección, redoblan sus esfuerzos; intentan asaltar las cárceles de Torrero y la Aljafería y el cuartel de Seguridad en Paseo María Agustín, en Hernán Cortés se ataca el cuartel del regimiento de infantería 22, se toman varias estaciones. Llegan nuevos refuerzos; más de 600 guardias. Y comienzan a llegar el goteo de muertos y heridos, los insurrectos tienen su propio hospital de campaña en la calle San Pablo dirigido por el médico Isaac Alpuente. El día 12 las autoridades, con un importante número de refuerzos, se van haciendo con la ciudad aunque los enfrentamientos menudean hasta el día 14. El día 15 se da por finalizada la huelga y la CNT llama a volver al trabajo. Las cárceles están tan masificadas que hay que trasladar presos y presas a otras localidades. El día 16 de diciembre es detenido el Comité Insurreccional en la calle Convertidos nº5 junto al Comité se detiene a la dueña de la vivienda y otras dos mujeres; Francisca Santos, Dolores Lerín Paracuellos y María Castaneda.
En Calatayud y Daroca los enfrentamientos fueron graves con quema de iglesias, sabotajes en líneas férreas y tiroteos generalizados. Se tirotean trenes en la Joyosa, Casetas, Pinseque. En Zuera hacen descarrilar un tren de pasajeros causando 20 heridos.
Huesca fue la provincia donde más localidades se sumaron a la insurrección; 39. En la capital oscense y en Almudevar la insurrección duró varios días y en otras localidades como Gurrea de Gállego, Alcalá, Tormos, la Comarca del Cinca…se proclamó el comunismo libertario.
En Teruel; Alcorisa, Valderrobres, Mas de las Matas, Beceite… gran parte de la provincia se sumó a la insurrección y proclamó el comunismo libertario.
La Rioja: Fue otro de los grandes focos insurreccionales. El mayor respaldo a la insurrección se logró en Logroño, Calahorra, en localidades como Briones, Fuenmayor y San Asensio tras hacerse con el control de la localidad los anarquistas proclamaron el comunismo libertario.
Navarra: Donde menos repercusión tuvo la intentona revolucionaria, aun así hubo enfrentamientos bombas y sabotajes en varias localidades entre ellas Pamplona, Tudela…los hechos más graves se dieron en Villafranca.
Las consecuencias en vidas humanas de la insurrección no fueron lo que cabría esperar ante la expansión territorial que tuvo: entre 152 y 161 muertos, la mayor parte cenetistas y civiles, más de 300 heridos y casi 6000 detenidos.
El epílogo de esta insurrección lo pusieron una treintena de anarquistas zaragozanos que el 24 de enero de 1934, pistola en mano, asaltaron el juzgado especial robando el sumario de la causa.
Fuente → arainfo.org
No hay comentarios
Publicar un comentario