El franquismo: ¡Presente!

El franquismo: ¡Presente!
El manifiesto en respeto y desagravio al general golpista Franco, quien protagonizó una rebelión, esta sí, militar contra el gobierno de la Segunda República, provocando una guerra civil de casi tres años con centenares de miles de muertos y otros tantos de exiliados, a la que siguió una larguísima dictadura de cuarenta años, con aun más centenares de miles entre represaliados, encarcelados, torturados y ejecutados, es la prueba más fehaciente que hemos tenido en los últimos años de que el franquismo sigue vivo y activo entre nosotros.

La declaración fue firmada por cerca de doscientos militares y, según noticias de la prensa, se habrían adherido ya más de seiscientos, al parecer todos ellos jubilados o en la reserva, las informaciones no acaban de ser claras al respecto y la diferencia es muy importante, ya que un militar en la reserva aun está vinculado al ejército, mientras que uno jubilado ya no. En cualquier caso, parece que la mayoría, sino todos, serían jubilados, por lo que tendrían pleno derecho a expresar sus opiniones, sin las restricciones que se aplican a los militares en activo.

Lo que es inquietante es que muchos de ellos, antiguos generales y coroneles, han estado ocupando puestos de primerísima responsabilidad en las fuerzas armadas españolas hasta hace muy pocos años, lo que demuestra que el ejército español ha estado trufado de franquistas durante los últimos cuarenta años de régimen democrático. Y es perfectamente lógico suponer que aun hay elementos en activo. Quizás no muchos ya, sobre todo por edad, pero el hecho resulta perturbador.

Seguro que la mayoría de los militares actuales son profesionales comprometidos con la constitución y el papel que ésta les otorga de defensa del país sometidos a la autoridad civil y al sistema democrático, pero este manifiesto nos indica hasta qué punto la tan alabada transición democrática fue una auténtica operación de amnistía del franquismo, que permitió el mantenimiento prácticamente intacto de todo el aparato franquista de control de la sociedad, formado por el ejército, las fuerzas policiales y los tribunales de justicia, así como su aparato político, que ha sobrevivido hasta nuestros días, subsumido en el Partido Popular.

Así militares golpistas pudieron seguir sus carreras hasta la jubilación, y ahora pueden firmar manifiestos de adhesión al criminal Franco, policías torturadores pasean su jubilación tranquilamente, disfrutando incluso de condecoraciones pensionadas y políticos y exministros responsables de oscuros episodios de violencia y asesinatos de la extrema derecha, presiden o se sientan tranquilamente en el consejo de administración de alguna importante empresa energética o de telecomunicaciones.

La estafa democrática de la transición ha hecho posible todo esto, a diferencia de otros países que sufrieron dictaduras fascistas y que pudieron liquidar y desmontar todo su entramado político social, establecer una nueva legalidad, condenar el régimen, anular sus disposiciones e ilegalizar su apología. Nadie se imagina a un grupo de militares alemanes firmando un manifiesto en defensa de Hitler, o de Göring, o a unos militares italianos haciéndolo en defensa de Mussolini, entre otras cosas porque en Alemania y en Italia serían actos ilegales constitutivos de delito grave.

Aquí, por desgracia, aun no se ha ilegalizado el franquismo, aun es legal la Fundación Francisco Franco, que, para más inri, ha venido recibiendo subvenciones del estado, aun no se han anulado las sentencias injustas de los indecentes tribunales franquistas y no se ha restituido el honor de los injustamente sentenciados, aun quedan decenas de miles de víctimas por desenterrar de fosas comunes y aun no es ilegal la apología del franquismo, ni la exhibición de sus símbolos.

El régimen de la transición del 1977 está agotado y una de las razones por las que lo está es no haber acabado con el franquismo, no haber resarcido a las víctimas, no haber restablecido la justicia y haber amparado a los más conspicuos criminales de la dictadura. Se pretendió imponer una reconciliación, que consistió en que las víctimas del franquismo y sus familias se conformaban y los franquistas seguían tranquilamente a lo suyo, eso sí, aceptando un sistema de democracia parlamentaria multipartidista. No hubo reparación y sin reparación no hay justicia y sin justicia no hay auténtica reconciliación.

Ahora ya es tarde, pero no, al menos, para tomar algunas medidas significativas y necesarias, como declarar ilegal el régimen de Franco en las Cortes, anular la totalidad de las sentencias franquistas y devolver su dignidad a los injustamente privados de su libertad o su vida por las mismas, retirar las condecoraciones a los torturadores que aun están vivos y poner en marcha un plan masivo de exhumación de fosas comunes e identificación de los restos, a fin de poder devolverlos a sus familiares, declarar delito la apología del franquismo y, por tanto, ilegales todas las fundaciones y asociaciones que a ello se dediquen y, por supuesto, sacar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos, devolver a las familias que lo soliciten los restos de todos los allí enterrados y despojar a tan nefasto lugar de todo tipo de simbología guerracivilista y considerar muy seriamente su desmantelamiento total y definitivo.

Fuente → mallorcadiario.com

banner distribuidora