Opinión: España, ¿laica o aconfesional?

Opinión: España, ¿laica o aconfesional?

Una cualidad que pervive en España desde mucho antes de su creación como Estado es el catolicismo radicado desde tiempos de reconquista y que llega a nuestros días aún de forma sólida e influyente. Durante la segunda etapa republicana en el país y por primera vez en nuestra historia se estableció la separación de Iglesia y Estado, proclamándose así la laicidad en el país. Este periodo laico no duró mucho tiempo; durante la etapa franquista la religión cristiana jugó un papel fundamental convirtiéndose en uno de los ejes de la dictadura educando a las masas con los principios del dogma católico.

No es ya hasta la transición cuando en la constitución de 1978 se establece en la nación la aconfesionalidad indeterminando la religión del Estado, pero cooperando con las diferentes confesiones, la más importante la Iglesia católica. No obstante, ¿No vivimos una transición inacabada?

Una de las ventajas de la religión católica -al igual que otras instituciones religiosas- es el impago del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) los cuales suman en el organismo la sorprendente cifra de más de 100.000 inmuebles, a este hecho se le puede sumar que el Estado paga parte del sueldo de los profesores de religión en la enseñanza pública desembolsando la friolera cifra de 100 millones de euros anuales y la posibilidad de aportaciones directas en la declaración de la renta.

Asimismo, el catolicismo en España está mimado por las propias instituciones las cuales protegen a la fundación religiosa y los acuerdos establecidos con la Santa Sede.

En mi opinión, es una transición inacabada por diferentes cuestiones: a pesar de los 40 años de democracia que hemos vivido en España contando desde la creación de la constitución de 1978, el país no ha avanzado en el aspecto religioso el cual ha permanecido salvaguardado por el propio Estado.

Esto marca una clara diferencia con respecto a la situación económica y la imagen del país más allá de nuestras fronteras donde indudablemente hemos conseguido progresos significativos que nos han ubicado junto a las grandes potencias europeas.

Otra cuestión que ha perdurado desde la dictadura es el apoyo de la religión católica al régimen franquista durante el cual se violaron en innumerables ocasiones los DDHH.

Ante estos actos la Conferencia Episcopal nunca se ha pronunciado pidiendo perdón manifestando “no querer reabrir viejas heridas”, pero sí ha defendido abiertamente la causa franquista y ha reconocido como mártires a todos los bienes perdidos durante la segunda república.

Este doble rasero muestra cómo es en realidad la institución católica en el país la cual actúa de mártir o verdugo dependiendo de sus intereses.

¿Por qué un Estado laico sería sinónimo de progreso?

“El laicismo se podría definir como realización de la Libertad y de la Igualdad, y con más precisión, de la Libertad de conciencia fundada en la autonomía de la persona y del espíritu crítico, y de la Igualdad de los ciudadanos ante la ley y dentro de su participación en la vida cívica y política”. (H. Peña-Ruiz, La laïcité pour l’égalité)

El camino hacia una verdadera democracia está marcado por una verdadera libertad, el hecho de que la religión aún permanezca de alguna forma ligada al Estado es el causante de que la transición española aún no haya sido totalmente consumada y de que los colaboradores del franquismo aún presenten un poder que nunca les fue legitimado por la total ciudadanía.

Fuente de la noticia → piensaespana.wordpress.com