El viñetista Ferrán Martín lo ha resumido muy bien: “En Alemania no existe el ducado de Hitler. En Italia no existe el ducado de Mussolini. En España existe el ducado de Franco. No hay más preguntas, señoría.” Ahí le ha dado, porque España nunca cortó el cordón umbilical con el franquismo y aquello que se llamó “transición” y que fue exportado como un enorme éxito fue una reforma que lejos de cerrar heridas, las dejó abiertas durante décadas. Fue el rey Juan carlos I el que aceleradamente le otorgó un ducado a la ladrona y colaboradora necesaria de los crímenes de su marido, Carmen Polo. Su hija, también de manera urgente, lo hereda por obra y gracia de Rafael Catalá. El PP, cómplice también. Y las cunetas llenas, y plazas y calles en homenaje a asesinos, y los torturadores con medallas pensionadas, golpistas que reciben honores militares, etc. Las complicidades políticas se extenderán mientras no se ponga fin a este reconocimiento institucional que trata de normalizar el franquismo como un hecho histórico aceptable. Pero si preocupante es el “ducado” para los Franco, más ofensiva aún es su “fortuna” robada.1º-
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