Barras y Estrellas en la guerra Civil Española

Por quien doblan las campanas es quizás la película donde mejor se representó la participación de los brigadistas norteamericanos en la guerra Civil Española.

Pero la presencia de norteamericanos, hasta 2.800 que lucharon codo con codo junto a los milicianos y el ejército republicano contra los facciosos levantados en armas, no fue una ficción.

Ahora el escritor y periodista Adam Hochschild publica España en el corazón. La historia de los brigadistas americanos en la Guerra Civil, un libro – reportaje donde aprenderemos cuál fue la verdadera contribución norteamericana al bando republicano.

La Brigada Lincoln


Casi 3.000 brigadistas se integraron en las Brigadas Internacionales que nutrieron de combatientes de otros países a los ejércitos republicanos.

Con ellos, como los de otras nacionalidades, el gobierno español, hizo justicia, concediéndoles en el año 1996 la nacionalidad española y sus nombres y el de sus unidades pasó a formar parte del nombre de calles y plazas.

La Brigada Lincoln, por la que pasaron hasta 2.800 hombres y mujeres, fue parte de un contingente de hasta 35.000 voluntarios de más de 50 nacionalidades, que, con una generosidad infinita, vinieron a derramar su sangre por defender la democracia española.

Un ensayo histórico con mucho rigor


Sobre las grandezas y miserias de esos norteamericanos que se integraron en la Brigada Lincoln, ahora el escritor y periodista norteamericano Adam Hochschid, bregado en los más prestigiosos rotativos y revistas norteamericanas, como The New York Times o New Yorker, publica ahora este reportaje.

A lo largo de las páginas, con un rigor histórico que no desmerece en nada su amena lectura, seremos testigos desde la posición que mantuvieron hacia en la guerra Civil Española eminentes estadounidenses

Es el caso de Franklin Delano Roosevelt, a la sazón presidente del EE. UU. en los años en los cuales se desarrolla esa guerra fratricida, o de periodistas que cubrieron el conflicto, como Ernest Hemingway o Herbert Matthews, con un sesgo favorable a la República Española.

Sin embargo, también hay espacio en las páginas del libro para glosar los apoyos que al bando faccioso dieron empresarios, como el ejecutivo de la petrolera Texaco, Torkild Rieber.

Una tropa de variada procedencia


Entre los brigadistas norteamericanos lo común era procedencia de las más variadas. En la Brigada Lincoln combatieron hombres y mujeres, blancos y negros, burgueses y obreros, médicos, sanitarios, periodistas, historiadores, y una relación que no acabaría nunca.

Bien es cierto que a la mayoría de ellos les unía el militar en el partido comunista norteamericano, y la mayoría de ellos lo abandonaron todo al otro lado del Atlántico para jugarse la vida en las batallas del Ebro y del Jarama.

Respuestas a muchas preguntas


En el libro, Adam Hochschid intenta responder a muchas preguntas: ¿Qué los llevó a ir a España? ¿Qué aprendieron tanto de sí mismos, como de la guerra, del país que se habían comprometido a defender o del país que habían dejado?

Al mismo tiempo, en España en el corazón. La historia de los brigadistas americanos en la Guerra Civil, y a lo largo de algo más de 500 páginas, también tendremos una cumplida relación de lo que fue el día a día de la Brigada Lincoln.

Un libro con gancho


Fue el editor de Malpaso, Malcom Otero, el que se dio cuenta de que el libro, al que él accedió en lengua inglesa, tenía las trazas de ser una obra que podía suscitar el interés de los lectores.

Para Otero, el principal valor del libro es que narra lo que fue la historia de las brigadas internacionales, y en especial de la Brigada Lincoln, pero desde un punto de vista muy español, lo cual lo hace muy apetecible para ser «objeto de deseo» del lector español.

Otero opina, como muchos editores de sellos españoles, que los anglosajones tienen una habilidad especial para la narración de hechos individuales. Son legión los autores británicos y norteamericanos que gozan de esa cualidad, como pueda ser el caso de Anthony Beevor o Paul Preston.

Un análisis correcto de lo que fue la Brigada Lincoln


Lo primero que desmonta Hochschild es que la brigada fuese un «nido de rojos», ya que lo que movió a la mayor cantidad de los combatientes norteamericanos fue la defensa de la libertad, que encarnaba la República Española.

El autor de, entre otros, El fantasma del rey Leopoldo, es un maestro en amalgamar grandes historias con otras más pequeñas de la vida y biografía de algunos de los brigadistas de la Lincoln.

A medida que nos vamos adentrando en las páginas de libro nos encontraremos con brigadistas que cruzaron nadando el Ebro o de la vida y milagros de Oliver Law, un afroamericano que fue de los primeros en mandar tropas en España.

Ante este canto a la libertad y al compromiso con la democracia, nos encontramos con los contingentes alemanes e italianos, que lucharon del lado faccioso, y que eran todos ellos tropa reclutada a la fuerza, cuando no mercenarios.

Quizás la principal tragedia de los componentes de la Brigada Lincoln es que tuvieron que asumir que habían sido derrotados y luego sufrir persecución en su país, a partir de que los gobiernos norteamericanos demonizaron el comunismo y a la URSS.

Una «tropa» que destilaba idealismo


Para la catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia, Aurora Bosch, está fuera de toda duda que la mayoría de los integrantes de la Lincoln eran comunistas, en unas cifras que llegarían al 80% del contingente.

A pesar de ello, lo que primaba en todos ellos era el idealismo, que se demostró en la práctica con las epopeyas de muchos de ellos para poder salir legalmente de Estados Unidos para viajar a España, ya que la administración norteamericana les negaba sistemáticamente los visados.

Además, en aquella época, el comunismo no estaba reñido con el idealismo, y una muestra de ello es que las consignas estalinistas nunca se pudieron imponer a la mayoría de los combatientes de la Brigada Lincoln.

Roosevelt se arrepentía años después de no haber apoyado a la República


El mandatario norteamericano «se hacía cruces» años después de que Franco hubiese subido al poder, de no haber apoyado a la República e incluso haber impuesto un embargo de armas a los republicanos.

Estados Unidos se dio cuenta, tarde, que los peligros que habían pretendido conjurar al no apoyar al Frente Popular, se volvieron contra Norteamérica, provocando el ascenso de los fascismos italiano y alemán, y siendo el detonante de la Segunda Guerra Mundial.

La realidad es que Roosevelt podía haber vendido armas al gobierno de la República sin vulnerar la legislación de su país, utilizando el artificio del cash and carry, siendo tan sencillo como que las armas las hubiesen trasportado buques españoles a su destino en las unidades militares republicanas.

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