
La aplicación de la legislación que protege penalmente las víctimas del terrorismo está teniendo efectos grotescos
Esto no podía acabar bien. Cuando, en 1999, un Gobierno de José María Aznar tomó la iniciativa de legislar que todas las personas objeto de atentados de ETA en cualquier fecha o circunstancia eran “víctimas” sin distinción ni ningún matiz, indiscriminadamente merecedoras de homenaje y dignos de recibir la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, en este momento se cometió un disparate histórico y una aberración moral. Como debían ser iguales en la consideración legal y social el jefe de la policía política franquista en Guipúzcoa, antiguo colaborador y émulo de la Gestapo, torturador de fama siniestra, y los niños del cuartel de Vic?
No hay comentarios
Publicar un comentario