por Francisco González Tejera
Primero fue una “Tormenta en la memoria” ese libro que escribí con el corazón y la ternura del recuerdo, una especie de nebulosa que inundó mis manos en el teclado mientras reconstruía esa parte de la historia censurada, ocultada, pisoteada, dar voz a los sin voz, a las más de 5.000 personas asesinadas por el fascismo en Canarias a partir del golpe de estado del 36.
Un genocidio, si un genocidio en toda regla, aunque existan algunos siniestros “profesionales” de lo que llaman “memoria histórica”, esos engreídos que no quieren que se abran las fosas comunes, que lo cuestionan, que hablan de “guerra fratricida”, “confrontación entre hermanos”, sin decir claramente lo que sucedió, que una oligarquía criminal, junto a una Iglesia Católica sanguinaria planificaron un alzamiento fascista contra una democracia legítima, contra una República, que con todos sus errores, estaba construyendo un futuro de esperanza y derechos sociales para todo un pueblo.
Ahora un año después llega otra obra, también de la mano de Ediciones Hades. Mis manos, mis dedos no han dejado de escribir cada día como alumbrados por quienes perdieron todo, hasta la vida, en su lucha por un mundo mejor. Llega una semilla, “Semilla de memoria, 122 relatos sobre el genocidio franquista en Canarias”, con prólogo de mi amigo y hermano, compañero de lucha, el cantautor e investigador vasco-canario, Rogelio Botanz.
Otro libro, otro altavoz para los sin voz, para tantos seres especiales a quienes segaron injustamente sus vidas, mujeres y hombres de bien cuyo único delito fue defender la libertad y la democracia.
La mano está tendida repleta de luces literarias, libertarias, revolucionarias, esa querencia infinita que solo puede irradiarse desde corazones libres.
¡Gracias a quienes siguen creyendo en la utopía fraterna de la memoria insurgente!
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es
Imagen: Fosa común en un pinar de Fuencaliente (La Palma, Islas Canarias)
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