El fascista de mierda
El fascista de mierda:

El fascista de mierda es esa persona que celebra el 2 de enero, día en el que un pueblo peninsular conquistó a otro, puesto que los andalusíes no eran invasores, sino un pueblo con una historia de 8 siglos en nuestra tierra (más que el castellano, por cierto).

El fascista de mierda ve con buenos ojos que no solo bastase con la conquista y total aniquilación de una cultura, sino que después se rompieran los tratados y acuerdos; haciendo que la población civil no católica se viera desposeída de su tierra y sus riquezas. Es decir, ve bien el odio y la subyugación.

El fascista de mierda celebra igualmente con orgullo un 12 de octubre basada en el imperialismo, el colonialismo, la esclavitud y la sangre. Se podría celebrar otro 12 de octubre basado en la cultura común, la lengua y la hermandad; pero para hacer lo uno hay que reconocer lo otro y pedir perdón, como se le pide a un hermano y el pueblo latinoamericano lo es. Y no es fustigarse, es reconocer cómo fue la Historia.

El fascista de mierda se justificará en todo esto diciendo que son hechos del pasado, pero el fascista de mierda no pide perdón ni se arrepiente del franquismo, ni por la intervención española en Irak, ni por la injerencia continua en Latinoamérica, ni por el apoyo al genocida estado de Israel, ni porque su rey vaya a hacer negocios con dictaduras asesinas en Oriente Medio.

No, no es un problema de tiempo, sino de conciencia.

Porque el fascista de mierda se queja de que vengan inmigrantes, pero no se queja de que nuestras empresas saqueen la riqueza y explote a los trabajadores de países del tercer mundo; que se ven obligados a venir aquí. Todo sea por la Patria.

El fascista de mierda se queja de que vengan refugiados, pero no denuncia que Occidente utilice otras tierras como campo de operaciones y de tiro. Todo sea por la Gloria.

El fascista de mierda, en definitiva, es un egoísta descarriado que no se molesta en disimular odio alguno por los trabajadores de cualquier país que no sea el suyo (o de los que él considere superiores, porque su autoestima es falsa y rinde pleitesía a americanos, alemanes, etcétera).

Es un egoísta descarriado que defenderá que su Estado y sus señores obtengan todo el beneficio posible sin importar el dolor que se produzca y, cuando los pueblos se defienden, culparán a la víctima.

Es el lacayo y el perro perfecto que odia a los pobres de todo el mundo, pero que defiende a sus ricos y explotadores, quienes lo mantienen a él pobre e infeliz.

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