Objetivo: matar a Franco
Objetivo: matar a Franco:

Tras la Guerra Civil diferentes organizaciones antifranquistas se plantearon la posibilidad de asesinar al general como solución para poner fin a la dictadura. A partir de entonces, y sin ninguna conexión entre ellas, se elaboraron una serie de planes para atentar contra él. La inmensa mayoría no pasaron de ser una idea descabellada, pero alguno estuvo muy cerca de conseguir su objetivo…

Plataforma artistas antifascistas

En contra de lo que pudiera pensarse, los primeros intentos de asesinar a Franco se remontan a los momentos iniciales de la Guerra Civil, incluso antes. Como señala el investigador canario Ricardo García Luis, el 14 de julio de 1936, tan sólo cuatro días antes del estallido de la contienda, Antonio Vidal, un destacado anarquista afincado en Tenerife, estuvo involucrado en un intento frustrado contra el general, por entonces comandante militar de Canarias, en la sede de la Comandancia de la capital tinerfeña, que fracasó en el último momento por la traición de otro anarquista. Antonio Vidal evitó que lo detuvieran ocultándose bajo una lápida del cementerio de San Rafael y San Roque de la capital tinerfeña y después consiguió escapar,

Estuvieron implicados tres anarquistas, Antoni Vidal, Antonio Tejera y Martí Serasols, al servicio de la CNT y la FAI. Las dos organizaciones anarcosindicales sabían de los planes de la extrema derecha para dar un golpe de Estado por lo que solicitan la colaboración del gobernador civil de las Islas para facilitar el atentado contra Franco, pero el mandatario se niega.

Antoni Batista en su libro Matar a Franco, de 2015, escribe como los anarcoterroristas consiguen que la regente de la cantina de la capitanía general de las Canarias coopere facilitándoles la entrada en el acuartelamiento pero tanto la puerta como la ventana de los aposentos del general estaban cerrados, por seguridad; unos días antes habían asesinado a líder ultraconservador José Calvo Sotelo. Los activistas disparan, lo que provoca la alarma, pero consiguen huir. Lo paradójico de esta historia es que cuando comienza la guerra civil española se ordena la muerte del gobernador civil republicano de las Canarias, Manuel Vázquez Moro, que no quiso participar en el plan de asesinato de Franco pues éste era un alto mando de la República, un Gobierno democrático (aunque Franco estuviera considerado un militar díscolo, era alguien con un gran prestigio, reconocido incluso por el presidente de la República, Manuel Azaña). Vázquez Moro no quiso matar a Franco pero éste no dudó en matar al gobernador.

Un día después de la intentona de asesinar a Franco se produce un fatídico accidente en la Isla Gran Canaria: el general Amadeo Balmes muere al manipular un arma encasquillada que se le dispara y el Gobierno de la República encarga a Franco, como capitán general del Archipiélago, que investigue personalmente el caso. En Las Palmas la Policía detiene al anarquista Amadeo Hernández al comprobar que porta una pistola, en el Hotel Madrid, donde Franco se alojaba con su familia.

El día de la sublevación militar, 18 de julio, un avión espera a Franco en la Base Aérea de Gando en la Isla de Gran Canaria, y como forzosamente había que pasar por el Tunel de La Laja para llegar a la Base, los anarquistas prepararon una emboscada que también fracasó pues Franco decide trasladarse a Gando por el mar desde el Puerto de Las Palmas.

El complot de los cabos

Con Franco ya al frente del ejército español de África disponiéndose para cruzar el Estrecho de Gibraltar e invadir la Península Ibérica, se planea el conocido después como “complot de los cabos”. Es posible que hubiera salido bien de no ser por un soldado que atemorizado ante la magnitud de lo que se disponían a hacer y horrorizado por si salía mal lo que supondría un consejo de guerra y la muerte, decidió comunicárselo al jefe del regimiento. Éste, alarmado, movilizó a la guardia de seguridad del acuartelamiento que realizaba su turno en ese momento y se produjo la detención de los 50 implicados.

En la ciudad de Ceuta, al Regimiento de Infantería  se le ordenó participar en la toma del control de la ciudad norteafricana. A él pertenecían los cabos veteranos José Rico y Pedro Veintemillas, soldados profesionales de profundas convicciones republicanas. Los dos cabos patrullaban las calles de la ciudad en cumplimiento de las instrucciones recibidas cuando observaron como grupos de falangistas detenían a civiles y asaltaban sedes de partidos políticos, mientras pegaban pasquines en las paredes con el bando firmado por Franco que establecía el estado de guerra, la disolución de los partidos y la prohibición del derecho de reunión.

En las primeras horas del 18 de julio de 1936, Rico y Veintemillas se reunieron con los también cabos Anselmo Carrasco y Pablo Frutos. Entre los cuatro estuvieron discutiendo acaloradamente como podían frustrar la sublevación contra la República. José Rico presentó un plan para matar a Franco que él mismo lideraría. Cuando el general entrase en el patio central de la comandancia para pasar revista a las tropas, él le dispararía a bocajarro. En ese momento, los demás implicados reducirían al resto de las tropas apuntándolas desde las ventanas del primer piso del acuartelamiento, impidiendo así cualquier intento de resistencia. Una vez conseguido su objetivo, un segundo grupo iría a la ciudad para informar del atentado y conseguir el apoyo de la población.

Los cabos y soldados implicados lo habían planeado todo con detalle. Sabían que Franco aterrizaría en Tetuán a bordo del famoso avión Dragon Rapide y que en pocas horas se presentaría en la comandancia de Ceuta. Sin embargo, la tensión que atenazaba a los jóvenes soldados de reemplazo ante la trascendencia del atentado provocó que uno de ellos fuese a ver al coronel al mando del cuartel para contarle los planes del complot que se estaba organizando. Alarmado por la información, el coronel detuvo a todos los implicados antes de que Franco llegase. La suerte corrida finalmente por el cabo Pedro Veintemillas y otros fue la pena capital si bien algunos serían asesinados con total impunidad, sin juicio, por la Falange.

Kim Philby

Kim Philby

La figura de este hombre ha sido poco estudiada en el contexto de la Guerra Civil. Kim Philby, un inglés de clase alta, estudiante de Cambridge, renunció a todo para convertirse en un agente soviético en los años treinta. Una de las primeras misiones que recibió fue viajar a España durante la Guerra Civil y, utilizando la tapadera de periodista en el bando fascista, asesinar a Franco. No se sabe por qué nunca llevó a cabo esta misión, ni siquiera si llegó a recibir la orden, sólo que Franco sobrevivió al conflicto y que Philby se convertiría en el mejor agente doble de todos los tiempos, llegando incluso a ser condecorado por el dictador, por haber sido herido por los rusos en el frente, como reportero de guerra.

En 1936, el agente doble Philby participaría en un plan para atentar contra el general utilizando a un anarquista llamado Justo Bueno, que con una cámara fotográfica donde llevaba escondida una pistola intentaría matar a Franco, durante una entrevista que se había solicitado para el periódico The Times pero la entrevista no se autorizó por lo que el atentado se frustró.

Casi un año después, en el entierro del General Mola, primer líder del movimiento militar y de extrema derecha que había iniciado la guerra civil en 1936, la aviación republicana planea aprovechar el funeral para bombardear a los generales que se desplazaran al mismo descabezando así la insurrección, que ya duraba demasiado y que había dividido a España en dos. Pero la pésima coordinación entre quiénes planificaron la operación frustró también este intento.

La década de los 40

Desde 1944, monárquicos y anarquistas se reúnen en repetidas ocasiones para planear matar a Franco ya que los primeros temen que el general no quiera devolver a España la monarquía y los segundos porque han luchado contra él en la guerra. Tan extraña pareja de corrientes políticas tan dispares tienen un objetivo común: acabar con el jefe del Estado fascista nacido de la Guerra Civil española.

En 1947, en un viaje de Franco a Barcelona, un activista político contrario al Régimen estuvo a punto de matar al que ya era jefe del Estado español desde hacía años, a su paso por el monumento a Colón, pero en el mismo lugar había niños que esperaban la llegada de Franco por lo que no activó la bomba que tenía preparada.

En marzo de 1949 un anarquista conocido como el “Yayo” repetía el intento de matar a Franco pero de nuevo sin éxito; la anterior vez, cruzando los Pirineos con sus camaradas se perderían por la niebla siendo descubiertos por las Fuerzas de Seguridad. Se dirigían al norte de Cataluña que Franco había comunicado que visitaría en esas fechas. El Yayo se dirigió a Barcelon donde coloca material explosivo en una caja de zapatos que deja en una capilla de la Catedral de Barcelona que el dictador tenía igualmente previsto visitar pero el barco en el que se desplazaba Franco se retrasó debido al mal tiempo con lo que tampoco se pudo culminar el atentado.

El 27 de julio de 1949, cuando Franco llevaba ya diez años como jefe del Estado, el Ayuntamiento de Ponferrada había entregado al dictador la primera Medalla de Oro de la ciudad y le habían nombrado alcalde honorario; la noticia fue recogida por el periódico ABC. Lo que no dice este diario español, pero que sí publicó el periódico Milwaukee Sentinel (y The International News Service así como el diario España Libre), es que la comitiva de Franco fue tiroteada a la salida de Ponferrada. El generalísimo no resultó herido pero sí alguno de los escoltas; Franco se desplazaba en un mercedes blindado que años atrás le había regalado Hitler.

Años 60

Probablemente hubo planes para asesinar a Franco en la década anterior, los años 50, pero si fue así ni se acercaron siquiera a su objetivo. Sería en 1962 cuando se planificaría por primera vez un atentado a Franco con la participación de la organización ETA. La idea era minar la carretera por la que se llegaba a la residencia de Franco en Ayete, en San Sebastián. ETA se encargaría de los explosivos y las armas así como de la logística pero quienes llevarían a cabo el atentado sería la organización “Defensa Interior” (DI), afín a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Desde Madrid se enviarían mensajes cifrados para alertar a los comandos de la salida del general hacia Galicia ya que presidiría allí una serie de actos antes de dirigirse a Guipúzcoa.

ETA fue creada por Julen Madariaga, entre otros, diez años antes de este nuevo intento de atentado contra Franco, pero no sería hasta 1961 cuando se darían a conocer con el atentado contra un tren en que voluntarios franquistas se dirigían a San Sebastián con motivo del 18 de julio. Por su parte, Defensa Interior, también conocida como el “submarino” es el ala dura de la CNT, aunque participa en el proyecto la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias y es creada en 1961 con el único objetivo de acabar con la vida de Franco. Es en mayo de 1962 que se produce la histórica primera asamblea de ETA donde se proclama el MLNV, Movimiento de Liberación Nacional Vasco, que piden colaboracion a la CNT y  Defensa Interior, para atentar contra Franco. No lo dudan y se ponen manos a la obra.

Las medidas de seguridad en torno a Franco incluye no comunicar nunca sus planes con antelación, nadie sabe con certeza lo que Franco se dispone a hacer o a donde irá. Han aprendido de experiencias anteriores y aunque se pueda conocer la posible participación en determinados eventos, nunca se asegura nada. El comando que espera en Ayete se impacienta puesto que el general permanece en Galicia.

El 17 de agosto, Carmen Polo, esposa de Franco, se dirige al palacio de Ayete pero el comando decide que ella no es objetivo por lo que no explosiona la carga que tienen dispuesta. El jefe del Estado llega a San Sebastián en su yate, el Azor, detalle con el que no contaba el comando cuyos miembros acaban discutiendo la acción que llevar a cabo: su enlace que les informaba de los movimientos del dictador se desorienta al perder de vista a Franco y se rompe la comunicación con sus contactos en Madrid. Deciden abortar la misión.

Defensa Interior planea un nuevo atentado, esta vez en Madrid, en 1963. El 29 de julio colocaron una bomba en la sede del Sindicato Vertical (organismo franquista para controlar a los obreros y regularizar las relaciones entre ellos y los patronos) y otra en la Dirección General de Seguridad. El mecanismo que haría explosionar las bombas se accionó antes de lo previsto y murieron veinte personas, razón por la que serían detenidos, juzgados y condenados a muerte los anarquistas Francisco Granado y Joaquín Delgado aunque realmente quién lo organizó todo fue Octavio Alberola, jefe de “Defensa Interior”.

Delgado y Granado

Hubo nuevos intentos después pero como seguramente sucedió en los 50, ni siquiera consiguieron acercarse a Franco, pero entre quiénes le rodeaban creció un aura de misticismo al considerar que Franco era un ser tocado por la gracia divina ya que que nunca pudo ser alcanzado en ningún atentado y fueron una veintena de intentos. En realidad, Franco sencillamente era muy cauto, como jefe de un Estado y en su caso además de un Régimen dictatorial con demasiados enemigos por lo que extremaba sus medidas de seguridad. Además supo rodearse de un buen servicio de espionaje. Pero la verdad es que la mayoría de las veces pudo más el temor de quienes consiguieron tenerle a tiro (como ocurrió en Las Canarias justo antes de salir hacia Tánger cuando un francotirador llegó a tenerle en el punto de mira de su fusil) ya que sabían que si les cogían nada ni nadie intercedería por ellos.

Seguir leyendo más sobre esta información... Fuente de la noticia →