Crímenes franquistas contra la población

CRÍMENES franquistas contra la población REPUBLICANA de Llerena (Badajoz) en 1936:


Hacia 1930 la tierra en Llerena estaba en manos de unos pocos terratenientes, había alguna industria y un potente movimiento obrero. El campesinado extremeño malvivía con salarios de hambre. Con el triunfo del Frente Popular en 1936, se invadieron fincas por miles de yunteros que optaron por organizarse de forma común. Las expropiaciones y la privación de mano de obra barata sentaron muy mal a los terratenientes que durante siglos habían detentado el poder.

Los milicianos obreros hicieron fracasar el levantamiento militar de julio de 1936 en la provincia de Badajoz. Los rebeldes en Extremadura arrasaron a sangre y fuego como Queipo en Andalucía. El 2 y 3 de agosto los militares fascistas Asensio, Castejón y Tella unificaron sus columnas de moros y legionarios hacia Extremadura, varios miles de hombres, la “columna Madrid” dirigida por el brutal teniente coronel Yagüe. El 4 y 5 de agosto ocuparon Monesterio, Fuente de Cantos, Calzadilla de los Barros, Los Santos de Maimona y avanzaron para tomar hacia Llerena por su importancia estratégica como nudo de comunicaciones entre Sevilla, Mérida y Córdoba.


En Llerena los terratenientes huyeron, y los Republicanos formaron un Comité de Defensa Antifascista para la defensa, reorganizar la vida local, el trabajo, las cosechas. Los derechistas detenidos no recibieron mal trato, no murió nadie. Se incautaron armas, bienes y alimentos de los cortijos para garantizar la nutrición de la población. Hasta 110 guardias civiles concentrados en Llerena desertaron, entregando a 30 Republicanos a Castejón, que inmediatamente los fusiló. Otro grupo de 40 milicianos interceptado por una avanzadilla rebelde fueron igualmente fusilados. Los milicianos hicieron frente a los fascistas, pero la desproporción era notable, los rebeldes ocuparon Llerena tras un asalto brutal usando todo su potencial bélico. Ramón Franco Escudero, jornalero de 37 años, fue la primera víctima, él solo hizo frente con una vieja escopeta a un blindado fascista. Su cuerpo, como otros muchos, fue a parar a la fosa común del cementerio.

Las matanzas franquistas arrancaron en Llerena. La cadena de mando golpista puso en marcha con efectividad un plan para acabar con todos los republicanos, socialistas, anarquistas o comunistas. El terror fue el método para asentar un nuevo régimen nacional-católico sobre una población que estaba consolidando estructuras organizativas potentes para lograr avances sociales, reforma agraria, prácticas colectivistas, generando costumbres sociales laicas, liberales, progresistas.


Las tropas ocupantes capturaron a José Tena Chaparro y a su abuelo Blas Muñoz Herrera, y los mataron cerca del puente del arroyo Romanzal. A todos los ferroviarios que cogieron, los mataron. Llenaron la plaza de España de cadáveres, una humareda negra olía a pólvora y carne quemada. Los Republicanos fallaron tratando de recuperar Llerena, lo que desató una nueva fase represiva, los milicianos capturados y parte de la población civil fueron fusilados, sobre la marcha, en las calles, en los campos, en las cunetas de las carreteras, en las puertas de las casas, en las tapias de los cementerios o en cualquier lugar visible.

La columna de 8.000 refugiados andaluces que huían de las columnas africanas internándose en la provincia de Badajoz, encontraron cortadas las vías y se dividieron en 2 grupos, de 2.000 y 6.000 personas. Los nazionales los ametrallaron, más de 2.000 fugitivos cayeron prisioneros y fueron transportados a Llerena. Muchos centenares fueron capturados y muertos por partidas de guardias civiles y falangistas. Los prisioneros concentrados en Llerena fueron ametrallados en la plaza de toros.

Se establecieron lugares fijos para los fusilamientos, las tapias del cementerio y el arroyo Romanzal, donde se abrieron grandes fosas para enterrar a numerosos Republicanos, las víctimas caían en fila según les disparaban, los enterraban, y los iban apilando como sardinas. Mataban, quemaban, echaban, tapaban y volvían a echar, los vecinos podían reconocer a muchas cuerpos que aún asomaban días después. Durante años muchos familiares encontraban en la superficie objetos personales y algunos restos humanos. Las excavaciones recientes en fosas comunes del Arroyo Romanzal así lo han confirmado.


Los falangistas fueron a la casa de Encarna Ruiz y se llevaron a su madre María Morgado y después a su tía Cándida Morgado, embarazada y a punto de dar a luz para fusilarlas, sus cuerpos desaparecieron junto con otros muchos en la fosa del arroyo Romanzal. Igualmente fusilados los “Maltrana”, miembros de una misma familia. Hubo fusilamientos cerca del Instituto nuevo y en el cementerio, todos iban a parar a las fosas, echaban capas de tierra y cal, mataban y otra tanda. La orgía de violencia y terror de Llerena lleva el sello de Castejón, la marca de los africanistas. En su recorrido por las carreteras extremeñas los golpistas esparcían los cadáveres de los rojos, llegaron a colgar cabezas de los árboles. Los franquistas dejaron una horrorosa huella en Llerena, más de 330 Republicanos fueron asesinados, la cifra en realidad es mucho mayor, hay un gran número de fusilados que no se anotaron en el registro civil. Hay que añadir los muertos en la cárcel o fusilados.

Ha sido necesario el paso de los años para que fuera posible la colocación de un monumento en el cementerio de Llerena con los nombres de las personas fallecidas de las que existen datos. El 28 de abril de 2007 se realizó un homenaje y reconocimiento público para quienes sufrieron las consecuencias de aquel levantamiento militar de julio de 1936 y la larga dictadura franquista.

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