Una muestra sobre los brigadistas recrea la "masacre" franquista en Málaga

Ochenta años antes del éxodo sirio, más de 100.000 personas, incluidos niños, huyeron de Málaga acosados por las bombas del bando nacional, "una masacre" sobre la población civil conocida gracias a un médico canadiense, el brigadista Norman Bethune, cuyo coraje y solidaridad homenajea una nueva exposición.

Titulada "La huella solidaria. El legado del doctor Bethune y la ayuda de los voluntarios canadienses a la II República", se trata de una colección de fotografías y textos impactantes que la Sala Sur del Centro Cultural Conde Duque de la capital acoge hasta el 2 de abril sobre el primer caso documentado de medicina humanitaria.

"Esta exposición es un triunfo para Madrid. Todo el mundo conoce el paso de Hemingway por España, pero él no estuvo en trinchera alguna. Bethune, sin embargo, salvó muchas vidas y estuvo a 20 minutos del frente de Ciudad Universitaria", ha destacado hoy en la presentación Almudena Cros, presidenta de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, a los que está dedicada la muestra en el aniversario de su llegada al país.

Tres partes la integran. En primer lugar, una panorámica general de su vida, en la que se le presenta como "un médico reputado, con una vida confortable, que se dio cuenta de que no todo el mundo era igual ante la enfermedad, sino que dependía de la clase social; pero para él el dolor era universal y quiso curarlo", ha destacado Marisa Cales, directora de la Fundación Canadá.

"Yo no he venido a Madrid para derramar más sangre, sino a darla", escribió Bethune, que a su paso por Madrid, etapa en la que se centra la segunda parte de la exposición, organizó y llevó al frente el primer servicio de transfusión de sangre.

Finalmente las imágenes se detienen en un "hecho terrible y muy desconocido", la marcha de 200 kilómetros a pie de Málaga a Almería por una carretera "infernal" que no daba a basto para contener la riada humana, acosada por tanques, aviones y barcos que convirtieron aquello en uno de los episodios "más sangrientos" de la Guerra Civil.

"Fue una masacre, un ataque frontal a la población civil", ha aseverado Jesús Majada, comisario de la exposición, que incluye testimonios como el del entonces niño Rosendo Fuentes: "Fue un ensayo de lo que posteriormente sucedió en otras guerras", cuenta en uno de los paneles.

Bethune, que utilizó la furgoneta del reparto de sangre para desplazar más rápido a los menores y embarazadas, inmortalizó con imágenes y textos la miseria y el cansancio, el sol aciago y los restos de cañas de azúcar que eran el único sustento de los huidos.

"Él ayudó a dar la noticia de este trágico éxodo que fue un hecho vergonzoso para ambos bandos, tanto por la pésima defensa que los republicanos hicieron de Málaga como por el ataque franquista sobre la población, del que no se habló con la llegada de la Transición en aras del consenso", ha explicado.

Víctima de una septicemia, Bethune fallecería en 1939 por un corte que se hizo durante una operación de urgencia en la segunda guerra sino-japonesa, donde formó a médicos y enfermeros y se distinguió por atender por igual a combatientes de ambos lados, con el recuerdo imborrable de España.

"España es una herida en mi corazón, una herida que nunca cicatrizará. El dolor permanecerá conmigo, recordándome siempre las cosas que he visto...", relató.

Como complemento a la muestra, Conde Duque acogerá entre mañana y el 7 de febrero un programa de actividades que incluye proyecciones cinematográficas, lecturas dramatizadas y debates con la participación de escritores como Almudena Grandes, juristas como Carlos Jiménez Villarejo e historiadores como Mirta Núñez.

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