Paul Bernard en Barcelona, 1891-1893. Pinceladas de un hipotético terrorista.
Paul Bernard en Barcelona, 1891-1893. Pinceladas de un hipotético terrorista.:

Paul Bernard nació el 26 de diciembre de 1861 en la población francesa de Crest (Drôme). Huérfano desde temprana edad, su infancia fue difícil. En su juventud se asentó en Lyon, en donde destacó en el ramo de los panaderos como agitador. Estuvo trabajando de ello hasta que fue reclutado militarmente, en donde llegó alcanzar la graduación de sargento. En ese tiempo se casó por primera vez y tuvo dos hijos, aunque posteriormente, nuevamente se casará con una hija de un carpintero de Tannay (Nièvre), con quien tuvo varios vástagos más.

Una vez finalizada su etapa como militar residió en varias localidades, destacando entre ellas Lyon, siendo fundador en ella del grupo Les Vagabons. Relacionado con anarquistas como Octave Jahn o Ernest Nahon, destacó en diferentes conferencias y giras propagandísticas, o participando en congresos obreros y anarquistas, en donde Bernard destacó por ser partidario de los atentados y la dinamita como medio válido de lucha.

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Retrato de Paula Bernard en 1894. Fuente: The Met Museum

Por este tipo de actividades fue puesto en busca y captura, lo que provocó su exilio en Suiza, en donde se relacionó con otros destacados anarquistas como Lucien Weil, Luiggi Galleani, Pietraroja, Giuseppe Rovigo y el búlgaro Stojanov Peraskiev, con quienes firmó un manifiesto anarquista en tres idiomas. Su actividad en Suiza le comportó una orden de expulsión, mientras que era condenado en rebeldía en Francia el 22 de noviembre de 1890. Le fue impuesta una pena de dos años de cárcel y una multa de 100 francos, la misma que a su amigo Jahn, por provocation directe non suivie d’effets aux crimes de meurte, assassinat, pillage et d’uncendie et de provocation à des militaires pour les détourner de leurs devoirs1. En este contexto llegó al llano barcelonés, retomando así el contacto con el italiano Paolo Schicchi, con quien había entablado amistad en Suiza.

Bernard logró crear un grupo, el cual quería editar un periódico destinado a la comunidad francófona y anarquista del llano barcelonés. El nombre previsto para la publicación era Le Bandit. Sus buenas relaciones con el entorno anarcocomunista de Hugas, Sunyer, Borràs, Llombart o Baqué, hicieron que dicho proyecto propagandístico se fusionase con El Revolucionario, periódico que por entonces editaba el grupo graciense de Los Desheredados. Al proyecto también se sumó el entorno italiano de Paolo Schicchi, Luigi Ettore y otros italianos antimalatestianos. De esta forma nació El Porvenir Anarquista en los estertores de 1891.

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Número 1 de El Porvenir Anarquista. (Pulse para su descarga en formato PDF)

Durante su militancia en el llano, Bernard demostró tener buenas y poderosas conexiones con Francia, como serían el entorno de La Révolte de Grave y Kropotkin, o el ligado al periódico Le Père Peinard, de Émile Pouget. En ambos medios se encontrarán referencias de Bernard durante su estancia en Barcelona, considerándolo una de las figuras más destacadas del movimiento anarquista francés en el extranjero.

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Número 2 de El Porvenir Anarquista. (Pulse para su descarga en formato PDF)

En el contexto de la polémica contra Malatesta, originada tras la llegada de éste a Europa en 1889 y sus planteamientos partidarios de crear un partido, de corte anarquista y no parlamentario, que vertebrase la organización anarquista internacional, frente a los clásicos anarcocomunistas europeos partidarios de la acción dispersa, informal y espontánea mediante grupos, Bernard explicó los problemas personales que le acarreó este clima de polémicas con algunos compañeros de Sabadell, a unos 20 kilómetros de Barcelona. Tras la aparición el 15 de noviembre de 1891 del primer ejemplar de El Porvenir Anarquista, varios anarquistas de la localidad vallesana, encabezados por Manuel Capdevila, se mostraron contrarios a la línea emprendida por la publicación y sus acusaciones a Malatesta y los antiadjetivistas catalanes, quienes coincidían con Malatesta en muchos planteamientos. Bernard respondió que:

empezáis por llamarme Señor Director, cuando ya os dije que entre nosotros no lo había, así como tampoco ‘Administrador á 25 pesetas á la semana’; y habiéndose repetido que, si debiese elegir, preferiría ser una mierda, antes que Director.

¿Qué nos retiráis vuestra solidaridad? decís. Es perfectamente inútil. Nadie os lo había pedido. (…) La invitación de un amigo, me condujo a Sabadell; y habiendo ya fraternizado juntos una vez, y sabiéndoos anarquistas, era más que natural que pasase allí un tiempo en vuestra compañía.

Tal es lo que hice, y aproveché esta circunstancia para hablaros del periódico, próximo á aparecer [se refiere a El Porvenir Anarquista]. Nada más oportuno.

Os hallé revolucionarios, aun más allá de mis esperanzas; completamente decididos, y de acuerdo conmigo en todo.” 2.

Posiblemente un error interpretativo de la realidad local sabadellense por parte de Bernard, quien consideró que los anarquistas de Sabadell eran de índole similar a sus planteamientos, cuando allí, como en otras poblaciones, existían anarquistas colectivistas, antiadjetivistas, malatestianos y comunistas clásicos. La respuesta de Capdevila, en sintonía con otras declaraciones similares de otros entornos anarcocomunistas y anarquistas, no entendían el tono agresivo del periódico hacia la figura de Malatesta, respetada y querida por gran parte de la militancia libertaria. Dichas polémicas recordaban a las acontecidas en los peores años de las escisiones de la FTRE a inicios de la década de 1880. De hecho, desde las páginas del Porvenir Anarquista, el italiano Schicchi llegó a retar a duelo mortal a la figura italiana.

En cualquier caso, Bernard sostenía que estaban en contra de alzar a la categoría de líderes a compañeros, fuese quienes fuesen, una clara alusión al rol de Malatesta, y expresó su malestar por la negación, el 18 de noviembre de 1891, del uso de la palabra en la conferencia pública donde intervinieron Malatesta y otros anarquistas, quienes por entonces estaban de gira propagandística por España.

Tras ser detenido por resultar implicado en el atentado de la Plaça Reial, Bernard fue quien más tiempo permaneció en prisión, concretamente hasta el final de la primavera o el inicio del verano de 1893. No llegó a ser juzgado, por lo que su tiempo en prisión fue en toda regla un abuso3.

Durante su cautiverio dejó constancia de ello en periódicos como La Révolte, en donde envió  una carta fechada a 23 de junio de 1892, exponiendo que había sido detenido sin pruebas, torturado y que su  pareja sentimental de entonces, había sido brutalmente asesinada:

pauvre compagne que j’avais laissée malade avec mont enfant de quatre ans est morte le 5 avril dernier après avoir été odieusement torturée par les mouchards espagnols; c’est d’ailleurs à eux seule que la mort de ma chère compagne doit être attribuée: c’est un horrible assassinat, mais un assassinat légal, que, seule, peut punir l’illégalité. (…) son corps était á l’hópital les autorités de cé pays mandit ont lancé leur clergé â la curde qui a enlevé le cadavre secrétement, deux heures avant celle fixée pour l’enterrêment civil payé par les camarades anarchistes4.

También afirmó que tras cinco meses del atentado toda la redacción del periódico aún permanecía detenida5. No fue la única misiva que envió a sus compañeros parisinos, a finales de septiembre, cuando ya llevaba ocho meses encerrado sin ni tan siquiera una acusación firme fundamentada en alguna prueba, escribió otra carta que refleja lo duras que eran las condiciones en los presidios españoles por entonces, cuando afirmaba que non seulement on nous donne une nourriture de moitie au moins insiffisante, mais si exécrable que les chiens n’y résistent pas -nous en [inteligible] eu la preuve qui a été tentée par un de nos compagnons de chaine-. Avec cela, la gale, la teigne, la syphilis et nombre d’autres maladies contagieuses nous guettent avec tant de sureté que plus de quatre-vingt.quinze pour cent des hommes sont converts de plaies et la vue de leurs corps est hideuse. Nos sommes obligés de dormir par terre cote a cote avec eux, de respirer le même air, de nous faire mordre par la méme vermine, grouillante et puante6.

En 1893 pudo salir en libertad, colaborando tras ella en periódicos como La Revancha, de Reus, aunque unos poco meses después volvió a residir en Francia. Allí junto a otros compañeros y con capital de un primo suyo, montó una pequeña fábrica o taller de herramientas, el conocido molino Vesves, en Tannay. Alrededor de esa empresa se aglutinaron la mayor parte de los anarquistas de la zona, aspecto que no tardó demasiado tiempo en alertar a las autoridades. Sin embargo el proyecto murió por la enemistad surgida entre dos de sus principales impulsores, el mismo Bernard y un tal Guyard, quien acabaría siendo un simple soplón policial. Esto provocó que inmediatamente tras su llegada a Francia, él y su entorno fuese vigilado y reprimido.

Fue procesado en el famoso proceso de los Treinta, iniciado en agosto de 1894, un proceso amparado por las leyes antianarquistas francesas, las lois Scélérates7. El motivo del mismo no era otro que la mera persecución del anarquismo por ser considerado por si mismo un movimiento político delictivo. La excusa que utilizó el poder francés fue que estaban involucrados en una conspiración. Junto a Bernard se detuvieron a personalidades tan destacadas como Louise Michel, Félix Fénéon, Jean Grave o Sébastien Faure.

Absuelto tras el juicio, continuó en Tannay hasta que los anarquistas cerraron la empresa que habían montado en 1896. Activo dentro del anarquismo en los siguientes años, lo que le provocó continuar estando en las habituales listas de sospechosos policiales, a inicios del siglo XX su rastro se empieza a perder, aunque el tiempo vivido en el llano barcelonés, especialmente por la dureza del encierro y el asesinato de su compañera, dejaron huella en su personalidad y reafirmaron sus convicciones anarquistas.

Citas

1 R.D. “BERNARD, Paul, Auguste”. En: VV.AA. Dictionnaire des militans anarchistes, Dictionnaire International des militans anarchistes, 2006.
2BERNARD. Paul. “Letra abierta á todos los anarquistas de Sabadell…”. En: El Porvenir Anarquista, 20/12/1891, p.2.
3Meses antes de su detención por los sucesos de la Plaça Reial, ya sufrió una detención en Barcelona, aunque salió en libertad en poco tiempo. Según afirmaba Ramon Sempau, a mi entender erróneamente, Ramon en Los Victimarios, durante su estancia en Barcelona estaba gravemente enfermo e inactivo del activismo anarquista.
4BERNARD, Paul. “Espagne”. En: La Révolte, 1-7/07/1892, p.3.
5La ausencia entre los detenidos de personalidades como Martí Borràs o Sebastià Sunyer podía indicar que no participaron en dicho proyecto o que se desmarcaron. Aspecto extraño si tenemos en cuenta que Sunyer en El Perseguido y otros medios ácratas era el contacto visible de dicho periódico, mientras que Borràs defenderá los posicionamientos del periódico en las páginas de La Controversia en 1893. Otra posibilidad es que Bernard afirmase tal cosa con el objetivo de no perjudicar a compañeros que no habían sido procesados.
6BERNARD, Paul. “Espagne”. En: La Révolte, 2-28/10/1892, p.4.
7Fueron un conjunto de leyes antianarquistas promulgadas en Francia entre 1893 y 1894. La primera se aprobó tres días después del atentado de Auguste Vaillant contra la Cámara de Diputados francesa. Sirvieron para reprimir y negar casi cualquier actividad pública al anarquismo, curiosamente estuvieron vigentes hasta el año 1992, cuando fueron derogadas. Llegaban a prohibir el uso de palabras como “anarquía” o “anarquista”. A menudo se afirma que en ese contexto los anarquistas, con el objetivo de evitar la represión, empezaron a utilizar la palabra “libertario” y derivadas para saltarse las restricciones legales.



Conjuntos originales:

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